Los trabajos de colaboración social, una vieja fórmula revitalizada por el Gobierno

Los trabajos de colaboración social no son nuevos. Nacieron hace más de 30 años y la situación económica ha hecho que vuelvan a implantarse y no sólo en Madrid, también en otras regiones

Los trabajos de colaboración social nacieron en los ochenta, aunque su uso se frenó por las protestas de los sindicatos, que argumentaban que es poner a un desempleado a hacer tareas que tienen que hacer los servicios públicos. Es el Gobierno de Rajoy el que ha revitalizado esta fórmula de forma especialmente llamativa cuando, tras los incendios del pasado verano, la vicepresidenta abrió la puerta a servirse de esta fórmula para reparar los efectos del fuego.

Esta figura permite que ayuntamientos y otras instituciones se sirvan de parados con prestación para que hagan tareas de interés general, según dicen las normas. Por ejemplo, la reparación de calles o conservación de parques y jardines. A cambio, el parado recibe un complemento a su prestación que le haga llegar, como poco, al salario mínimo.

El trabajo, según estipula la ley, ha de coincidir con las aptitudes físicas y profesionales del parado, y si éste lo rechaza perderá tres meses la prestación, y más si rechaza ofertas subsiguientes. Los datos de empleo demuestran que esta fórmula se usa cada vez más. En abril, más de 900 personas en España hicieron trabajos de colaboración social, casi el doble que un año antes y tres veces más que en abril de 2011.