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ENTREVISTA

Rafael Ruiz: "La profesión del actor necesita una formación y una técnica"

Entrevista con Rafael Ruiz, director de la RESAD, la escuela de teatro más antigua de España y una de las más prestigiosas de Europa.

Fachada de la RESAD. Edificio inaugurado en 1998(RESAD)

Rafael hace un alto en su ajetreado día -confiesa que no más que otros- para atender la entrevista que no se lleva a cabo en su despacho, sino en otro menos concurrido y, por ende, más silencioso. Él es el encargado de capitanear una de las instituciones españolas públicas de mayor prestigio en Europa en lo tocante al teatro y al arte de la interpretación: la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD).

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Desde 1831, año en el que la reina María Cristina impulsase la creación del llamado Real Conservatorio de Música y Declamación, esta institución ha tenido casi tantos nombres como localizaciones: el Teatro Real, el Teatro María Guerrero , institutos, palacetes... han acogido en estos más de 180 años a sus profesores y alumnos.

Una institución que ha sido testigo de cómo la sociedad ha ido valorando y prestigiando al profesional que entrega su vida al arte de la comedia, ya sea como actor, como director, como creador o como escenógrafo. Son las cuatro grandes especialidades formativas de la RESAD a día de hoy.

Rafael incide sobremanera en la calidad de la educación que se imparte en la RESAD. Defiende su carácter público como elemento básico para que este centro pueda seguir aspirando a los mismos niveles de exigencia. Para ello es necesario, además, que las administraciones públicas de las que depende la RESAD echen la tijera de los recortes a un lado y adecuen sus presupuestos o la manera de conseguir ingresos al siglo XXI.

Pero si hay algo en lo que el director de la RESAD hace hincapié es que un actor, un dramaturgo, un escenógrafo o un director de escena no puede serlo sin una preparación, sin una formación, sin un esfuerzo y sin una dedicación que le haga aprender y valorar el oficio al que pretende dedicar el resto de su vida.

¿Es fácil dirigir un centro de artistas?

No [ríe]. Es complicado porque las especificidades de cada enseñanza son grandes. Tenemos 35 aulas y 10 tipos distintos de clases: unas necesitan ordenadores, otras focos, otras aulas necesitan suelos de madera y barras... Tenemos además dos teatros y un departamento de producción de espectáculos. Además de todo eso, hay que gestionar profesores, alumnos... y 55 trabajadores de personal no docente.

¿Cuánto vale la matrícula, becas aparte, para un chaval que pasa del bachillerato a estudiar en la RESAD?

Independientemente de becas, estamos entre 600 y 900¤ es lo que cuesta la matrícula anual. Es igual que en una universidad pública, son precios públicos.

¿Qué tipo de persona puede ingresar en la RESAD y cómo se ingresa en este centro?

Los alumnos deben tener el bachillerato terminado. En general, vienen ese mismo año o un año después, tras pensarlo mejor.

Otro grupo -suele ocurrir en Dramaturgia y en Dirección- es el de alumnos que vienen y ya han cursado otros estudios universitarios. Estos ya no tienen 18 o 20 años. O no tienen una carrera universitaria, pero sí tienen una trayectoria en la profesión. Estos son los dos perfiles.

Hay que superar unas pruebas prácticas para entrar en la RESAD, ¿no?

Hay un equipo de expertos, formado por todos los profesores que se reúnen en diferentes tribunales, y se valoran muchas aptitudes en las diferentes especialidades.

¿Qué mitos les derribáis a los alumnos?

El alumno cuando llega tiene muy claro que hay dos perfiles de actores: un actor seleccionado por su físico y que no tiene una formación y a la larga crea un ambiente cultural y artístico malo porque hay muchas carencias. Esto se produce porque en las pruebas de casting se eligen por este criterio. El otro perfil es el del actor con formación, que no tiene por qué ser ni feo ni guapo. Ni tiene por qué tener talento. Él tiene que tener claro que el talento es algo añadido. Existen también actores de oficio. La actuación es una profesión.

Creo que hay que quitar los mitos de que esto es una carrera brillante en la que tú vas a ganar millones, que el talento y tus condiciones son impresionantes... Aquí enseñamos las reglas y condiciones de una profesión. Para ello hay que trabajar mucho y quitarse mucho ego porque se sufre bastante trabajando. Ese es el perfil: estar dispuesto a trabajar y aprender durante cuatro años. El que no, que recurra a otro tipo de vía.

¿En qué se diferencia la RESAD de otras academias privadas?

En que la formación es muy completa. Hay unas escuelas oficiales [como la RESAD] que existen en todos los países y son escuelas que tienen un número de profesores cualificados muy importantes y unos recursos económicos para poder hacer frente de estas enseñanzas que son muy caras: se necesitan instalaciones, vestuarios, aulas... Todo esto no será en esas academias ni tampoco un periodo de formación largo.

Si salen peores o mejores actores... eso que lo decida quien sea. Aquí garantizamos una enseñanza de calidad con una verificación oficial.

Las otras lo que tienen son unas series de contactos con directores de casting y agencias de representantes. Nosotros estamos también trabajando en este sentido.

Y cuando un alumno acaba de formarse en la RESAD, ¿qué?

Vamos a empezar un periodo de reflexión sobre cuál es el futuro de los egresados (titulados). El futuro laboral es muy malo para los jóvenes y especialmente para los que optan por estas enseñanzas.

En Alemania, en las muestras de fin de curso acuden directores de casting, productores, directores de teatros públicos y privados... ven a los actores y, digamos que ahí es dónde se cierran los contratos. Son contratos solo para alumnos titulados. Esos contratos, más o menos, tienen unas condiciones establecidas como que durante dos años al actor se le ofrece un papel protagonista, dos papeles secundarios y unos más de reparto. Esta fórmula es interesante y creo que podremos hacerla si coordinamos la RESAD con el medio profesional.

Hay dificultades también con los sindicatos. Los contratos que se hacen personas que acaban de terminar los estudios suelen ser más baratos y eso puede entrar en conflicto con los intereses de los actores veteranos. Así que hay que proceder a una negociación donde hablemos de cuál es el futuro laboral de los licenciados en todos los ámbitos.

¿Habéis detectado mucho intrusismo? ¿Un recién titulado se puede mover sin representante?

El intrusismo profesional en el arte del actor es tradicional. En España más que en otros sitios, pero no muchos más. Viene sucediendo desde siempre y ocurre porque la sociedad lo comparte: no entiende por qué un actor debe tener un título y, sin embargo, entiende que un cirujano deba de tenerlo. La profesión del actor necesita una formación y una técnica como otros oficios.

Lo de las agencias de representación está muy ligado a la formación: Cuando el actor está solo puede ser manipulado por todo aquel que pueda usar su "mano de obra". Pero cuando el actor tiene un conocimiento técnico, literario, filosófico... y ha concluido sus estudios superiores, entonces es un alumno con criterio y es más difícil manipularle.

¿Cómo ha golpeado la crisis (y los recortes) a la formación pública de actores?

Desde hace unos 15 años no ha aumentado el presupuesto de la RESAD. Eso es un recorte a la larga. En este momento, entendemos que tenemos un 30% menos de presupuesto que hace 10-15 años.

Hemos sufrido un recorte también en cuanto a profesores. El año pasado nos recortaron cerca de un 20% de profesores.

¿Han bajado las solicitudes de acceso a la RESAD?

Relativamente. Comparándolo con hace 15-20 años hay que tener en cuenta que han surgido escuelas en provincias. Bajada en los ámbitos de escritura [Dramaturgia]

¿La RESAD tiene miedo de que le haga sombra universidades privadas que empiezan a ofertar formación para actores y directores?

Nosotros no tenemos problemas en cuanto a competir. Ninguna de estas universidades privadas tiene ni la infraestructura, ni el profesorado, ni los recursos de la RESAD y, por tanto, la calidad de enseñanza que tiene la RESAD. Porque es tremendamente caro.

Ten en cuenta que aquí tenemos el mismo profesorado para 350 alumnos que una escuela técnica de cualquier facultad para 2000 o 3000. Si en una facultad hay unos 100 alumnos por aula, aquí hay 15 alumnos. Eso sólo lo puede soportar una institución pública.

Eso sí, si no nos dan las mismas posibilidades que a las escuelas universitarias, en ese ámbito sí competimos mal. Si ofertamos un máster y no podemos gestionar los beneficios que generan, competimos mal. Nosotros no tenemos autonomía para poder gestionar nuestro presupuesto, no podemos firmar convenios ni acuerdos, no podemos tener ingresos... El dinero de los másters no repercutirá en nosotros.

¿Qué debe tener un chaval que quiera ingresar en la RESAD? ¿Qué no debe tener?

Ganas de aprender. Debe tener humildad en el sentido de que no sabe nada y estar dispuesto a emplear un esfuerzo enorme durante muchos años. Y tener tantas expectativas para el éxito como para el esfuerzo.

No debe tener exceso de orgullo ni ego, no debe ser vago y no debe esperar que las cosas surjan espontáneamente. Las cosas siempre surgen del método, de la técnica y del esfuerzo.

  • <a name="despiece1"></a><b>Una RESAD abierta a Europa</b>
 
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