Cárcel para el bailarín que encargó atacar con ácido al director del Bolshói
El bailarín solista Pável Dmitrichenko cumplirá su condena de seis años en una prisión de alta seguridad
El sonado proceso por el ataque con ácido contra el director del Ballet del Bolshói, Serguéi Filin, apoteosis en una serie de escándalos que últimamente ha sacado a la luz los trapos sucios del mayor teatro ruso, acabó hoy con una condena de seis años de prisión para el autor intelectual de la agresión.
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Conforme a la resolución del Tribunal Meshanski de Moscú, el bailarín solista Pável Dmitrichenko, acusado de idear el ataque que dio la vuelta al mundo, cumplirá su pena en una prisión de alta seguridad. Mientras, sus cómplices, el desempleado Yuri Zarutski, autor material del ataque, y Andréi Lipatov, el chófer que llevó a este al lugar del crimen, fueron condenados a diez y cuatro años de reclusión, respectivamente.
Además de las penas carcelarias los tres condenados tendrán que pagar 3,5 millones de rublos (unos 80.000 euros) a Filin por los daños morales y materiales que ha sufrido, tal y como demandó la víctima.
Filin, quien regresó en septiembre a Moscú, aunque no ha podido reasumir sus funciones, tuvo que someterse a 23 operaciones quirúrgicas en Alemania para recuperar parcialmente la vista. Según Nikolái Tsiskaridze, famoso bailarín y coreógrafo ruso, la condena carcelaria pone fin a la "brillante y prometedora" carrera de Dmitrichenko.
"Le han arruinado la vida para siempre. Nunca más podrá bailar, es irrecuperable", dijo Tsiskaridze, que abandonó recientemente el Bolshói sin expirar su contrato, en medio de tensiones con la administración del teatro. Al mismo tiempo, criticó la dureza de la condena que, según él, fue emitida "sin que se presentara ninguna evidencia de la culpabilidad de Dmitrichenko". Tsiskaridze había salido en varias ocasiones en defensa de Dmitrichenko al tiempo que acusó a Filin de implantar un régimen de "favoritismo" en el Bolshói. Asimismo, Filin fue objeto de duras críticas por varios bailarines citados como testigos en el juicio, quienes aseguraron que el director le hacía la vida imposible a Pável Dmitrichenko. El servicio de prensa del Bolshói se negó, a preguntas de Efe, a comentar la condena al bailarín solista.
También se abstuvo de hacer comentarios la ex prima bailarina del afamado teatro Anastasía Volochkova, quien abandonó en 2003, con escándalo, el Bolshói. Según la acusación, Dmitrichenko habría encargado a Zarutski el ataque contra Filin al considerar que el director de la compañía relegaba a un segundo plano a su esposa, la también bailarina del Bolshói Angelina Vorontsova. Supuestamente, el bailarín también estaba molesto con Filin tanto por el reparto de papeles como por la distribución de los honorarios entre los artistas.
Tras sufrir quemaduras de tercer grado en la cara y los ojos, los médicos lograron que el agredido recuperara el 80 por ciento de la visión del ojo izquierdo y parte de la visión del derecho, con el que ya puede distinguir objetos y símbolos de gran tamaño.
En el proceso, Dmitrichenko dijo que asumía la responsabilidad moral por el ataque, pero negó haber pagado a nadie para que castigara a Filin. Por otro lado, Zarutski negó haber recibido el encargo de Dmitrichenko para realizar el ataque e insistió en que actuó por su propia voluntad dado que "sintió la necesidad de hacer algo" con la conflictiva situación en el Bolshói.
La condena al bailarín llegó un día después de que el director musical del Teatro Bolshói, Vasili Sinayski, presentara su dimisión sin que se especificasen los motivos, en plena temporada y a dos semanas de tener que dirigir con la batuta "Don Carlos" de Verdi. Y otra bailarina, la estadounidense Joy Annabelle Womack, que fue contratada por el teatro Bolshói, acusó a mediados de noviembre a su administración de extorsión.
La bailarina denunció además incumplimiento de su contrato por parte del Bolshói, que le habría quitado un 30 por ciento de sus honorarios en concepto de impuestos sin asignarle el número individual fiscal, tal y como señala la legislación laboral rusa. Con el objetivo de poner fin a los incesantes conflictos y escándalos que últimamente ha vivido el mítico teatro ruso su administración ha anunciado que va a negociar un convenio laboral colectivo.