Marc Márquez, el niño que hizo suyos todos los récords

El piloto de Honda ha ganado este domingo su primer título en la categoría reina y lo ha hecho en la última carrera del campeonato a pesar que desde hace casi un mes podía haberse proclamado matemáticamente campeón. Tuvo que esperar y nos hizo a todos contener el aliento hasta que en Cheste cruzó la bandera a cuadros tercero y añadió a su lista de récords el del piloto más joven en ganar el título de la categoría reina.

Aunque viéndole sonreír nadie lo diría, Márquez no lo ha tenido fácil, en ninguna de sus victorias mundiales, siempre al límite y casi a contrarreloj. En su primer título, el de 125cc conseguido en 2010, apuró también hasta la última carrera para coronarse campeón después de que la penúltima, en Portugal, tuviese que salir en último lugar por un error absurdo y, a pesar de ello, ganase. El Mundial de 2012 fue similar, una caída en Malasia -antepenúltimo trazado del calendario- le estropeaba su 'match ball', aunque esta vez lo conseguía en la penúltima carrera, en Australia, celebrando su campeonato en Moto2 precisamente junto a un Jorge Lorenzo que había logrado el de MotoGP. Eso sí, 15 días después. ya con su segundo título en el bolsillo y sin peligros, el de Cervera firmaba una de las mayores remontadas de la historia tras salir de nuevo último cumpliendo una sanción impuesta en los entrenamientos y cruzando la meta el primero.

No era la primera ni sería la última vez que Márquez tiraba de épica y talento sobre el asfalto. Desde que debutó en el Mundial, en 2008, ha venido dando avisos, no solo de su precocidad, sino también de su capacidad. Ese mismo año, en Donington Park, se convirtió en el piloto español más joven, el segundo a nivel mundial, en subir al podio del campeonato. Un año después, en Le Mans, sería el piloto español más joven en lograr la 'pole', quitándole ese honor precisamente a Jorge Lorenzo.

Sin embargo es en 2010, aún en el octavo de litro, cuando, tras dos años de aprender a base de caídas y "errores de novato" como él mismo los califica, Márquez da el estirón. No solo porque esa temporada, con una moto a la altura de sus rivales, conseguiría, en la cuarta carrera de la temporada, en Mugello, su primera victoria, ni porque esa fuera solo la que abriría el botín de los 10 triunfos que lograría esa temporada y que le darían su primer título, sino porque demostró ese año lo que tantas veces se ha visto en este Mundial; que es un piloto al que acompaña la épica porque jamás se rinde y disfruta con una pasión inagotable de cada carrera.

Se notó ese año por ejemplo en el circuito de Estoril, con una prueba interrumpida por la lluvia, Márquez tuvo un error absurdo y se cayó en la vuelta de reconocimiento. Apenas había tiempo para arreglar la moto, una reparación contrarreloj que convocó incluso a otros mecánicos, y que puso en juego el pulso de todo su equipo. A punto estuvo de salir sin carenado y aún así no llegó a tiempo y tuvo que tomar la salida en último lugar, desde el 'pit lane'. Había que correr nueve vueltas y con ser octavo aún tenía opciones al título pero en la primera curva ya estaba tercero. Ganó la carrera a pesar de que su equipo le marcó en la pizarra que con ese podio era suficiente. No se conformó. Una semana después, en Valencia se convertía en uno de los protagonistas del mejor año -hasta hoy- del motociclismo español con campeones en las tres categorías.

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Si en 125cc tardó tres años en llevarse el título, en Moto2 le bastarían solo dos y desde el primero, en 2011, ya le plantó cara al campeón Stefan Bradl logrando más victorias que él -siete de Márquez frente a las cuatro del alemán- y terminando el Mundial a solo 23 puntos. Una caída en los entrenamientos de Sepang le provocaba visión doble y le obligaba a bajarse de la moto entregando el campeonato, al que todavía aspiraba, a Bradl.

Casi sin pretemporada por los problemas en su ojo derecho, afrontó su segundo año en Moto2 metiéndose en el podio en todas las pruebas que terminó y le metió 56 puntos de diferencia al subcampeón, Pol Espargaró. Ese año, el que muchos consideraban el niño mimado del 'paddock' hizo suya en Valencia una de las mayores remontada de la historia. Tras salir último, cumpliendo una sanción impuesta en los entrenos, adelantó 32 posiciones hasta pasar primero por línea de meta. No era la primera vez que lo hacía, un año antes, en Phillip Island ascendió desde la 38º posición -tras una sanción por causar un accidente- a la tercera. Atrás queda también la de Japón cuando se quedó clavado en la línea de meta y pasó de la 29ª posición a lo alto del cajón.

Esa es sin duda la marca de un piloto agresivo que jamás se rinde en la pista y que desde que se subió a una moto ha pulverizado todos los récords de precocidad. Solo tiene 20 años y acaba de convertirse en el piloto más joven en lograr el título en la categoría reina, y es, junto con Kenny Roberts, el único novato en lograr ganar un mundial el año de su debut. Nadie puede decir que no avisó; en la primera carrera, en Catar, hizo su primer podio en MotoGP, 15 días después en Austin ya subía a lo más alto del cajón y en Jerez pasaba al que siempre ha sido su ídolo, Valentino Rossi. No contento con eso, en Laguna Seca, adelantaba al italiano en pleno 'sacacorchos' y ganaba donde nunca había ganado un debutante. Tampoco le pudo la presión tras el error garrafal en Australia y la posterior acometida en los despachos de Yamaha y aguantó el tipo en Motegi asegurando el segundo puesto tras Lorenzo. Márquez ha demostrado este año no solo la constancia y el coraje- se ha llevado seis victorias en lo que va de Mundial y solo se ha bajado del podio en las dos carreras en las que no ha puntuado - Mugello por caída y Phillip Island por descalificación- sino también la templanza de un gran campeón.

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