Martínez Camino marca la elección de su sucesor: "Es poco probable que sea mujer"

El perfil del nuevo secretario general que los obispos elegirán el próximo miércoles dará pistas sobre si la Iglesia española se apunta o no a los aires renovados que llegan desde el Vaticano. El desenlace dependerá de la pugna de matices entre la línea dura de Rouco y Martínez Camino -ambos de retirada- y el sector más moderado del episcopado. Hoy Rouco ha vuelto a insistir en cuestiones de moral sexual y defensa de la unidad nacional mientras Camino ha descartado prácticamente que una mujer le pueda suceder en el cargo

Los obispos debaten ya a puerta cerrada quién será su cara visible para los próximos cinco años. Una elección, la de secretario general, que se presenta menos previsible que nunca a juzgar por los aires de renovación marcados por el papa Francisco y por la próxima retirada del cardenal Rouco Varela, que finaliza su mandato al frente de la Conferencia Episcopal española el próximo mes de febrero, siempre que el Vaticano no acepte su renuncia antes (presentada al papa hace ya más de dos años cuando cumplió los 75 años, edad a la que todos los obispos ponen su cargo a disposición del pontífice).

La votación tendrá lugar el miércoles pero hoy el secretario general saliente, Juan Antonio Martínez Camino, que abandona el cargo tras cumplir dos mandatos consecutivos y ya improrrogables, ha dado alguna pista sutil sobre su impresión para el relevo al considerar "poco probable" que se produzca lo que, a juicio de muchos, podría suponer un gesto de renovación en la Iglesia: que le suceda una mujer. "Es poco probable, por nuestra historia, nuestra tradición, nuestros candidatos...en fin, aunque con el riesgo de ser profeta, creo que es poco probable, aunque técnicamente y estatutariamente es posible, y yo por supuesto no tendría nada en contra de que así fuera", ha señalado hoy en declaraciones a los periodistas.

Martínez Camino acotaba así el terreno mientras el cardenal Rouco hacía lo mismo en su penúltimo discurso ante la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal al volver a reclamar a los gobernantes un "giro positivo" en la legislación sobre el matrimonio y la familia, incluida la protección a la vida y el debate sobre la bioética, "que sigue presentando graves problemas que comprometen seriamente el bién común" y se ha referido de manera implícita a tres recientes controversias: el plan soberanista de Cataluña, la reciente sentencia sobre la doctrina Parot y la anunciada revisión de los Acuerdos con el Vaticano por parte del PSOE.

Rouco se ha mostrado preocupado por el hecho de que " la unión fraterna entre todos los ciudadanos de las distintas comunidades y territorios de España, con muchos siglos de historia común, pudiera llegar a romperse. La unidad de la nación española es una parte principal del bien común de nuestra sociedad que ha de ser tratada con responsabilidad moral", ha apuntado, al tiempo que ha reclamado a los políticos que afronten esa responsabilidad respetando las normas básicas de convivencia, "como es la Constitución".

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También ha tenido palabras para el fin de la doctrina Parot pero sin nombrarla en ningún momento: "Nos preocupa que las heridas causadas por el terrorismo a tantas víctimas y a la sociedad entera no se curen por el camino del arrepentimiento, del propósito de la enmienda y de la satisfacción de las víctimas. Es decir, que no se curen en su raíz por el camino del perdón y de la misericordia buscada, aceptada y concedida de corazón", ha señalado.

El discurso del cardenal ha incluido también una velada referencia al anuncio del PSOE de que denunciará los Acuerdos con el Vaticano, al asegurar que "en España, las relaciones entre la Iglesia y el Estado están suficientemente bien reguladas por los acuerdos de 1979, que reflejan fielmente tanto los principios del Concilio Vaticano II como los que emanan de la Constitución de 1978".

La elección del nuevo secretario o secretaria general de la Conferencia Episcopal se conocerá el próximo miércoles a partir de las 10:30 de la mañana. Al cargo, para el que puede ser elegido un laico, se pueden proponer tantos nombres como decida la Comisión Permanente del episcopado, que también tendrá la obligación de incorporar los candidatos propuestos por al menos diez obispos.