Otro festín del Real Madrid

Como se esperaba el Madrid ganó y, como se esperaba también, fue muy superior al Cruz Azul mexicano, que le puso pundonor y poco más. Era ésta una batalla entre fuerzas tan desiguales que el equipo de Ancelotti goleó a medio gas. No necesitó más. Pero hubo alguno que se marchó con el gesto torcido. Fue Cristiano, que esta vez no marcó, a pesar de que su típica insistencia. De rabona, de falta, de cabeza, de todas las formas posibles, pero el gol no llegó.

El partido se le puso de cara al Madrid casi sin quererlo. A punto de cumplir el primer cuarto de hora Sergio Ramos marcó de cabeza en el centro del área chica tras una falta botada por Kroos.  A más de uno le recordó ese cabezazo al de aquel del minuto 93 de Lisboa.

El Madrid había dado cancha hasta entonces a los mexicanos como se la da un padre a un hijo en el patio de casa, pero como pasa en esos juegos el padre marca al hijo sin desearlo ni buscarlo. El segundo cayó pasada la media hora. La empujó Benzema y lo fabricó Carvajal. El madrileño, que está portentoso, corrió la banda hasta llegar a la línea de fondo y picarla atrás donde esperaba el francés.

Estaba el Madrid muy cómodo y no parecía que nada pudiese sobresaltarse pero Pavone ganó en una jugada la espalda a Ramos, que lo derribó de forma tosca en el área pequeña. Penalti a favor de los mexicanos. Que ni por esas marcaron. Paró Casillas, que como en Almería, adivinó donde iba tirada la bola y la repelió. Segundo penalti que el Iker para en cinco días. Qué lejanos parecen ahora quedar esos días en los que se cuestionaba al capitán.

Tras el paso por el vestuario, más de lo mismo. Se acababa de inicio el segundo acto cuando en una de las jugadas favoritas de este Real Madrid, el contragolpe, Benzema encontró a Cristiano, que avistó a  Bale en el área de peligro, y éste hizo el tercero. Punto y final.

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El cuarto fue una genialidad de Isco, jugador tocado por una varita mágica. Paró el tiempo con un recorte dentro del área y ajustó la bola a un poste. Imposible para Corona. Que sólo pudo seguirla con la vista.

Otra goleada más. Otra victoria más. Y ya van 21 seguidas. Si el sábado llega otra, supondrá también un título, el del Mundial de Clubes, el que en teoría  entronizará al Madrid como mejor club del mundo.