Los nuevos actores políticos piden sitio
Los seculares de Nidá Tunis tendrán la mayoría en el nuevo parlamento, según los resultados oficiales que se deberían publicar este martes
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Simpatizantes de Beji Caid Essebsi, líder del movimiento tunecino Nidaa Tounes, celebran tras conocerse los resultados preliminares de las elecciones legislativas, en Túnez / MOHAMED MESSARA (EFE)
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Nidá Tounis, una novísima y ecléctica formación, tendrá una mayoría de asientos en el parlamento. Los islamistas de Ennahda han aceptado con deportividad su derrota. Adelantándose a los resultados oficiales, el presidente del partido, Rached Ghannouchi, felicitó este lunes a Essebsi, como mostraba la fotografía tuiteada por la hija del primero:
Los resultados hacen pensar en la formación de alianzas, o al menos de acuerdos programáticos. Hay quien habla incluso de una gran coalición entre Nidá Tunis y Ennahda, pero el presidente de la formación secular, Beji Caid Essebsi, lo descarta, recordando que, en los tres años y medio que ocupó el poder, la formación islamista no estuvo a la altura de la responsabilidad. "Su rendimiento fue negativo", ha declarado Essebsi, " y se quedaron en el poder tres años, cuando debían de consolidar la transición en un año".
Nidá Tunis (la llamada por Túnez) es una formación nueva. De caracter moderadamente conservador, surge en el 2012 con la idea de ofrecer una alternativa electoralmente potente al islamismo. Entre sus cuadros y militantes hay miembros del antiguo régimen dictatorial de Ben Alí, profesores universitarios, sindicalistas y hombres de negocios.
El parlamento surgido de estos comicios elegirá al primer ministro. Según la nueva constitución, el poder en Túnez se reparte entre él y el presidente. Las elecciones presidenciales se celebrarán en un mes.
El nuevo parlamento, como ha recordado en la Cadena SER Amine Ghali, director del Centro para la Transición a la Democracia Kawakibi tendrá el enorme reto de consolidar la democracia y la ingente tarea de la reforma económica. "Las dos son enormes tareas y necesitan mucho esfuerzo y mucho consenso", apunta, "pero el parlamento no debe de ahorrar esfuerzos, porque si fracasa en estos dos asuntos, podremos decir que la transición en Túnez está en cuestión".
Aunque finalmente, al verse contra las cuerdas, Ennahda dio paso a un gobierno tecnócrata, los tres años y medio que estuvo en el poder han dejado un mal sabor de boca. Su intento de reislamizar la política se concretó en un clima de tolerancia hacia la violencia y el extremismo religiosos, que desembocaron en hostigamientos y asesinatos de políticos izquierdistas como Chokri Belaid y Mohamed Brahimi. Sumado a esto, el nepotismo, la incompetencia, la inflación y el desempleo colmaron la paciencia de los tunecinos. La crisis se solventó cuando tras un proceso de diálogo, Ennahda dio paso a un gobierno tecnócrata.