El 'amanecismo' está de aniversario

El 'amanecismo' está de moda. Por todos los lugares del planeta andan repartidas legiones omnímodas de personas imbuidas por un sentimiento surrealista, ocurrente y rural ("rural nada más"). Quién sabe si dentro de poco tiempo Dostoyevski y Faulkner alcanzan el número uno en ventas. O si la Guardia Civil vuelve a ser la institución más respetada. Incluso es posible que los trabajadores se vayan de año sabático (ya saben, trabajar seis años y descansar uno).Escucha la sección de 'Hora 25' sobre la película

Si nunca has visto 'Amanece que no es poco' abandona tus prejuicios. Aquí todo puede pasar. Lo mismo te pega un fogonazo el culo que todo el mundo hace flashback. Es una película alocada que engancha. Cuántas más veces la ves, más gags nuevos descubres. Y todos con una dosis de inteligencia difícilmente comparable.

Los personajes son disparatados y espontáneos. La mayoría están terriblemente sujetos a las pasiones, aunque sólo uno lo reconozca. Si piensan que la muchacha del alcalde debe ser comunal (y turgente), lo dicen; y si el cura hace un alzamiento de hostia admirable, se le aplaude.

Precisamente, la religión juega un papel trascendental. Alrededor del cura se plantean debates pintiparados como el del 'libre albedrío'. Aunque su padre y pregonero le corta la espiritualidad: "¿Y cuando tu ayunas, cómo lo notan los pobres?", le dice en una ocasión. La Iglesia acoge tanto a estudiantes de la universidad de Yale como a rusos que cantan y bailan el 'kalinka' al unísono. La santa misa es casi una fiesta a la que está invitado todo el pueblo, excepto las minorías étnicas (como Ngé Ndomo).

La música es tan variada como los vecinos. Al munícipe por antonomasia le reciben con el cancionero popular valenciano, un fandango suena mientras se están ahorcando dos personas y la escuela es una orquesta dirigida por un profesor obsesionado por 'las ingles'. Nunca ha sido tan divertido estudiar los ríos de Europa o "las vísceras" del cuerpo humano:

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'Amanece que no es poco' es una historia de contrastes. La vida y la muerte se ven desde otras perspectivas. Un médico se sorprende de lo bien que se le muere un paciente ("qué irse, qué apagarse, con qué parsimonia"). A su vez, una mujer una mujer "pare como una coneja" a los 10 minutos de yacer. ¡Mellizos!

Seguro que se han quedado muchas cosas en el tintero (la oda a la calabaza, el borracho que se desdobla, los latinoamericanos que unos días van en bici y otros días huelen bien, las elecciones a puta y a monja, el cabo santo, el niño 'deprimío', el suicida,...). Uffff esta película... ¡es un sindiós!