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25 años de la caída del Muro de Berlín

Así nos contaron la reunificación alemana

Ciudadanos del Oeste observan cómo guardias de frontera del Este proceden al derribo del muro el 11 de noviembre de 1989 / GERARD MALIE (AFP)

Ciudadanos del Oeste observan cómo guardias de frontera del Este proceden al derribo del muro el 11 de noviembre de 1989

Berlín

El cine, la literatura, la música y el periodismo han jugado un papel fundamental en la construcción del relato de la caída del Muro de Berlín que ha llegado a nuestros días. Un cuarto de siglo después, los historiadores analizan la mayor y menor fortuna con la que las diferentes disciplinas han contribuido a escribir una historia en la que la República Democrática Alemana representa con frecuencia un papel residual que se adorna con numerosos clichés y variopintas leyendas.

La Alemania del Este ve reducidos a menudo sus 45 años de historia a una realidad con cierto aire épico en el que abundan los espías, los informantes de la Stasi y los destinos personales trágicos pero en la que apenas se abordan las exigencias de cambio de los ciudadanos orientales, que reclamaban una sociedad más libre y abierta al mundo.

“El problema es que la presentación de la historia reciente de Alemania se ha reducido simplemente a lo ocurrido el 9 de noviembre”, asegura a la Ser el historiador de la Universidad Libre de Berlín Stefan Bollinger, quien recuerda que la “profunda crisis” que sufría la RDA a finales de los 80 llevó a los ciudadanos del este a salir a la calle a protestar para exigir reformas. “Había una crisis de confianza, una crisis política y una crisis de modelo económico. La idea no era hacer caer el muro y lograr la reunificación, los ciudadanos de la RDA demandaban más democracia en el Este y la aplicación de reformas económicas, querían renovar la República Democrática Alemana”, recalca Bollinger.

“El problema es que la presentación de la historia reciente de Alemania se ha reducido simplemente a lo ocurrido el 9 de noviembre”

En este sentido, el historiador cita la masiva manifestación que tuvo lugar el 4 de noviembre de 1989 (tan solo cinco días antes de la caída del muro) en la céntrica plaza berlinesa Alexanderplatz, en la que más de medio millón de ciudadanos del este, entre ellos muchos intelectuales, se movilizaron a favor de reformas políticas y libertades individuales. “La apertura del muro fue relativizada en los medios, que transmitieron la idea de que los ciudadanos del este solo salieron a la calle para pedir que cayera el Muro de Berlín”, señala.

Según Bollinger, esta transmisión de la historia está directamente relacionada con cómo se llevó a cabo el proceso de reunificación. 

“Los políticos del oeste asumieron las responsabilidades clave durante la reunificación. fue la República Federal Alemana fue la que escribió la historia"

La transmisión de la historia está relacionada con cómo los vencedores escriben la historia”, arguye el profesor de la Universidad Libre de Berlín.

Esta es una visión que comparte Peter Steglich, antiguo embajador de la RDA en Suecia. “En Alemania no hubo reunificación, sino absorción del este por parte del oeste”, asegura. En su casa de Berlín, cercana a la plaza de Alexanderplatz, Steglich recuerda para la Ser como una vez que cayó el muro, los políticos y funcionarios del oeste, provenientes de Bonn, subieron rápidamente varios peldaños en el escalafón. “A los trabajadores de la RDA se les acusaba a menudo de ser cercanos al régimen y prescindían de sus servicios”, asegura. Él mismo recibió una carta de despido y de un día para otro pasó a estar desempleado.

“Sólo se quedaban con trabajadores de la RDA que eran realmente imprescindibles para la consecución de sus objetivos, el resto eran despedidos"

"Es impresionante, porque los trabajadores del este tenían a menudo una muy buena formación académica, Merkel es un ejemplo de ello, pero quienes asumían puestos de responsabilidad eran ciudadanos del oeste más mediocres”, recuerda.

Paradójicamente, los designios de Alemania están hoy regidos por dos ciudadanos del este. La canciller Angela Merkel y el presidente Joachim Gauck, son según los expertos, dos excepciones que confirman la regla.

 
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