8 maravillas del Perú incaico
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Perú atrae cada año a miles de viajeros fascinados por el mito de antiguas civilizaciones. Aquí van ocho hitos imprescindible para descubrir el Perú de los incas. Algunos de ellos los visitaremos en el viaje que organizamos con nuestro experto, Paco Nadal, del 1 al 11 septiembre. Aún quedan plazas, ¿te apuntas?
En Perú hay varios ríos donde se pueden hacer rafting comerciales pero muy adrenalínicos. El más recomendable y asequible –por su ubicación- es el Urubamba, que cruza toda la región del Cuzco. El río cambia varias veces de nombre durante su recorrido –Huambutiyo, Vilcanota, Cusipata- antes de convertirse finalmente en el Ucayali y desembocar en el Amazonas. Los descensos más tranquilos y asequibles, aptos para todos tipo de público, se localizan entre Pisac y Ollantaytambo, con rápidos de clase III y a veces IV, intercalados con zonas tranquilas de aguas mansas donde darse un baño rodeado por un paisaje de maizales y pueblecitos de adobe en los que la vida ha variado poco desde época precolombina. Por debajo de Ollantaytambo el Urubamba se estrecha y sus aguas se encrespan. Es el cañón de Toronto y, una zona más accidentada y con rápidos muy violentos apta sólo para deportistas expertos. En época de lluvias (de diciembre a finales de marzo) la peligrosidad de los rápidos aumenta.
Casi todas las agencias de viaje de Cuzco y los pueblos del valle Sagrado ofrecen excursiones de un día con almuerzo para hacer rafting en el Urubamba. Basta con reservar el día anterior
Machu Picchu es la visita ineludible del Perú incaico. La ciudadela de piedra más famosa de América permaneció 400 años olvidada y sepultada por la maleza en las cumbre de la selva del Urubamba, entre laderas escarpadas a medio camino entre las cimas nevadas de los Andes y la selva del Amazonas. Hoy la idea más aceptada es que Machu Pichu fue un centro ceremonial. Una pequeña ciudad construida en tiempos del inca Pachacutec que constaba de varios templos, unos 200 hogares para cerca de 1000 residentes y terrazas agrícolas que abastecían a la población. Por qué la abandonaron sus habitantes sigue y seguirá siendo un misterio. Un enigma que acrecienta la magia de lugar.
Un camino empedrado unía la ciudad sagrada de Machu Picchu con Cuzco. Una ruta entre montañas que los incas se apresuraron a destruir para que no la utilizarán los españoles. Hoy se la conoce como el Camino del Inca, la ruta senderista más famosa de Sudamérica. Una manera de alcanzar la ruinas más lenta que el tren, pero mucho más auténtica. Tiene un total de 82 kilómetros y se necesitan cuatro días para hacer el camino completo desde Cuzco (también hay trekking organizados de dos días). La mejor época para hacerlo es de mayo a octubre, la temprada seca. Cierra solo durante el mes de febrero para reparaciones.
El Camino del Inca está muy regulado y solo se autoriza la estancia de 500 personas/día. Para la temporada alta hay que reservar y pagar con mucha antelación. Hay varias agencias autorizadas a esta gestión, como por ejemplo www.camino.inca.com
Nueve siglos lleva en pie Cuzco, una de las ciudades más fabulosas de Sudamérica. Primero como capital del imperio de los incas, que le dieron su nombre en quechua: el ombligo del mundo. Después como asentamiento de gran importancia para los conquistadores españoles. Y ahora, como emblema de la cultura mestiza del Perú. Sobre los cimientos pétreos de las construcciones incas se elevan templos y palacios coloniales españoles y edificios civiles de la República. Una yuxtaposición de estilos que se palpa también en el paisaje humano, en las fiestas y en las manifestaciones religiosas de la ciudad.
Otra de las visitas imprescindibles en Cuzco es la exposición permanente de la obra del gran fotógrafo peruano Martín Chambi, ubicada en la segunda planta del Scotia Bank (Palacio del Inka Tupac Yupanqui, calle Maruri, 315). Chambi fue el gran retratista de la burguesía criolla peruana y documentalista excepcional de la conciencia indigenista. Desarrolló toda su labor artística en Cuzco a partir de 1920, aunque nació muy lejos de aquí, en una aldea aymará del lago Titicaca, en el seno de una humilde familia de agricultores quechuas. Como retratista Chambi supo captar las tensiones que sacudían su entorno. Una sociedad dividida entre un pasado glorioso y un presente de atraso y abandono. Entre una casta dirigente que disfrutaba de la vida en sus espléndidas casonas y haciendas y una clase indígena que vivía en la miseria. Sin embargo, muy pocos turistas saben de la existencia de esa exposición que la fundación presidida por su nieto mantiene en la sede del Scotia Bank. En ella pueden verse sus mejores imágenes, todas en positivados de gran tamaño y alta calidad. Una forma única de sumergirse en el Cuzco del siglo pasado. Más info en http://www.martinchambi.org
La mejor manera de viajar entre Cuzco y Puno, las dos grandes ciudades de los Andes peruanos es a bordo del Andean Explorer, uno de los trenes turísticos más lujosos de Perú. Lo regenta la misma compañía que opera el tren de Machu Picchu y une tres veces a la semana en ambas direcciones la ciudad monumental de Cusco con Puno, capital del lago Titicaca. El viaje dura 10 horas a través de los paisajes más espectaculares de la puna, el desolado altiplano andino. Para ello el ferrocarril se ve obligado a remontar el río Vilcanota, superar un collado de 4321 m de altitud y desfilar entre grandes picos de nieves perpetuas. Toda una experiencia al ritmo sosegado del ferrocarril tradicional. Más información en http://www.perurail.com
Un mar muy cerca del cielo. Eso es el Titicaca, es el lago navegable más alto del mundo. Tiene una altitud media de 3.800 metros y sus 177 km de largo lo convierten en la masa de agua continental más grande de los Andes. Repartido entre Perú y Bolivia, el Titicaca está habitado por pueblos singulares. Uno de ellos son los uros, pescadores que llevan viviendo desde hace generaciones sobre islas flotantes que ellos mismos construyen a base de totora, una especie de junco acuático que crece en el lago. Los uros nunca pisan tierra firme, excepto para comprar algunos víveres, y subsisten de la pesca, de la totora y de la venta de recuerdos a los turistas que llegan a sus islas flotantes.
Interesantes son también las comunidades quechuas que viven en algunas de las 36 islas que emergen del lago, como las de Taquile o Amantaní. Son comunidades muy cerradas y muy puras, que apenas chapurrean el español, y que no permitieron la llegada de touroperadores o cadenas hoteleras a sus islas. Los visitantes son repartidos en un sistema de turnos por las casas de la comunidad, donde se les ofrece comida y alojamiento. Al atardecer la comunidad de Amantaní invitan a sus huépedes a subir hasta la cumbre de la isla, a 4150 m de altitud, donde reposan los restos de un templo que los incas dedicaron al Pachatata, la energía que fecunda la tierra y que representa a la masculinidad. El templo es también la mejor atalaya para disfrutar de una puestas de sol inolvidable sobre el Titicaca.
Un abismo se abre al sur del Perú, a los pies del gran volcán Ampato. Es el cañón del río Colca, el segundo más profundo del mundo, con un desnivel aproximado de 3.400 metros. Las cumbres nevadas de volcanes de más de 6000 metros de altitud siluetean un cielo limpio y transparente por el que es fácil ver volar a los cóndores.
El cañón del Colca es una de las maravillas de la naturaleza de Perú, y también de las más desconocidas por su difícil acceso. La única vía de entrada es una carretera asfaltada hace apenas una década que nace en Arequipa y que tras salvar un collado de 5000 metros de altitud desciende hasta Chivay, la capital del valle. Al Colca se suele ir para disfrutar de su naturaleza exultante, para caminar por la red de senderos que recorrer las angosturas del cañón y para disfrutar de la panorámica desde el mirador de la Cruz del Cóndor, un balcón natural a 3.287 metros de altitud donde es fácil ver volar a esta enormes aves carroñeras, el símbolo de los Andes. Los pueblos del valle ofrecen también deliciosas muestras de la arquitectura religiosa colonial. Templos como el de Lary, llamado la catedral del Colca por sus grandes dimensiones; el de Coporaque o el de Maca destacan por su sencillez constructiva y por el detallismo de su decoración interior en yeso.
Más información sobre Perú en: http://www.peru.travel/es-es