Un psicópata llamado Juan Tenorio
Un don Juan contemporáneo, despojado de polvo y barnices, a ritmo de blues y sin una pizca de ese “romanticismo malentendido” que le ha convertido en un icono de seducción
Madrid
Llega al Teatro Pavón de Madrid el 'Don Juan Tenorio' de Zorrilla, con versión de Juan Mayorga, José Luis García Pérez como protagonista y Blanca Portillo en la dirección. Un don Juan contemporáneo, despojado de polvo y barnices, a ritmo de blues y sin una pizca de ese “romanticismo malentendido” que le ha convertido en un icono de seducción.
Juan. Juan Tenorio. Sin don. Sin ética, sin moral, sin principios. Un hombre sin empatía, enfrentado a la humanidad de los demás, un hombre que engaña y asesina. Y se jacta. Y compite por ello. Y lo hace sin causa ninguna. El héroe ha muerto. Es un “destructor social”, según Blanca Portillo: “Todo lo que dice es falso, así que esa imagen que tenemos de hombre que cambia y se convierte en un gran enamorado que salva su vida a través del amor yo no me la creo”.
Don Juan Tenorio ha acompañado durante años a la directora del montaje, que admite que nunca ha podido entender “cómo un personaje así se ha convertido en un mito, en un icono abanderado de la libertad y la transgresión, la representación del seductor de mujeres como valor en sí mismo”.
Cree, además, que tras las palabras de Tenorio siempre ha habido “un modelo de destrucción, de falta de empatía, de crueldad, de desprecio por la vida ajena y de incapacidad para construir”. Así que, definitivamente, Tenorio no es un héroe. “No es un buscador de belleza”, tampoco es “un luchador en busca de un mundo mejor”. Juan Tenorio (don es un tratamiento de respeto que no merece, dice la Portillo) es “un psicópata”.
Para Juan Mayorga, autor de la adaptación, Tenorio es “un hombre áspero, sucio, violento, pero al mismo tiempo fascinante, en un mundo también sucio, áspero y violento donde la compasión es rara”. Mayorga señala que no hay que revisar a los clásicos, sino releerlos, y dice haber trabajado desde la "doble fidelidad" al texto original y al espectador contemporáneo, con la teatralidad como máxima y el carácter "extremadamente conflictivo" de un personaje "que a todos pone en peligro".
Mayorga también coincide en describirle como un psicópata: "Se le ha visto como a alguien envidiable pero no es un transgresor ni un hedonista sino un psicópata; lo que más le interesa es hacer una lista de a cuántas personas ha arrasado y (sin embargo) es la figura más exitosa y conocida del teatro español, un mito reconocible en cualquier lugar".
José Luis García Pérez es Juan. Juan Tenorio. Un personaje a quien tampoco justifica: "un personaje rebelde sin ninguna causa, solo destrozar todo lo que le rodea y, en último término, a sí mismo".
¿Tuvo Juan Tenorio una infancia desgraciada? ¿Le educaron para ser un psicópata? ¿Tiene algo que ver este Tenorio con todos nosotros? La Portillo dice haberse formulado estas preguntas y alude a la ausencia de una madre y a la presencia del padre: “Nadie es cómo es porque sí (…) un ser humano se genera en la infancia, tiene que ver con la educación; hay un personaje presente en la función y en la vida de Juan que es su padre, un anciano dolido por la acción de su hijo. (Juan Tenorio) de algún lado ha mamado, ha sido educado para que su respuesta social sea ésta”. Según Blanca Portillo, el personaje de Zorrilla “quiere destruirse a través de la destrucción, o quiere emular, o superar o rebelarse contra algo que ha mamado desde niño”. Y añade, “nuestro país es hoy como es porque ha tenido una educación y unos padres que nos enseñan a ser de una determinada manera”.
Blanca Portillo y Juan Mayorga proponen una relectura del mito y un ejercicio de desmemoria sobre lo visto durante años en los escenarios. No esperen ver fantasmas en este Tenorio, -quizá sólo los de la conciencia- pero tampoco esperen un final feliz: “no lo salva ni el amor, ni dios ni la paz ni la caridad. Nada lo salva”.