El cierre de las plantas de tratamiento de purines causa vertidos ilegales de residuos

En Toledo hay dos plantas de tratamiento de purines, excrementos de la ganadería porcina, que gestionan al día unas 600 toneladas de este residuo. Desde el pasado mes de febrero están cerradas y algunos ya han empezado a notar las consecuencias. Los ganaderos de más de 100 explotaciones porcinas no pueden llevar a estos centros sus excedentes de purines y han empezado a verter los residuos ilegalmente en el campo. "Muchas balsas están llenas, intentamos ser respetuosos pero no es posible. Lo echamos donde podemos", explica Pablo Alejo, presidente de la asociación de ganaderos de Polán (Toledo).

En febrero se conoció el borrador de una Norma Ministerial que, si se aprueba así, reduce en un 40% las ayudas a las plantas que generan electricidad con el tratamiento de los purines, según indican fuentes del sector. "Las plantas han cerrado para no acumular deudas, a la espera de que se apruebe la orden", explica Josep Capdevila, presidente de la Asociación de empresas para el desimpacto ambiental de los purines (ADAP).

El Seprona, el servicio medioambiental de la Guardia Civil, ya ha dado varios toques de atención a los ganaderos de Toledo. "Nosotros no hemos generado este problema, nos ha venido impuesto, el Ministerio de Industria ha generado un problema a los ganaderos, a las autoridades medioambientales, a las consejerías de agricultura, al vecindario... Nosotros no somos responsables, son responsables quienes han dicho que cortaban esto así", asegura Alejo.

En 2007 el sector porcino llegó a un acuerdo con el Gobierno para el tratamiento de los residuos. Se reguló la actividad de estas plantas limitando su actividad a 15 años de vida y garantizando una rentabilidad de un 7,5%, según indican desde ADAP. Pero con la nueva reforma energética del Ministerio de Industria, en julio de 2013 un real decreto suspendió la legislación anterior y hace dos meses que han conocido las nuevas condiciones.

Las plantas de tratamiento de purín con cogeneración asociada trabajan en dos fases. En la primera, entran los residuos y se les aplica un tratamiento. Después, se someten a una evaporación, esta segunda fase se hace con una cogeneración, con energía térmica. Estos centros gestionan cerca de 2,5 millones de toneladas al año, según datos de ADAP.

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Desde que se conoció la nueva norma, pendiente de aprobar, los representantes de los ganaderos han tenido varias reuniones con el Ministerio de Agricultura pero no han conseguido una solución para atajar el problema. La semana pasada Agricultura informó de que "colaborarán económicamente" para solucionar el problema "a corto plazo" con ayudas destinadas al transporte de los purines a zonas donde pueda verterse. El ministerio no ha concretado más. Ni cuánto dinero, ni cuándo se dará a los afectados. Desde ADAP aseguran que estas soluciones son "obsoletas y de probada ineficacia"."Nosotros oficialmente no sabemos nada de esta propuesta, que es un mero parche. ¿Cuánto durará esta solución, dos, tres, cuatro meses?", se pregunta Alejo.

Pasan los días, las plantas siguen cerradas y el problema se extiende. "Puede haber granjas que en un par de semanas tengan que vaciar sus balsas y tengan que echar los purines en tierras que no se pude, superando el límite establecido por la Unión Europea, que dice que no se pueden verter más de 170 unidades de nitrógeno por cada hectárea", asegura Jaume Berni, representante del los ganaderos de Lleida y portavoz de la Coordinadora de Organizaciones y Agricultores Ganaderos (COAG). Berni explica que han planteado diferentes soluciones a agricultura pero que, por el momento, no tienen respuesta. Las explotaciones están obligadas a tener una capacidad de almacenaje en las balsas de unos tres o cuatro meses, según COAG.

"La actividad de estas instalaciones hace que haya un sector porcino detrás funcionando", explica el presidente de ADAP. El cierre de las plantas supone la pérdida de 5.000 empleos, entre directos e indirectos, y afecta a más de 2.000 explotaciones en España. "Estos puestos de trabajo se pierden en medios rurales, en zonas donde no hay demasiadas oportunidades y con el cierre, lo que se pierde, es difícil de recuperar", apunta Capdevila.

El sector porcino es el más importante de la ganadería en España. Representa el 12,4% de la producción agraria y, en términos económicos, ocupa el primer puesto representando el 34,2% de la producción final agraria, según datos del Ministerio de Agricultura. Dentro del marco europeo, España es el segundo país en cuanto a la producción de carne porcino, con un 17,3% del censo comunitario y un 15,5% de las toneladas producidas, según los últimos datos disponibles de 2011.

"Hace 15 años había problemas de malos olores, denuncias, conflictos importantes entre ganaderos y ciudadanos... Había tensión, estas plantas durante estos años han conseguido una paz social importantísima", asegura el presidente de ADAP. Los ganaderos piden tiempo: "Una moratoria de dos años, que las plantas sigan trabajando y entonces podremos buscar otras soluciones", señala el representante ganadero de COAJ.

Mientras las soluciones no llegan, 19 municipios ya están sufriendo las consecuencias del cierre de las dos plantas en la región de Toledo. "Los vecinos ya tienen muchas molestias. Olores, contaminación... Están enrabietados pero entienden que es algo que nosotros no hemos generado. No tienen más remedio que aceptarlo. ¿Cuánto tiempo van a ser capaces de aguantar?", se pregunta Pablo Alejo.