Cine y TV | Ocio y cultura
ENTREVISTA

Ana Pastor: "Se debe tener miedo a las decisiones equivocadas, no a las preguntas"

Ana Pastor, que dirige y conduce 'El objetivo' en La Sexta, explica su incisivo estilo como entrevistadora y opina sobre algunos temas de actualidad en esta entrevista

Ana Pastor dirige y presenta 'El objetivo de Ana Pastor', en La Sexta

Sólo Ana Pastor podría comenzar a responder una entrevista con la frase "te voy a hacer una enmienda a la pregunta". Está presa de la fuerza de la pregunta, de la fuerza de la interrogación. Sus afiladas, inteligentes, incisivas -a veces en exceso- y bien documentadas entrevistas han hecho que brille con luz propia en el mediático mundo de la televisión. El gran público tiene muy presente su paso y sus entrevistas en 'Los Desayunos' de TVE y ahora en 'El objetivo de Ana Pastor', uno de los programas de mayor éxito de La Sexta.

Más información

El público la recuerda y le aplaude más por su estilo que por las respuestas que logra. El público, la audiencia, el ciudadano, se cansa de la pasividad de entrevistadores ante políticos y personajes que se sientan delante de un periodista a vender sus mentiras. También la critican por lo mismo sus detractores. Pero Ana Pastor no renuncia a su estilo. Al contrario, confía en él. Lo hace porque es el periodismo en el que cree y el que desempeñan, en todo el mundo, profesionales en los que ella cree, a los que llama "de raza": Jeremy Paxman, Mark Knoller, Helen Thomas o Nadia Al-Sakkaf. La entrevista convertida en un interrogatorio frente a personajes obligados a responder ante una audiencia.

Ana Pastor se encuentra en esta entrevista telefónica otro estilo, otra manera de entender las entrevistas: el de la conversación. Charlar con el entrevistado, evitando que éste marque el camino de la charla, pero dándole aire para que se muestre a través de sus palabras, sus opiniones y su manera de ver el mundo. En esta relajada entrevista -conversación- uno se da cuenta de que Ana Pastor es afable en el trato. Es muy profesional y considerada, deja a su equipo -al que tanto ensalza y valora- para atender esta entrevista procurando que el sonido sea el mejor posible. Tiene, además, el detalle de adelantar cuál será el tema que abordará su programa el próximo domingo: la Iglesia, con el cardenal Sistach como invitado. Presume de que como él, muchos de sus entrevistados no tienen problemas en repetir.

Habla de periodismo, de política, de baloncesto, de televisión... No rehúye ninguna pregunta de esta conversación. Unas veces es más directa en sus respuestas, otras gusta de dar un rodeo conocedora de la repercusión que pueden tener sus palabras. Un modelo distinto al suyo en la búsqueda de respuestas. Aunque esta gran periodista y madre sabe que las preguntas más comprometidas las debe responder en casa. ¿Quién sabe explicar a su hijo por qué un perro no habla?

Como experta que eres en hacer entrevistas o como entrevistadora con un buen número de kilómetros recorridos, ¿cuánto se pierde al hacer una entrevista sin tener delante al entrevistado, sin verle la cara? Como por ejemplo al hacerla por teléfono...

[Ríe] Te voy a hacer una enmienda a la pregunta: experta no. Sigo aprendiendo a hacer entrevistas. Yo creo que siempre es mucho mejor verse y lo es sobre todo para el espectador.

¿Notas o percibes cuándo el entrevistado te miente?

Lógicamente, yo tengo mi propia opinión de cada una de las respuestas. Lo que no sé decirte es si siempre acierto, soy un ser humano y a mí me puede fallar también la intuición. Muchas veces lo sabes y por eso repreguntas, porque por ejemplo sabes que el dato que te están dando en una respuesta no es cierto. La intuición te puede fallar. Si hay datos, desde luego, estás acertando si lo piensas.

Y la mejor forma de decirle al espectador que tú crees que ese entrevistado miente, ¿es la repregunta?

[Piensa] La mejor forma de obtener una respuesta es la repregunta. Lo que no puede ser es que preguntes por la sanidad y te respondan con los escraches. ¿A dónde vas? Manzanas traigo. Esa es la única manera que yo sé para conseguir la respuesta sobre lo que se le está preguntando, que no la respuesta que yo quiero. De ahí, luego, cada uno interpreta como cree.

Muchas veces, mi sensación coincide con la de la gente, pero muchas otras no. Yo puedo creer en lo que me están diciendo y luego veo en las redes sociales o en la calle que me dicen "pues no te dijo la verdad".

¿Es por esto que dices, por lo de preguntar por sanidad y que te respondan hablando sobre los escraches, por lo que no dejas del todo responder al entrevistado? Verás que mucha gente te lo recrimina por Twitter...

Bueno, a ver. Si te están haciendo una pregunta muy concreta y tú saltas de tema, evidentemente, yo no voy a dejar que hagas discursos sobre ese tema; que luego puede ser tratado más adelante. De la misma manera que los periodistas somos seres limitados -al menos, yo lo soy- y no le decimos al resto de profesiones cómo tienen que hacer su trabajo, yo entiendo que un político no te puede marcar cómo hacer la entrevista.

Si tú estás interesado en un tema porque crees que a la gente le interesa y él te responde por otro lado, nuestro deber es insistir. No digo que sea la fórmula perfecta, no digo que tenga que hacerla todo el mundo. Digo que en el periodismo en el que yo creo y en el que he aprendido, eso se hace.

Yo tengo detectado que Paxman, que para mí es la gran referencia como entrevistador, te deja cinco segundos de respuesta. Si no respondes, te interrumpe. Y no se forma un terremoto en torno al periodista, sino entorno a la ministra que no le está respondiendo.

El hecho de ser tan conocida, de tener esa fama de periodista dura, abrasiva... ¿Crees que para ti está siendo un hándicap a la hora de entrevistar? ¿Esto hace que los entrevistados se sienten delante de ti con una coraza para ser menos vulnerables? Pienso, por ejemplo, en entrevistas como las que has hecho hace poco a Arturo Fernández, Esperanza Aguirre (que fue un dolor de muelas esa entrevista...)

[Ríe] También es una ventaja el hecho de que te conozcan, que sepan que tú no vas a pactar preguntas y temas, ni nada por el estilo... Y tengo que decir que siguen viniendo al programa. En 20 programas hemos tenido a los 4 ministros que hemos pedido, el resto están pedidos para lo que queda de temporada, hemos tenido al líder de la oposición, a los dos sindicatos, a los empresarios, a Izquierda Unida, UPyD...

Creo que, también para ellos, tiene una ventaja el dar la cara. Como te decía antes, hay muchas maneras de hacer entrevistas. Es verdad que en la televisión se magnifica todo mucho más. Yo soy un ser imperfecto porque si no, quizá, no sería periodista; estaría haciendo cosas más importantes que preguntas, y hay veces que cuando interrumpo acierto y hay otras en las que cuando interrumpo, me equivoco. Es como la vida. De todo se aprende.

¿Por qué era necesario un programa como 'El objetivo'?

En la etapa en la que estuve pensando en si volver o no a la tele con las propuestas que tenía, fue la etapa en la que empecé mi contacto más directo con CNN y estuve viendo más de cerca lo que se hace allí.

Por un lado, yo quería seguir haciendo las entrevistas que hago. CNN me dio la oportunidad. Y también quería seguir haciéndolo en España si me daban la oportunidad, y así ha sido.

Por otro lado quería incorporar -y en el último programa de 'El objetivo' se visualizó bastante- no sólo tener entrevista de tendencia, entrevistar a un personaje que es noticia. Yo creo que la pedagogía es importante fuera de la opinión. Lo que hemos intentado es no meter opinión. Todo tiene la perspectiva que le queramos dar, pero no somos una tertulia.

¿Crees que la crisis ha hecho que el ciudadano se dé cuenta de que también los datos son opinables o usados en favor de la propia opinión del medio, el periodista, el político...?

Me parece fantástico que cada vez la exigencia del ciudadano sea mayor. Lo percibo a través de las redes y creo que eso nos obliga a ser mucho mejores y rectifiquemos cuando nos confundimos en un dato o hacemos un gráfico que no se entiende.

¿Los datos son opinables? Claro. En nuestras pruebas de verificación (algo que hacen mucho en EEUU), tú ves que el mismo dato de la subida del precio de la luz lo dan distinto Cospedal, el Secretario de Estado y el ministro del ramo. ¿Qué han hecho? Cada uno ha usado un marco temporal, un tipo de familia... Para eso estamos nosotros, para contextualizar y explicárselo a la gente.

¡Claro que puedes manipular los datos! Nosotros intentamos quitarle todo lo que hay alrededor, dejarlo lo más limpio posible y entregárselo al espectador.

Como buscadora de respuestas, por tu experiencia y tu labor diaria, ¿Piensas que los políticos y las élites de este país no están dando respuestas o que están mintiendo en las respuestas que dan?

Creo que hay de todo. La generalización siempre es muy injusta. Hay políticos que vienen a dar la cara, que responden y son capaces de dejarte sin repreguntas. Hay gente que da la cara en este país, hay políticos que están por vocación y no por arte ni por engañar. Y luego, claro, hay otro tipo de políticos, que te mienten.

Generalizar es malo. A los periodistas, cuando lo hacen con nosotros, nos duele: "todos los periodistas están vendidos". ¡Alguno habrá que no! [Bromea]. Pero también es verdad que nos hemos ganado esa crítica de los ciudadanos, que nos posicionan muy mal y nos retratan muy mal porque nos han percibido muy cerca del poder. Eso merece que nos lo pensemos mucho de aquí en adelante.

¿Te molesta cuando te califican como periodista de izquierdas (o periodista de un color)?

Me pasa cuando entrevisto a alguien del PP y cuando entrevisto a alguien de izquierdas... Tengo una tía muy mayor, de ideología conservadora, y me dice "es un fenómeno curioso el tuyo: cuando entrevistas a alguien de izquierdas, mi entorno cree que eres de derechas. Y luego pasa al contrario". [Sonríe]

Al final, creo que la gente entiende que nuestro trabajo es el que es. Y si a un dirigente (o varios) del PSOE no le gusta la entrevista con Patxi López, pues mira, a mí no me gustan otras cosas... Ellos son libres de opinar, pero yo hago la entrevista que considero que debo de hacer. Y la hago pensando en qué le preguntaría un ciudadano. No siempre acierto.

Sobre el ciudadano y las preguntas. ¿Tú crees que los ciudadanos están haciendo las preguntas que deben hacer?

Sí, percibo que la crisis nos ha vuelto a todos mucho más exigentes, ha elevado el nivel. La gente ya no se conforma con que les digan que los sueldos han bajado. Quieren que se lo contextualices.

Hay una cosa que hacemos en 'El objetivo' que a mí me gusta mucho y que el equipo lo hace muy bien: la comparación con otros países. Ese esfuerzo de comparar continuamente, para lo bueno y para lo malo, hace que la gente tenga más datos de la realidad y lo vea mejor.

Hablas en plural siempre...

Sí, yo es que no soy nada sin mi equipo. No lo era antes y no lo soy ahora. Lo digo muchas veces. La tele tiene una parte muy injusta para el equipo porque no aparece el equipo.

Una de mis grandes virtudes, creo, es encontrar talento. Y hay una parte de ese talento que se está viendo en el programa como es Natalia [Hernández], que trabajaba en Intereconomía y es una megacrack del periodismo económico y Marc [Campdelacreu] que hace reportajes en la calle y que trabajaba conmigo en 'Los Desayunos' y se vino...

Luego hay otra parte del equipo que nadie ve (realización, producción, redacción...) y que son muy buenos. Detectando talento soy mejor que haciendo entrevistas [bromea].

Puedes brillar más si los que tienes alrededor son mejores que tú. Es la única manera.

#cracks pic.twitter.com/TQljcljS9c? Ana Pastor (@_anapastor_) octubre 23, 2013

Hablando de tu etapa en 'Los Desayunos', en TVE... Como telespectadora, como contribuyente, ¿cómo ves TVE ahora con respecto a la época en la que tú trabajabas ahí?

En el caso de TVE, por los datos de audiencia obtenidos, la gente ha optado por otros canales. El informativo de Elena Resano [en La Sexta] está superando los doce puntos. Si te lo cuentan hace unos años, no te lo crees. Es una apuesta de La Sexta por hacer información.

En el caso de TVE, si me preguntas por los contenidos y los informativos, te digo que a mí los informativos que me gustaban eran los de Fran Llorente. Mucha de la gente ha cambiado, mucha otra no, pero yo creía en esos informativos y me puse esa camiseta hasta que me obligaron a quitármela.

Es una pena que con el dinero público se obligue a quitar camisetas...

Yo lo que digo es que a mí me apartaron de 'Los Desayunos', pero de TVE decidí irme yo porque no me propusieron nada.

Había tenido ofertas durante todo el tiempo que estuve en TVE gracias a que la cadena me hacía brillar más. Pude hacer todo lo que hice gracias a un señor como Fran Llorente que te llama y te dice "tú puedes hacer 'Los Desayunos'", aunque tú te resistas y creas que no eres capaz. Él cree en ti, te deja hacerlo y, a pesar de todo lo que se monta tras las entrevistas, sigue creyendo en ti. Lo que soy hoy en día se lo debo también a esta etapa y a esta gente.

¿Crees que por el hecho de ser mujer, los sectores y personas que te cuestionan o insultan, te consienten menos? ¿Crees que muchas críticas que se te han hecho no se habrían producido de haber sido un hombre?

Sí, lo tengo clarísimo. Cuando el presidente [de Ecuador] Rafael Correa me llama "Anita", la polémica se genera porque yo le respondo, no porque él me llame "Anita". Iñaki Gabilondo me decía que en este caso se mezclaba el hecho de ser mujer y la edad. Pues sí, tengo 36 años y cometo errores, pero creo que si a la quinta vez que me has llamado "Anita", te pido de manera educada que no me lo llames, tampoco pasa nada.

Pero el revuelo que se forma es porque lo le respondí. Me han dicho alguna vez que se lo podría haber dicho al salir. Sí, pero yo tengo una familia con dos niños en casa, uno de ellos niña, y no quiero que tenga que ver eso. ¿Por qué tengo que aguantar eso? Cuando volví a entrevistarle en CNN, no lo hizo. No tenemos ninguna confianza, no le conozco de nada. Tampoco cariñoso, como alguien intentó explicar: yo no quiero que me tengan cariño los políticos.

Te advertí por Twitter que te iba a preguntar por la derrota, la primera en mucho tiempo, del Real Madrid de Baloncesto, ¿Era Messina el peor rival para romper esa racha de victorias?

[Ríe] No, yo a Messina le tengo un cariño especial. Soy muy de Laso, pero me gusta mucho Messina y me dio pena que no triunfase en el Madrid.

El partido no lo vi y, por tanto no lo tuiteé. Era un rival duro y aún estamos pagando el cansancio de ese partido...

Pero no te podrás quejar. Siendo culé como soy, creo que el Real Madrid de baloncesto ofrece espectáculo y victorias...

Espectáculo vemos, los madridistas, en la zona culé, pero de otro tipo... [Bromea]

Sí, esos deberían responder muchas preguntas...

Estoy en ello... ¡Rosell, el otro día [en la comparecencia en la que hizo pública su dimisión], no respondió preguntas! Esto se ha generalizado. Si estás en una situación complicada, da la cara.

Con los políticos lo vemos. El hecho de que Wert, que sabe que va a tener una entrevista complicada, acepte venir a 'El objetivo' fue bueno para él. Eso siempre es bueno de cara al ciudadano. En el extranjero es incomprensible esto de comparecer sin preguntas. Cuando conté en CNN que en España se convocaba a periodistas y no se les dejaba preguntar: alucinaban.

Y es una moda que se está generalizando, mira Rosell. Es lo más sencillo en el corto plazo y lo peor en el largo. Gran parte de las desafecciones las provoca que no se den explicaciones desde el poder. Que el poder no sólo son los políticos, como tú recordabas. Es muy difícil sentar a un banquero en un programa o a un empresario de alto nivel, y son el epicentro de muchas de las cosas que están pasando en España, para lo bueno y lo malo.

¿Qué problema hay en responder? Si no se puede tener miedo a las preguntas, se debe tener miedo a las decisiones equivocadas, pero no a las preguntas.

¿A tus hijos les das la opción de repreguntar cuando te preguntan algo y no les contestas como ellos quieren?

[Ríe] Totalmente. Están en la edad de tres años en la que tienen preguntas maravillosas. En quince minutos es capaz de hacerte quince repreguntas del tipo "¿Por qué los perros no hablan?" Y no se conforma con que le digas que los perros no son humanos, porque él ha visto algo en algún sitio en el que sí hablan. [Risas] Verte en ese otro lado es la mejor medicina, "¿pero qué respondo?"

Creo que nosotros, los periodistas, también estamos obligados a responder. Unas veces lo haremos con más acierto y otras con menos. Los periodistas no somos una élite diferente, ni le tenemos que decir a los políticos como hacerlo, ni al revés. Todos somos ciudadanos, pero algunos tenemos una responsabilidad mayor, como los que salimos en la tele.

  • <a name="despiece1"></a><b>Ana Pastor y 'The Newsroom'</b>
 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00