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Alonso y McLaren: camina o revienta

Ahora que Alonso ya descansa en su casa de Asturias y que la FIA ha abierto una investigación para intentar esclarecer qué ocurrió en el extraño accidente de Barcelona, toca plantearse qué papel pueden desempeñar Fernando y McLaren en el Mundial 2015

Fernando Alonso, salidendo del hospital tres días después del accidente sufrido en Montmeló. / Alejandro García (EFE)

Fernando Alonso, salidendo del hospital tres días después del accidente sufrido en Montmeló.

Madrid

De inicio, la alianza anglo-japonesa parte con una importante desventaja. A expensas de lo que ocurra en los 4 días de entrenamientos que quedan, McLaren-Honda ha rodado la tercera parte que Mercedes, lo cual, en un coche nuevo, supone un inconveniente importante. De hecho, por lo visto hasta ahora, resulta imposible descifrar cuál puede ser el potencial real de la “obra maestra creada por Peter Prodromou”, como bautizó Ron Dennis al MP4-30.

Después de dos años sin victorias, en Woking, la factoría de McLaren, han decidido apostar fuerte. Han fabricado un coche extremadamente compacto, con un diseño minimalista de algunos componentes y muy agresivo. La historia demuestra que allí saben cómo hacer un buen coche. De la eficacia y capacidad de Honda tampoco hay dudas. La incógnita radica en el modo de ensamblar la unidad de potencia japonesa con el diseño británico y, sobre todo, cuándo conseguirán la fiabilidad que les permita exprimir al máximo las virtudes de un monoplaza tan innovador

Hasta ahora, los llamados problemas de juventud han venido, básicamente del conocido como MGU-K, una parte de la unidad de potencia que, en síntesis, es una versión mejorada del antiguo KERS, encargada de transformar la energía que se genera en la frenada en electricidad para aportar un plus extra de energía al coche. Honda, de momento, no ha sido capaz de solucionar el problema y McLaren ha anunciado que utilizará piezas propias para mejorar su rendimiento

Fernando Alonso, en los entrenamientos de pretemporada en Montmeló.

Fernando Alonso, en los entrenamientos de pretemporada en Montmeló. / Dan Istitene

Fernando Alonso, en los entrenamientos de pretemporada en Montmeló.

Fernando Alonso, en los entrenamientos de pretemporada en Montmeló. / Dan Istitene

La consigna, desde que el nuevo bólido vio la luz, es paciencia. Dennis ya ha dicho que habrá que esperar 2 o 3 carreras para saber dónde hay que poner el listón de la exigencia y el objetivo para este año.

La intuición de algunos expertos indica que, superadas las turbulencias de las primeras carreras y cuando logren encontrar la fórmula para hacerlo fiable, el coche será muy rápido y competitivo ¿Tanto como para pelear con Mercedes? Hay quien piensa que sí, pero para ello ingleses y japoneses deberán encajar las piezas del puzzle sin romper el jarrón de Ming que lleva encima. Si todo sale según su plan, tras la paciencia llegará la confianza, después el entusiasmo y, al final, el éxito. Ellos creen que 2016 será su año.

Alonso ha arriesgado con el cambio de bando y si lo ha hecho es porque cree que la apuesta elegida es ganadora, pero para ser campeones hay que caminar por el alambre sin dar un paso en falso. Derribar la torre alemana es el objetivo. La cuenta atrás ha empezado.

 
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