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'DEL PLATÓ AL ESCENARIO' | ENTREVISTA

María Castro: "Si yo le sonrío a la vida, lo normal es que me devuelva esa sonrisa"

Entrevista con la actriz María Castro, protagonista de la serie 'Vive cantando' y de la obra teatral 'Una semana... nada más'.

María Castro, protagonista de 'Una semana... nada más' y 'Vive cantando'(SMEDIA)

Canta María Castro en un capítulo de la serie que protagoniza actualmente, 'Vive cantando' (Antena 3), "no quiero más dramas en mi vida, sólo comedias entretenidas". Puede que para ser consecuente con esta letra, María diera el paso y decidiera volver a subirse sobre un escenario para protagonizar la comedia 'Una semana... nada más'. Eso fue el año pasado. La obra ha pasado en estos meses por tres teatros de Madrid en los que el público ha respondido a la ilusión, al esfuerzo y al trabajo que María le ha puesto para compaginar los dos proyectos (serie y obra) y dar vida a sus dos personajes: Trini y Sofía.

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Acude a la entrevista por el pasillo lateral de la platea del teatro Infanta Isabel donde se representa estos días 'Una semana... nada más'. Con una gran sonrisa y presta a convertir esta entrevista en un grata conversación, María se sienta en una de las butacas del fondo. Comparte apellido con una gallega universal, Rosalía, y pese a que su acento es casi imperceptible, el nombre de Galicia aparece en varias ocasiones durante esta charla. En todas ellas, suena a su tierra, a su vida, a su gente... mientras se dibuja en su rostro una sonrisa de añoranza. Es un instante, miña terra. Características como la prudencia y su tono maternal ayudan a identificar su procedencia y dejan al descubierto a la mujer que lleva dentro.

Como dentro lleva María a una luchadora. "Creo que cuanto más te cuesta conseguir las cosas, más las valoras", dice hacia el final de la entrevista. Confiesa que en su interior se siente más pequeña de lo que su imagen exterior pueda transmitir. Para esos momentos en los que se empequeñece, la familia es siempre su refugio.

María, desde la butaca del Infanta Isabel, gesticula, habla a borbotones, sin terminar frases y, con el corazón en la mano, tiene palabras de reconocimiento con todos aquellos con los que trabaja, desde técnicos a actores más consagrados. También para sus compañeros más jóvenes. Con humildad afirma que aprende cada día cuanto puede, con optimismo y sonriendo se convence de que todo cuanto uno anhela está tan solo a la distancia que marque el esfuerzo con el que uno esté dispuesto a luchar por conseguirlo. Guerrera, gallega y pelirroja. María Castro.

¿Te ha picado ya el veneno del teatro? ¿Es una droga? [Ya representó las obras 'La ratonera' y 'Crimen perfecto' anteriormente]

Es una droga sana [Ríe

]. Creo que todo actor debe pasar por las tablas porque la forma de transmitir un personaje al espectador es diferente. Y poder sentir al público cerca y alimentarte de lo que te da, es algo mágico y único. Cada función es única, irrepetible.

Haciendo una comedia, ¿ocurre que, a veces, esa reacción del público de la que hablas, varía tanto que pasa de la seriedad absoluta en unas funciones a la risa unánime en otras?

Nos pasa mucho los domingos. No sé si es que la gente viene muy seria: se viste de domingo y se va al teatro. Cuesta más a arrancar una risa. El público varía muchísimo incluso de teatro a teatro.

En 'Una semana... nada más' la idílica relación entre tu personaje y el de Antonio Hortelano se rompe en el momento en el que deciden compartir piso. ¿La convivencia rompe más parejas de las que arregla?

Sí [Ríe]. Y creo que, hoy día, más que antes. Somos más egoístas y tenemos esa actitud de "yo soy así: que se amolden a mí". Y esto no funciona ni en una amistad, ni en la familia ni en la convivencia. No digo que hay que tragar por cosas que van en contra de tus valores, pero tampoco ese "porque yo lo valgo". Y en la obra la convivencia dura 4 meses y ya me quiere mandar a paseo [Ríe]

Tienes mala suerte en tus relaciones amorosas en la ficción...

Me pasa esto mucho. No sé si es que mola ver sufrir a María Castro, pero es verdad que todos los personajes que hago, acaban siendo o la punta del triángulo que no es feliz o amargarse un poco. A ver si en la vida real tengo un poco más de suerte... [risas]

Estamos en una zona de Madrid, en la que a pocos metros está este teatro (Infanta Isabel), el María Guerrero y el teatro Marquina. También en esta zona está, ahora, la Audiencia Nacional. Cuando los políticos pasean por esta zona, ¿a dónde crees que van más: a alguno de estos teatros o a la Audiencia?

Aquí no. Aquí no he visto ninguno todavía... [Ríe]. En los otros dos teatros no lo sé... Pero espero que sea en la Audiencia Nacional [Risas]

¿Y dónde se hace mejor teatro?

En la Audiencia Nacional, sin ninguna duda. Aquí hacemos, para el público, una mentira consentida; allí, a veces, no es consentida.

Visto todo esto que hablamos... ¿es mejor vivir cantando, como en tu serie...?

Siempre. Y vivir riendo. Porque hay que vivir igual. Yo me levanto y me río. Soy muy cascabel, intento que la vida me sonría. Si yo le sonrío a la vida, lo normal es que me devuelva esa sonrisa. Yo lo pienso así.

Cuando tú saludas a alguien por la calle y lo haces con una sonrisa, casi siempre te devuelve otra sonrisa. Lo que emanamos es lo que luego recibimos.

El proyecto de 'Vive cantando' nació muy humilde, con poco presupuesto. ¿Cuándo te llegó la propuesta pensaste que iba a dar para acabar con una media por encima del 15%, con Antena 3 encargando más episodios...?

Cuando leí el guion, me encantó. Y eso nos pasó a todos. Incluso al equipo técnico. Creo que por eso hay buen ambiente, porque todos sabemos que estamos haciendo una serie bonita. Con bajos medios, sí; pero preciosa, tiene un ángel. El guion es divino. Los personajes sienten cosas que son tan de verdad que te sientes muy reflejada en ellos. Verse reflejado en cosas de la vida cotidiana es maravilloso.

Encima tenemos un casting que yo me emociono con mis compañeros. Con Manuel Galiana, con Mariola Fuentes... Gente maravillosa de la que aprendo.

Nunca sabes si lo que vas a hacer va a obtener su fruto porque hay rivales. Hay series maravillosas que han muerto y otras que no me gustan siguen años y años. Nunca lo sabes. Pero me gusta pensar siempre que sí, que todo va a ir fenomenal. Yo he hecho varias series y esta es la primera que la leí y dije "tengo que hacer esto".

¿Tú sabías que la idea inicial era una ser una serie tan low cost?

Sí, yo sabía que era una serie para el verano, de muy bajo presupuesto... Cada trabajo lo haces por una cosa: o por dinero, o por satisfacción personal, o por trabajar con alguien en concreto... En este caso, lo que me tiraba era el guion: yo quiero ser la Trini.

¿Qué es lo que hace que después de cada capítulo de 'Vive cantando', con todo lo mejorable que tiene la serie, te quedes como ensimismado?

Como casi no hay exteriores, ni figuración, los decorados son sencillos... Lo que hay es sentimientos: puros y duros. Es el sentimiento tan puro de un actor metiéndose en la piel de un personaje que es de verdad. Incluso en los personajes más estereotipados, porque el mío... ¡manda tela!. La Trini todo lo que dice, lo dice desde un sitio muy de verdad.

Imagino que a Antonio Hortelano, tu compañero en esta obra, le harás pocas indicaciones o consejos profesionales. Él ya tiene muchos años de carrera desde que saltara a la fama con Quimi en la serie 'Compañeros'. Con los chavales más jóvenes de 'Vive Cantando' -Ana Mena, Ignacio Montes...- no sé si les darás indicaciones, pero no te imagino siendo la típica diva... [Me interrumpe]

Yo no tengo camerino. O sea, tengo camerino, pero no entro. Me gusta estar en el meollo. Estoy siempre en maquillaje y peluquería con las chicas. Si me encierro en el camerino me aburro muchísimo [ríe]. Siempre estoy con la gente.

Y a ellos, a estos chicos, ¿les aconsejas?

Si no me lo piden no, porque no me atrevo. Me gustaría que me los dieran a mí todo el rato. A Manuel Galiana le pregunto todo el rato. En la función hemos cambiado a un actor y hay veces que le daría alguna indicación, pero me cuesta mucho; pienso que me meto donde no me llaman.

Ana y Nacho sí me preguntan. Y creo que Ana me ve más como una tía que como una compañera. Se apagan las cámaras y me cuenta sus cosas y me pide consejo [sonríe]. Y yo, que soy tan mami, feliz de recibirles y escucharles.

A nivel profesional les digo: "dime le texto". Y les pregunto: "¿Te has creído esto que has hecho? ¿No? Pues busca dentro de ti y repítelo". No puedes decirle cómo lo tienen que hacer y que te imiten, deben buscar ellos dentro y encontrarlo.

Ellos dos han mejorado mucho...

¡Claro! Como todos. Si pongo una escena mía de cuando tenía 17 años, ¡madre mía!

Sí, pero es más complicado evolucionar y mejorar dentro del mismo proyecto. Más meritorio, creo, y ellos lo han conseguido.

Sí, porque quizá si empiezan con mal pie luego ya... Ahora mismo... ¡están de guapos que...! [gesto de comérselos] Hemos empezado ya a ensayar y a hacer lecturas de guiones... Se retrasó el inicio de rodaje de la segunda temporada porque Concha Velasco tuvo problemas de salud y para dar más tiempo a los guionistas de escribir y no ir tan pillados.

¿Se combina bien el rodaje con el teatro?

Como una loca [Ríe]. Este año va a ser más fácil porque la función ya está montada, pero el año pasado fue una locura. Lo que pasa es que cuando te ofrecen dos caramelos, si te puedes meter los dos en la boca, yo me los meto. Me levanta a las 5 y cuarto de la mañana, me iba a grabar hasta las 3 de la tarde. Después el coche de producción me llevaba al teatro -a veces comía en el coche- y estaba con los ensayos hasta las 9 ó 10 de la noche. Creando el personaje en la serie y creando el otro personaje en la obra. Ahora ya están hechos y estoy feliz.

¿Qué recuerdos tienes de Paula Barreiro? [Fue el primer personaje que interpretó en la serie de la Televisión de Galicia, 'Pratos Combinados']

[Resopla y sonríe] Entonces yo sí que no sabía nada y pedía consejos a todos mis compañeros porque sí que soy un poco esponja. Y ahí yo pensaba: estaré atenta a cada movimiento que hagan; como ahora cuando venga Concha Velasco [a la serie 'Vive cantando'] porque es gente que sabe. De los que saben es de quienes hay que aprender, no de los que hacen que saben.

Yo ahí tenía 19 años, era súper pequeña y aprendí de actores maravillosos que hay en Galicia, que llevan toda la vida en los escenarios. Aprendí mucho y se me dio a conocer. De hecho, en Galicia ¡todavía soy "Pauliña" por la calle! Después de haber hecho la Jessi, la Trini... [Ríe]. Fue una escuela de aprendizaje.

Pasó un tiempo de eso... y llegaste a 'Sms', serie diaria nacional de una productora importante como Globomedia. ¿Sentiste que era subir un gran peldaño?

Sí, sin duda. Yo no tenía la valentía de venirme a Madrid con la mochila y a ver qué pasa [la interrumpo]

...¿no va eso en los genes de los gallegos?

Somos muy emprendedores, pero yo soy muy familiar. Yo tenía una carrera, hice INEF, y para mí dejar a mi familia e irme era... Así que me busqué una agencia en Madrid y una escuela y venía cada fin de semana: de viernes a domingo me formaba y, aparte, hacía algún casting.

Yo estaba de profesora en un colegio. Hice 3 pruebas aquí en Madrid y una a distancia, desde la cocina de mi casa en Vigo. Y tuve la fortuna de que me salieron cuatro síes. Podrían haber sido cuatro noes... Tenía entonces que elegir. Una fue para la serie 'Yo soy Bea' y mi repre y yo dijimos: "esto no va a triunfar" y mira [ríe]. Yo quería trabajar con Globomedia, el personaje de 'Sms' era bonito, muy introvertido, muy diferente a mí. Creí que ahí podría aprender.

Sí, un personaje muy distinto a lo que luego te vino después...

He tenido mucha suerte en los personajes que me han ido saliendo. Hay que trabajar, eso es así, pero si te dan personajes distintos, es lo ideal. Me han tocado siempre los opuestos al anterior. Después de la introvertida de 'Sms' me voy a hacer la Jessi en 'Sin tetas no hay paraíso' que podría comerse a la anterior en el colegio cada día. Después, una señora con escrúpulos en 'Tierra de Lobos' y, ahora, la Trini, que no tiene cabeza, en 'Vivo cantando'...

'Sin tetas' que fue un boom mediático, fue algo así como el '8 apellidos vascos' en versión serie...

Fue una pasada. Yo elijo la serie por los guiones, que son muy importantes, pero el personaje que te toca es vital. La Jessi, como la Trini, son personajes con una fuerza de "agárrate que hay curvas". Estos personajes tienen tantos giros y tantos picos que te permiten hacer tantas cosas como actriz... Yo veo picos en todas partes.

Creo que es lo bonito de arriesgarse. Si no me tiro a la piscina, ¿para qué vengo a trabajar? Pruebo y si me equivoco, ya me lo dirán. En cierto modo es un juego, hay que probar y experimentar.

Hay un episodio en 'Vive cantando', que me pareció muy bien escrito y muy bonito, que es el de 'Resistiré'. ¿Te evoca algo ese capítulo, esa canción?

Yo creo que todos tenemos que resistir, lo que pasa que mi vida ha sido muy dulce. Hay gente que me dice que yo he sido muy luchadora aunque diga esto. Sí, soy súper guerrera y cabezona y cuando quiero algo lo consigo porque tengo mucho amor propio. Yo vengo de la gimnasia rítmica y en el deporte de competición duro, tienes que echar a mucha gente a un lado para abrirte un hueco. Aquí pasa igual, tienes que buscarte un sitio.

Yo soy muy guerrera, he luchado, pero también me ha acompañado la suerte. El "resistiré" no lo tengo como lema porque yo considero que me ha ido bien en la vida, quizá algún día sí lo tenga que cantar.

Con todos mis amigos y con todas las parejas que tengo, yo siempre le doy muchas alas. Yo creo que podemos hacer muchas más cosas de las que nos pensamos. A veces nos falta un empujón, que nos digan "¡que sí puedes!". Ese "resistiré" es un poco como "ya verás cómo te va a llegar esa oportunidad". Si tú crees que puedes, lo vas a conseguir. No sé cuándo, pero lo vas a conseguir.

¿Qué esperas de 'Una semana... nada más' en este teatro?

Espero que cada día siga siendo diferente. Es una función que está muy viva. Gabriel Olivares tiene una forma de montar las funciones que es con lo que te da el compañero. Así que según esté el otro, pasa una cosa u otra. Un poco acción-reacción. Cada día es un mundo, cada día pasa algo. Y eso el público lo nota; no sabe que ha pasado algo diferente, pero saben que ha pasado algo. Eso es lo bonito de esta función, que está viva.

¿En qué cree María Castro?

En mi familia [sonríe] porque siempre están ahí. Me han pasado cosas malas y buenas y siempre que he levantado el teléfono, a la hora que fuese, siempre estaban ahí.

La amistad he aprendido a quererla con el tiempo y hay gente que sé que no me va a fallar. Cuando digo "familia", no solo me refiero a familia de sangre, hay gente que ya forma parte de ella y que sé que van a estar ahí.

Y creo que cuando alguien quiere conseguir algo, lo va a conseguir. No sé cuándo, pero lo va a conseguir.

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