Josep Roca: "Queríamos provocar el límite de la masa intelectual más bestia posible"

12 actos, 12 platos, 12 comensales y un documental. La idea: crear una obra total en la que confluyen disciplinas tan diversas como la filosofía, la ópera y la química. El hilo conductor, la gastronomía. Estos son los ingredientes de El Somni, la receta más vanguardista que por el momento han preparado los hermanos Roca. El documental protagonizado por los hermanos de El Celler de Can Roca se ha estrenado mundialmente en la sección Cine Culinario de la Berlinale.

Joan, Josep y Jordi Roca han presentado en la Berlinale la cinta que recoge sus inquietudes, su inconformismo, su trabajo y su compromiso con la renovación en la cocina. En el estreno mundial también ha estado Franc Aleu, el director de una película que pretende documentar y democratizar el trabajo de los propietarios del mejor restaurante del mundo.

El punto de partida son las palabras. De ellas brotan las "cartas Barcelona" que sirven de inspiración para construir un relato que persigue explorar todas las emociones. Se trata de llegar al extremo, al límite, a la explosión de los cinco sentidos. Para ello los hermanos Roca diseñan una "obra total" que se materializa a través de la celebración de una cena en la que se servirán 12 platos en un espacio en el que confluyen diversas disciplinas artísticas.

A la mesa se sientan 12 invitados sobresalientes. Encontramos desde escritores o artistas a un antropólogo o al chef Ferran Adrià. Su elección no fue complicada, los Roca buscaban que hubiese naturalidad, cercanía y sentimiento próximo. "Queríamos que no se nos fuera de las manos, queríamos conexión emocional", asegura Josep. Es por eso que destacados nombres de la sociedad catalana como Josep Pons, director musical del Teatre del Liceu o el artista plástico Miquel Barceló comparten mantel con otros rostros conocidos del panorama internacional.

Asistimos a una experiencia donde lo local confluye con lo global y la reflexión se cruza con una carta de presentación subliminal de Cataluña en el mundo. La única premisa de la que partieron a la hora de escoger a los ilustres invitados es que entre ellos no faltara un cocinero, un especialista en tecnología de los alimentos, un artista y un antropólogo sensorial.

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Josep Roca ejerce de maestro de ceremonias, articulando un discurso que se entremezcla con la proyección de videocreaciones y la emisión de música envolvente. Sin darse apenas cuenta, los invitados están atrapados en un ambiente onírico, de estética un tanto kitsch y anacrónica.

"Queríamos provocar el límite no solo con la comida y las imágenes, sino también provocar el límite de la masa intelectual más bestia posible en una mesa donde también hubiera esa lucha del individuo que sobresale. ¿Qué pasa cuando juntas a 12 mentes brillantes en una mesa y les dices que se callen? Sabes que no se van a callar", asegura Josep Roca en declaraciones a la SER. Se trataba de buscar ese límite de la sociedad y de los egos, recuerda su hermano Joan.

El resultado, a su parecer, es más que satisfactorio no solo porque la cinta de Franc Aleu refleja con naturalidad la forma de vivir de los hermanos Roca sino también porque, los testimonios de los 12 comensales "abren una puerta a la ciencia, a la neurogastronomía, a la ciencia sensorial al plantear más preguntas que respuestas".

Los hermanos Roca también han habalado en Berlín de su gira de este verano [AUDIO]. Cerrarán durante un mes y una semana su restaurante para embarcarse en un nuevo proyectoque les llevará a México, Colombia y Perú para seguir aprendiendo y descubriendo nuevos sabores y cocinas.

"Es un ejercicio de aprendizaje de un restaurante que es inconformista y busca nuevos retos", asegura Joan. Retos que, sin embargo, no pasan por replicar el mejor restaurante del mundo en otras latitudes. "No vemos otro Celler de Can Roca en otras ciudades del mundo. Nos lo proponen continuamente y siempre decimos que no por una cuestión apegada a la ética: si tienes tu restaurante aquí no puedes tenerlo en otro sitio", sentencia el mayor de los hermanos.

Para terminar, una pregunta obligada: ¿qué piensan sobre la gastronomía teutona? Los tres coinciden: "No hay mejor pan que en Alemania".

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