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ENTREVISTA A JORGE SÁNCHEZ-CABEZUDO

Series sobre corrupción no, que baja la audiencia

Entrevista a Jorge Sánchez-Cabezudo, director y co-creador de la serie 'Crematorio', que explica la dificultad de repetir en España otra serie sobre la corrupción

Cartel de la serie 'Crematorio', escrita y dirigida por Jorge Sánchez-Cabezudo(CANAL+)

Esta semana Aaron Sorkin, creador de series como 'El ala oeste de la Casa Blanca' o 'The Newsroom', explicaba la importancia que para ésta última tenía abordar unos hechos noticiosos acaecidos recientemente. Decía Sorkin que permitiría al espectador conectar más fácil con lo que le contaba la serie. Jorge Sánchez-Cabezudo tuvo más suerte. Se sentó frente al folio en blanco para contar una historia sobre una realidad que estaba ocurriendo en ese preciso instante. Se le encargó escribir una serie sobre la corrupción. Parió esa maravilla llamada 'Crematorio'.

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Se cumplen este viernes 25 de abril, exactamente, tres años de la emisión en CANAL+ del último de los ocho episodios que han convertido a 'Crematorio' en una ficción televisiva memorable. Por la factura, por la manera de narrar, por el guion, por casi la totalidad de las interpretaciones... pero, sobre todo, por ser una serie que tocaba un tema del que, como cuenta Jorge, suelen huir las cadenas de televisión: la corrupción.

Jorge, que ya ha pasado por bastantes proyectos de televisión -bien como director o como guionista-, entiende la lógica de las grandes cadenas de televisión españolas: aquí hablar de política y de corrupción en una serie implica mencionar partidos y eso supone posicionarse. Posicionarse en televisión cuesta dinero, el público que no comparta esa posición huirá a la competencia.

Cuenta Jorge que desde el final de la aclamada 'Crematorio' ha intentado proponer proyectos similares en otras cadenas, sin resultado. Les vendrá a la cabeza que el promedio de 'Crematorio' cuando se emitió en abierto en La Sexta tan solo rondó el millón de espectadores. Así es normal. ¿Qué cadena va a apostar por ficciones incómodas, por ficciones que exijan al espectador algo más que mirar la televisión para pasar el rato? ¿Qué cadena va a apostar por series que hacen bajar la audiencia?

Ese es el planteamiento en demasiados despachos de programadores y ejecutivos de televisión en España. Jorge apela a la valentía de alguno para cambiar la dinámica. Entre tanto, el espectador seguirá añorando series como 'Crematorio'.

Después de 'Crematorio',¿ Qué? Con las críticas tan positivas que tuvo, considerada la mejor serie española en años, ¿uno piensa en retirarse a una isla paradisiaca?

No, no [ríe]. Cuando te dan la oportunidad de hacer 'Crematorio' te dan ganas de aprovechar la experiencia para seguir, otra cosa es que el mercado, las televisiones... te vuelvan a dar la oportunidad de poner sobre la mesa un proyecto como este para hacer algo en la misma dirección.

Yo trabajo con mi hermano [Alberto Sánchez-Cabezudo] a la hora de escribir y hemos seguido planteando series tanto aquí como en el extranjero para retomar esa línea que tanto gusto nos dio hacer y que tan cómodos nos sentimos haciendo.

'Crematorio' fue un encargo. ¿Quién asumió ese riesgo poco visto en la televisión española de encargaros una serie donde no haya una abuela entrañable, donde no haya adolescentes guapos que se amen, se odien y se vuelvan a amar, etc.? ¿Quién o quiénes fueron los valientes?

Aquí hay un elemento fundamental que es CANAL+. El encargo pedía algo que fuera a la contra o algo que se pudiera encontrar en un canal de pago y que no se veía en otras cadenas en abierto. Ese es el primer regalo: una cadena que quiere diferenciarse, plantear contenidos de mayor enjundia, con un formato de tiempo más a la americana de 50 minutos...

Y después Fernando Bovaira, el productor, que es un productor de cine (trabaja con Amenábar) y tiene la inquietud de querer hacer un contenido televisivo con un fondo crítico y con una mirada de la situación actual. Fernando lee la novela de 'Crematorio' y me planteó la idea de hacer una serie.

La novela es muy distinta a la serie en su manera de narrar...

Es un código completamente diferente con objetivos diferentes. La novela tiene una adaptación muy complicada. La novela posee un retrato de personajes y un retrato de la situación actual increíble. Eso nos sirvió de mucho porque sobre ese pilar esencial que era Rubén Bertomeu (Pepe Sancho) se construía y giraba toda la serie.

El soporte de la novela son reflexiones. Como dice su autor, Rafael Chirbes, "la violencia en la novela viene por su propio lenguaje". No había un sustento de tramas porque Chirbes no quería hacer una novela negra sobre el mundo de la construcción.

Añadisteis algún personaje...

Sí. Todo lo que es la trama de corrupción no estaba realmente en la novela como trama en sí. Todos esos personajes que tienen que ver con la corrupción: policías, el abogado Zarrategui... no estaban en el retrato de Chirbes.

Nosotros lo que hicimos fue documentarnos, coger todos los casos de corrupción de los periódicos: Malaya, el Gürtel que acababa de nacer... Casi todo lo que sale en la serie está basado en algún caso de esos dossieres de prensa; hicimos una especie de Frankenstein del caso Bertomeu con todos los retazos de casos similares reales.

Con eso fueron saliendo todos estos nuevos personajes: el abogado, los familiares... A nosotros nos picaba mucho la curiosidad de saber qué había detrás de estos personajes, de esos Jesús Gil de turno, cómo estaban en sus casas 5 minutos antes de que entrara la policía, cómo se vivía ese boom de la corrupción.

Ese personaje, el del abogado de Bertomeu, además os servía para mostrar cómo la corrupción es como la gangrena: va salpicando a todos los sectores y se va extendiendo.

Existen corruptores y gente que se deja corromper. La gran trampa de la corrupción es beneficiar al mayor número de gente posible porque eso conlleva que esa corrupción tenga incluso apoyo popular. Así se explica que esos políticos volvieran a ganar elecciones... La corrupción repartía dinero sucio y mucha gente vivía de ello.

Hay una frase con la que empieza la serie y que está en la novela que es "ha llegado el momento de la moral pública". Como la serie la escribíamos mientras iban apareciendo nuevos casos de corrupción y mientras avanzaba la crisis pudimos reflexionar sobre la tolerancia que hemos tenido con la corrupción: cuando ha habido dinero y se repartía, sabíamos que la corrupción estaba ahí, pero nos importaba menos.

Era la actitud que tenía Rubén Bertomeu: pensar que todo eso de ser honrados, democráticos y legales estaba muy bien, pero que el mundo real era el del trato secreto, el de las comisiones, el de los beneficios en maletines...

Cuando hay crisis, cuando falta dinero y aparecen los recortes en servicios públicos, entonces la gente se da cuenta que el dinero que se había estado repartiendo era su dinero. Si hay algo positivo de esta crisis es que la gente se ha dado cuenta de que el dinero que se defrauda y se roba es dinero nuestro. Ese es el momento de la moral pública.

¿Por qué piensas que acabó 'Crematorio' con shares inferiores al 5% cuando la emitió en abierto La Sexta? ¿No es una serie para el público mayoritario?

No lo sé. Es una gran pregunta. Supongo que los directivos de las cadenas no tienen en mente hacer un tipo de serie que no vaya a estar por encima del millón de espectadores. La Sexta lo hizo bien. Quizá en una cadena como La 1 o Antena 3 hubiéramos tenido más audiencia, pero es una serie pensada para una cadena de pago.

Recuerdo que quien nos quitó mayor audiencia fue un reality. Los que nos empeñamos en que la televisión sea cine somos nosotros, pero al final no podemos evitar que la televisión sea televisión.

Yo llevo muchos años en la tele y no me acabo de acostumbrar a que lo que uno hace esté a la vez en competencia con lo que otros compañeros hacen y se emite en otras cadenas. La televisión es competencia. Creo que 'Crematorio' no debería haberse hecho de forma diferente para conseguir más público.

Aitor Gabilondo, creador de 'El Príncipe', me comentaba en una entrevista que él hizo una serie sobre el terrorismo yihadista porque hacer la serie que a él le gustaría sobre el terrorismo de ETA no era posible porque no se la compraría ninguna cadena.

[Interrumpe] Probablemente no.

¿Tú crees que alguna cadena nacional compraría una especie de 'House of cards' a la española?

Eso es un poco lo que intentamos hacer. El problema es que las cadenas compiten por alcanzar al público más amplio posible, al share más grande. No compiten con públicos exclusivos.

En las cadenas en abierto, todo lo que sale tiene que gustar al mayor público posible, por eso es difícil que una cadena en abierto apueste por algo que no pueda ser un éxito absoluto. Y en este sentido hay proyectos más complejos o con un fondo más reflexivo y que, quizá, el público más general busca la evasión en lugar de estar concentrado en un tema concreto.

¿Pero no crees que falta una serie española sobre la corrupción política nacida desde dentro de los partidos y las instituciones?

Hace tiempo que lo pienso porque ese tipo de series me encantan; incluso más blancas como es 'El ala oeste de la Casa Blanca'. Es difícil porque 'Crematorio', siendo una serie que habla de moral y de política, no habla de partidos. En España hablar de algo que tenga que ver con la política es inevitable hablar de partidos. Nos cuesta diferenciar el concepto de "política" del de "lucha de partidos".

Es complicado que una cadena que quiere al mayor público posible entre en temas de política sin hablar de partidos. Eso dejaría a la mitad del público fuera. La televisión intenta evitar conflictos espinosos que le pueda restar público. A lo mejor, alguien desde alguna cadena se arriesga y es lo suficientemente audaz para apostar por algo así...

¿Qué les echa más para atrás a las grandes cadenas a la hora de apostar por un proyecto así: el que sean necesarios capítulos de 50 minutos o el hecho de que se mencione con nombre propio (como ocurre en 'House of Cards', en 'The Newsroom'...) a partidos políticos españoles?

Yo creo que las dos cosas. El tema de la duración es una batalla perdida. Con un capítulo de 72 minutos, prácticamente, cubren todo el prime time. Por cómo contabilizamos en share es poco probable que alguien se arriesgue a perder la media del global de esas dos horas y, en consecuencia, pierda publicidad.

Y el tema de nombrar los partidos, depende. La Sexta, por ejemplo, tiene una línea editorial muy marcada y si quisiera apostar por ello... También hay que ver si es rentable, es una cuestión de dinero.

¿Crees que 'Crematorio' fue rentable?

Creo que CANAL+ con 'Crematorio' cumplió todos los objetivos que se había planteado. Entre ellos no estaba tener una audiencia de 4 millones de espectadores. El objetivo de CANAL+ fue llegar a la audiencia que tuvo y conseguir ese sello de marca y de calidad. Los beneficios no tienen por qué solo ser económicos, puede ser el prestigio...

Eres fan de HBO, de series como 'The Wire' o 'Los Soprano'. ¿Debemos hacer como los americanos y fijarnos mucho en nuestra historia y en nuestra sociedad para plasmarlo en las series?

Si hay algo que debemos envidiar y copiar de los americanos es que ellos cuentan tan bien lo suyo que lo hacen universal. Hacen de sus casos particulares tramas y conceptos universales. Consiguen que su público y el resto se identifique con ellos.

Nuestra ficción engancha, arrastra a muchos espectadores y se identifican perfectamente con lo que ven. Si nosotros queremos darle otra profundidad hay que hacerlo siempre desde la base de contar muy bien lo nuestro.

Si te dijeran "Jorge, quiero una continuación de 'Crematorio'". ¿A qué personaje elegirías para que la trama girase sobre él o en qué sector de la sociedad posarías el foco?

Se planteó y se habló de dejar una puerta abierta, pero se terminó dejando como estaba por una cuestión de hacer todo el esfuerzo sobre esos 8 episodios y no ser esclavos de tener que pensar en más temporadas.

Ahora me lo pensaría. Le tendría que dar una vuelta porque abrimos tantos cabos que podríamos haber cogido cualquiera después. Me resultaba muy interesante la idea, dado que en 2011 cuando se estrena aún la crisis no ha tocado fondo, de las dos mujeres -Mónica (pareja de Rubén Bertomeu) y Silvia (hija de Bertomeu)- que se quedaban al mando de una constructora que deben sacarla a flote en un mundo de hombres cuando todo se está viniendo abajo. Dos mujeres remando en la crisis para sobrevivir. Esas dos mujeres pilotando aquello me parecería muy interesante.

¿Serían corruptas?

No lo sé... serían humanas. Al final, cuando desarrollas esto, lo que haces es colocar a los personajes de forma realista y tirar del hilo: dónde irían, qué harían... Si no traicionas el planteamiento inicial de cada personaje, las propias tramas te van a ir llevando a lugares interesantes que ni siquiera pensabas de entrada.

  • <a name="despiece1"></a><b>Ficha de 'Crematorio'</b>
 
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