Las políticas económicas que hundieron Glasgow
En la semana del referéndum visitamos esta antigua ciudad industrial escocesa en la que ahora el 30% de las familias tienen a todos sus miembros en paro
Toda la campaña del referéndum de independencia de Escocia está prácticamente centrada en lo económico, y si hay un periodo económico que los escoceses no olvidan es en el que Margaret Thatcher fue primera ministra.
Aunque Glasgow es hoy más conocida por ser un sitio de ocio y compras y por albergar las principales sedes bancarias, hasta hace poco era el foco industrial más importante del país.
Las políticas industriales de Margaret Thatcher no se han olvidado en Escocia. La retirada de subvenciones a los sectores estratégicos, el fomento de la deslocalización y la retirada de poder a los sindicatos llevaron al cierre a muchas de las industrias allí asentadas.
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Pat Rafferty, el secretario General del sindicato 'Unite the Union' en Escocia, nos contaba cómo afectaron las políticas thactheristas a Glasgow. "La desindustrialización ha afectado de pleno. Antes teníamos enormes astilleros y siderúrgicas que con el tiempo han quedado totalmente devastadas. Se siguen haciendo algunos barcos, pero no es ni una sombra de lo que se hacía en los setenta".
Una ciudad devastada por el desempleo
Desde que cerraran las empresas industriales, el número de desempleados se ha multiplicado. Hoy Glasgow tiene una tasa de paro dos veces mayor que la media del país. También ha aumentado dramáticamente el consumo de drogas y alcohol.
El sindicalista Pat Rafferty no duda en concluir que el alto desempleo y el consumo de estas sustancias están relacionados.
La ciudad más poblada de Escocia es, además, una de las ciudades más desiguales de todo el país. En algunas zonas la esperanza de vida se sitúa en los 54 años, la más baja de todo Reino Unido. Se calcula que aproximadamente un 33% de los niños viven en la pobreza.
Uno de los barrios más afectados es Govan a unos diez minutos del centro de Glasgow. Govan en su día tenía minas, compañías textiles y navieras, que hoy prácticamente han desaparecido. Dando una vuelta por la zona se observa el deterioro de la ciudad. Una de las calles principales del barrio está llena de bajos comerciales, en su mayoría cerrados desde hace tiempo. Pero lo que más llama la atención son los que sí siguen abiertos. En la misma manzana encontramos tiendas de segunda mano para obras de caridad, una casa de apuestas y un centro para la búsqueda de empleo.
En una de las tiendas de segunda mano nos encontramos con Hilda Finney, una anciana de 76 años que lamenta lo mucho que ha cambiado el barrio en el que creció. "Goven ha cambiado dramáticamente, hace años la industria de los astilleros funcionaba pero ahora ya no. La gente que vivía en Glasgow fue abandonado poco a poco esta zona y aunque luego llegaron muchos de fuera, Goven está muerto". Le preguntamos si va a votar en el referéndum y dice que sí, pero se confiesa indecisa. Dice que es una mujer de fe y que reza para que salga lo que salga, sea lo mejor para Escocia.