El Rey y el jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, recibirán este martes al presidente de Bolivia, Evo Morales, quien realiza una escala en la capital española para una breve visita de trabajo dos meses después de la crisis diplomática por el incidente del avión presidencial boliviano motivada por el «caso Snowden». A diferencia de lo que ocurre en otras ocasiones en las que vienen mandatarios internacional a España, en esta ocasión Rajoy no comparecerá junto a Evo Morales. Morales acudirá en primer lugar al Palacio de la Zarzuela a las 19:00 para reunirse con don Juan Carlos, que reanuda con este encuentro su actividad oficial pública tras el paréntesis veraniego, y se trasladará a continuación al Palacio de la Moncloa para entrevistarse con Rajoy. Este encuentro entre el jefe del Ejecutivo español y el presidente de Bolivia tendrá lugar a petición de este último, que hace escala en España procedente de Italia. Ambos mandatarios no tienen previsto realizar comparecencia conjunta ante la prensa tras la reunión. Será Evo Morales el que salga ante los medios a las 21:00 en el hotel donde se aloja. Se trata de una reunión protocolaria que ha solicitado el presidente boliviano y que se producirá dos meses después de la crisis abierta el 2 de julio, cuando el avión de Morales, procedente de Moscú, tuvo que aterrizar en el aeropuerto de Viena después de que Portugal, Francia e Italia le impidieran aterrizar o sobrevolar sus territorios, una actuación que Bolivia calificó de «secuestro». Los países europeos actuaron bajo la sospecha de que el avión presidencial boliviano pudiera transportar al ex analista de la CIA Edward Snowden, buscado por Estados Unidos. Finalmente el presidente boliviano pudo abandonar Viena con un plan de viaje que incluyó escalas técnicas para repostar en las Islas Canarias y en la ciudad brasileña de Fortaleza, desde donde voló a La Paz. Bolivia, que pidió explicaciones diplomáticas a Francia, Italia y Portugal, tachó de «grotesca» la gestión de la crisis por el embajador español en Austria, Alberto Carnero, lamentó que Rajoy hubiera «considerado el hecho como un debate artificial» y afirmó que el ministro español de Exteriores, José Manuel García-Margallo, incurrió «en varias contradicciones en sus declaraciones públicas».