Sociedad

"No entreguen armas a la oposición pero dejen que el Ejército Libre las compre"

El intelectual sirio es partidario de la negociación pero sin que se convierte en un proceso largo, al estilo Israel-Palestina. "Sólo se puede negociar con una agenda clara", dice

Kawakibi tiene claro que el régimen llegó a su fin "cuando el pueblo rompió el miedo y salió a la calle. Él y los suyos son conscientes de que ya no pueden ganar". Pero el desenlace del conflicto depende de "factores externos, no está en manos de los sirios".

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El pensador árabe, nacido en Aleppo, analiza la situación actual del conflicto sirio y la reciente victoria del régimen en Al Qussair. Salam Kawakibi es el director del 'Arab Reform Initiative' y es autor de diferentes ensayos científicos sobre derechos humanos, relaciones norte-sur o reforma política en el mundo árabe. Lamenta que la comunidad internacional presente el conflicto sirio, que deja más de 94.000 muertos, en una cuestión sectaria.

Durante un seminario en Madrid organizado por el CEMOFPSC en Casa Árabe, habla sobre la estrategia militar de Bashar Al Assad, que aKawakibi le recuerda la metodología de Rusia en el conflicto de Chechenia. "Una manera muy cínica de destruir una sociedad, como ocurrió en Grozni: destruir todas las infraestructuras de la ciudad y después entrar y tener una confrontación militar", sostiene.

Tiene claro que una intervención militar no es lo que desean los sirios, pero sí hay voces que piden que se permita al Ejército Libre que compre armas. Por ello, como solución a los dos años de guerra en el país, este intelectual sirio considera imprescindible establecer una agenda clara que garantice una transición. porque es condición sine qua non si se pretende negociar con Bashar Al Assad.

P - Usted escribía hace unos días sobre la entrada de Hizbolá en la guerra en Siria, y fue muy pesimista sobre las consecuencias que va a tener en el futuro para la relación entre sirios y libaneses.

R - ¡Ojo! Entre los sirios y los libaneses de Hezbolá.

P - Pero incluso con esa acotación, ¿puede de alguna manera desbordarse la guerra en Siria sobre Líbano?

R - La implicación de Hezbolá es algo muy negativo, dada su imagen en el mundo árabe. Especialmente ahora, celebrando estos días la 'victoria' en Al Qussair. Es algo vergonzoso, repartieron pastel en las calles de Beirut para celebrarlo. La zona de Al Qussair fue la primera que albergó a miles de libaneses refugiados [por la guerra de 2006]. Y aquellos que han estado matando gente hace unos días, puede que fueran los mismos que habían recibido la ayuda de esa gente unos años antes. Es muy triste para la gente de Siria y para el futuro de Hezbolá, que creo que ha quedado sellado. Puedes olvidar los posicionamientos políticos de alguien, pero no puedes olvidar las atrocidades, matanzas, violaciones hechas por esa milicia.

P - En este clima de celebración por lo de Al Qussair, se está imponiendo una cierta sensación de que el régimen va ganando terreno. Pero dado el apoyo que esta recibiendo de Irán, podría decirse que es más bien el régimen iraní el que va ganando en Siria.

R - El régimen ha fracasado en todas sus confrontaciones desde hace dos años. Desde el momento en que fueron los iraníes los que tomaron el liderazgo de la estrategia militar de forma directa. Esto es un episodio en un proceso largo, pero el régimen ya no puede ganar, incluso los sirios que están con él lo saben. Pero el momento para su hundimiento definitivo realmente depende de factores externos, no está en mano de los sirios.

P - Pero incluso si considera que está acabado...

R - Mire, ¿sabe cuándo acabó este régimen? El día en que el pueblo sirio rompió el miedo y salió a la calle. Porque este régimen está construido sobre ese miedo.

P - Si, pero incluso si lo considera acabado, llevamos dos años de sufrimiento y más de 100.000 muertos, y en cierto modo parece como si muchos intelectuales se hubieran movido a una posición de "todos son malos". Como si hubiera dejado de ser una revolución política, ya sólo interesan los aspectos sectarios y religiosos.

R - La gente sigue muy apegada al objetivo originario. Pero la militarización de la lucha no fue una elección, la gente no dijo "llegado tal día recurriremos a las armas"; la primera ciudad destruida, Daraya, cerca de Damasco, fue un ejemplo de manifestaciones pacíficas, donde la gente ofrecía rosas y flores a los soldados. Y la destruyeron. El régimen no puede relacionarse de forma pacífica con su gente, y ha hecho todo lo posible por convertir esto en una confrontación militar. El principal objetivo en cada ciudad es el hospital, la panadería, las escuelas... muy pocas posiciones del Ejército Libre en Alepo han sido atacadas, a diferencia de las panaderías o los hospitales. Es una manera cínica, y muy 'rusa' de destruir una sociedad. Los rusos lo aprendieron de Chechenia, de Grozni, donde hicieron lo mismo: destruir toda la infraestructura, toda la ciudad, y así después ya puedes entrar y tener una confrontación militar. Pero la sociedad civil sigue siendo muy activa. Por ejemplo en Raqqa, controlada por los radicales, la sociedad civil sigue muy viva, manifestándose a diario y rechazando los 'dictados' de Yabhat al Nusra y los otros grupos. Nadie, ni siquiera este grupo, puede imponer su voluntad a quienes han luchado para acabar con Al Assad.

P - Pero fuera de Siria se está adoptando una posición muy cínica, de intentar igualar a ambos contendientes.

R - Yo creo en la definición 'gramsciana' del intelectual, no como alguien que es intelectual por ser intelectual, sino para hacer algo. Y se preguntándose continuamente por la naturaleza de la oposición en Siria, las alternativas, quién compone el Ejército libre, quién está detrás, están divididos, es una manera, aunque sea inconsciente, de estar con el poder. Vale, a nosotros también nos preocupa, pero lo discutimos de forma constructiva. La oposición no puede estar unificada después de cinco décadas de monopolización de la vida de los sirios. No soy pesimista en esto, pero si soy muy, muy pesimista en cuanto a la posición internacional.

Ya no creo en ninguna institución, pero confío en la sociedad civil. Pero el problema es que la sociedad europea, por ejemplo, ve conspiraciones detrás de todo, y ven la mano del imperialismo, de las grandes multinacionales, de los sionistas en cualquier cosa. Y se han convertido en un grupo muy fuerte en Europa, que impide el apoyo al pueblo sirio.

P - ¿Qué diría a los que piden una intervención armada de Estados Unidos?

R - En Siria nadie quiere eso, claramente. Y después de dos años nadie sueña con una intervención de los otros países árabes, eso también está muy claro. Pero lo que piden algunas personas dentro de Siria, y la mayoría de la oposición, es que se deje comprar armas al Ejército Libre, no que se las den, pero sí que puedan comprarlas. Porque los grupos radicales están recibiendo todo el apoyo que necesitan, la otra oposición no.

P - ¿Aceptaría, bajo ciertas condiciones, una negociación con el régimen?

R - Negociar es algo normal - no el diálogo, que tiene una definición distinta - pero si la negociación, aunque sea para asegurar que hay una transición. Pero por supuesto con una agenda clara, con contenidos; no negociar por negociar, al modo de los palestinos con Israel desde hace décadas; hace falta una agenda clara.

P - ¿Y cuál es a su juicio la salida a esta situación en Siria?

Creo que la negociación será la última opción, pero también la que tenga más éxito. Pero si no hay un equilibro de poder antes, no funcionará. No puedes sentarte a negociar si tu estás en una posición muy fuerte y el otro lado es muy débil, porque conviertes la negociación en imponer tus condiciones.

 
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