El Supremo confirma la condena de Mikel Otegi por matar a dos ertzainas

El Tribunal Supremo ha confirmado la condena de 34 años de cárcel que la Audiencia Nacional impuso a Mikel Otegi por el asesinato de dos ertzainas en 1995. El Supremo, como ya hizo la Audiencia Nacional, rechaza condenarle por delitos terroristas y también considerar que confesó sus crímenes al coger la radio del coche patrulla de los fallecidos y gritar "Batasun, batasun, un casero ha matado a dos cipayos por la política que seguís".

El Tribunal Supremo ha confirmado la condena de 34 años de cárcel que la Audiencia Nacional impuso a Mikel Otegi por el asesinato de dos miembros de la Ertzaintza en 1995 en la localidad guipuzcoana de Itsasondo. Condenado por dos delitos de asesinato, Otegi también tendrá que indemnizar a los familiares de los fallecidos con un total de 800.000 euros, culpable de asesinar a dos ertzainas en la mañana del 10 de diciembre de 1995 en la puerta de su casa, disparándoles por la espalda con una escopeta.

El Supremo confirma todos los extremos de la sentencia condenatoria de la Audiencia Nacional, desestimando tanto los recursos de la defensa de Otegi como de las acusaciones formalizadas por la Fiscalía y las familias de los fallecidos, que solicitaban un aumento de las condenas y las indemnizaciones.

No le condena por delitos terroristas

En su sentencia, los jueces de la Sala de lo Penal confirman que existió alevosía en los asesinatos, señalando que "todo indica que los disparos se llevaron a cabo de forma sorpresiva". También rechazan la teoría de las acusaciones de enmarcar los asesinatos dentro de la actividad terrorista. Señala en su sentencia que "de los hechos probados no resultan elementos propios y característicos del delito terrorista".

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El Supremo rechaza que Otegi confesara

Momentos después de disparar contra los dos ertzainas, Otegi cogió la radio del coche patrulla y dijo "Batasun, batasun, un casero ha matado a dos cipayos por la política que seguís", al igual que de camino a dependencias policiales dijo a los agentes que le acompañaban: "Yo les he matado gratis, y no como vosotros. Se lo tienen bien merecido por cipayos". El Supremo rechaza la tesis de la defensa del condenado, que intentaba enmarcar este hecho como una confesión y, por tanto, como un atenuante. Algo que no considera el Supremo, señalando que este hecho "es incompatible con cualquier sentimiento de arrepentimiento o próximo a él".

Durante la vista oral de revisión de condena en el Tribunal Supremo, tanto la Fiscalía como la familia de los ertzainas fallecidos solicitaron que Otegi también fuera condenado por, según su versión, pertenecer a la banda terrorista ETA, solicitando también un aumento de las indemnizaciones. La defensa del condenado, por su parte, denunció presuntas irregularidades durante un proceso judicial que empezó en un juzgado popular del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco pero que finalmente fue enjuiciado en la Audiencia Nacional. Es ahora el Tribunal Supremo quien sostiene que la decisión de que finalmente fuera la Audiencia Nacional quien se hiciera cargo del proceso "no puede calificarse de manifiestamente arbitraria", alegando igualmente que las suposiciones de la defensa de Otegi sobre las intenciones del Ministerio Fiscal en el proceso "carecen de cualquier apoyo probatorio y encontraron eco en las posteriores decisiones jurisdiccionales".

Confirma la condena de la Audiencia Nacional

La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional condenó el verano pasado a Mikel Otegi a 34 años de cárcel, con un cumplimiento máximo de 25 años, por dos delitos de asesinato, uno de ellos en concurso con un delito de atentado. También se le condenó a indemnizar a los familiares de los ertzainas asesinados con un total de 800.000 euros. Fue absuelto de otros delitos de los que estaba acusado: integración en organización terrorista, amenazas y coacciones.