''Es una vergüenza que en pleno siglo XXI nos sigamos enfrentando estas cifras de hambre''
El director general de la FAO asegura que ''solucionar el hambre es una cuestión política'' y ''si se apostara por ello, se lograría muy rápido''
Graziano Da Silva se ganó el respeto de la comunidad internacional al abanderar con un éxito sin precedentes la inicitavia Fome cero, que redujo el número de hambrientos en Brasil. Como ministro extraordinario de Seguridad Alimentaria del Gobierno de Lula Da Silva dio un impulso fundamental a este programa que consiguió que 28 millones de brasileños dejaran atrás la pobreza extrema en los años que duró Lula al frente del Gobierno.
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Con este éxito lo ficha la FAO (la agencia de Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación) en 2006 como responsable para la región de América Latina y en 2011 se convierte en director general de la FAO tras imponerse como candidato al exministro de asuntos exteriores español Miguel Ángel Moratinos. De visita en Madrid en la reunión de alto nivel sobre el hambre para fijar los objetivos después de 2015 concede una entrevista a la SER y repasa los retos de lo que llama "el combate contra el hambre" con mucha preocupación por el recorte de la ayuda al desarrollo y por los conflictos en zonas de inseguridad alimentaria crónica como Mali.
El último informe de la FAO cifra en 868 millones el número de personas que sigue pasando hambre en el planeta. De ellos más de 160 millones son niños menores de 5 años con desnutrición aguda. Usted ha repetido una y otra vez que la humanidad fracasa al permitir estas cifras de hambrientos en un mundo donde sobran alimentos. ¿Es un fracaso que no se vaya a cumplir el primero objetivo del milenio en 2015 que era reducir a la mitad el número de hambrientos?
Hay que reconocer que se hizo un progreso pero no es lo que esperábamos ni es lo suficiente. Yo siempre repito que en pleno siglo XXI tener que enfrentarnos a estas cifras del hambre es una vergüenza. Tenemos todas las condiciones para erradicarla, tenemos una sobreoferta de productos y sabemos cómo hacerlo. No es un tema complicado , no es como mandar un robot a Marte que se tienen que hacer tantos cálculos. Para solucionar la problemática del hambre son cosas sencillas las que se tienen que hacer y están al alcance de casi todos los gobiernos. Lo que falta es un compromiso político de la comunidad internacional, falta esa prioridad política, falta poner eso como la prioridad de los gobiernos.
De hecho los estados que consiguieron alcanzar el objetivo del milenio son gobiernos que pusieron esto como prioridad y que reorientaron sus recursos para ello, hay recursos para hacerlo. Más de 40 países van a lograr cumplir con este objetivo de reducir la pobreza extrema y el hambre a la mitad pero quedan demasiados otros por lograrlo.
En medio de la crisis internacional los países ricos se plantean ahora problemas como la cantidad de alimentos que se tiran a la basura. Otros siguen hablando de la mejora de la producción agrícola en las zonas donde es necesario como herramienta fundamental pero usted insiste en que casi igual de importante el acceso y la disponibilidad de los alimentos. ¿Porque no me negará que resulta indignante que en medio de las crisis alimentarias de algunas regiones existan grupos de especuladores que se beneficien jugando con el precio de los alimentos?
La producción agrícola por sí sola no explica el hambre. Deberíamos incrementar esa producción donde no tenemos productos. Lo que hemos realizado hasta ahora fue tratar de trasladar grandes stocks de un lugar para otro , en medio de mercados internacionales muy especulativos muy volátiles afectados por grandes maniobras financieras y ahora nos damos cuenta que si podemos producir localmente no solamente mejoramos la calidad sino que conseguimos reducir muchísimo los precios y no estamos sometidos a esa volatilidad de precios. El tema es cómo hacerlo, cómo incrementar las producciones locales. Cuando uno mira una zona deprimida de una zona rural o pequeñas poblaciones lo que ves es que falta mercado, falta gente que tenga plata para comprar los productos, es decir, son capaces de producir pero no hay quien pueda comprar esos productos. Hay programas de transferencia ingreso condicionado o programa de trabajo por pago se han demostrado en continentes como África por ejemplo y América Latina tremendamente exitosos para erradicar el hambre y crear un mecanismo virtuoso de promover los mercados locales.
Pero tampoco es sólo un tema de acceso, también es cuestión de distribución de la producción. Hoy día tenemos muy pocas inversiones en almacenes, todo tipo de stocks locales, desde los más sencillos a los más complicados. La falta de inversión en infraestructuras de abasto ha sido también otro de los grandes errores que hemos cometido en el pasado. Otro temas que es tremendamente importante lo ha planteado el presidente del FIDA, son las inversiones en el desarrollo rural. Zonas deprimidas, en general, son zonas aisladas, sin carreteras, sin comunicación, son como yo digo "sin sin", no tienen nada, no electricidad, etc. así que promover las inversiones productivas y la infraestructura social en esa zona también es otro aspecto vital en el combate contra el hambre.
¿Y se sigue fiando de la comunidad internacional y de los donantes cuando cada vez que se declara una hambruna o una crisis alimentaria nunca se llega a cubrir ni la mitad de la cantidad que se solicita para salvar vidas? ¿Cómo se pueden articular políticas de desarrollo, son posibles con un recorte generalizado de la ayuda oficial y casos como el de España con una reducción tan drástica de sus aportaciones?
Es verdad que hay un recorte generalizado de la ayuda internacional pero en todos los países que han logrado con mucho esfuerzo esa primera meta del milenio, reducir a la mitad la proporción de personas hambrientas , lo que puedes verificar es que no se han basado en la ayuda internacional. Esta ayuda de fuera tiene que complementar la inversión local, la clave es la inversión de los gobiernos locales y del sector privado lo que hace la diferencia. Cierto que la disminución de la ayuda internacional no ayuda , es cierto que perjudica en muchos países, pero no es cierto que sin ayuda internacional no podamos hacerlo. Podemos alcanzar los objetivos fijando prioridades ,hay gastos públicos que tienen que ser revisados, gastos en armamento por ejemplo. Muchos de los países más pobres siguen gastando grandes sumas en armamento, ahora mismo estamos viendo a uno de los países más pobres y más afectados por la inseguridad alimentaria del mundo( en referencia a Corea del Norte) con esos gastos militares en esa pelea internacional es una tema que nos tiene que hacer pensar.
La solidaridad internacional tiene que ser reavivada, el compromiso de países como España, aun respetando todas las dificultades de la crisis que tiene , debe mantenerse y hasta ahora ha mantenido los compromisos ,lo que esperamos es que tan pronto la situación mejore en España pueda volver a ser uno de los grandes contribuyentes internacionales.
Usted fue de los primeros en predecir en 2008 que la crisis del precio de los alimentos que se desencadenó al doblarse o triplicarse el coste de productos básicos como el arroz, el maíz o los cereales, acabaría desencadenando conflictos. Más de 30 países vivieron las que se denominaron "revueltas "del hambre. ¿Cómo está siguiendo la guerra de Mali? ¿Corre riesgo de contagio bélico la región del Sahel golpeada de manera crónica por la sequía y el hambre?
Lo veo con gran preocupación porque la historia ha demostrado que hay una relación muy estrecha entre hambre y conflicto. Cuando no hay seguridad alimentaria no hay seguridad ciudadana de manera general. Eso es lo que está pasando hoy en día en el norte de África , sobre todo en la zona del Sahel, un conflicto que se va expandiendo y cuyas consecuencias alcanzan ya países más el sur como Nigeria o República Centroafricana y otros. Hemos estado trabajando con los gobiernos locales para prevenir ese avance y es una situación muy compleja porque el conflicto paraliza todo la actividad que podemos tener y el conflicto, sobre todo cuando se traduce en conflicto armado interno destruye todas las estructuras de abastecimiento, carreteras, almacenes pero también de la propia producción, así que agrava mucho más la situación del Sahel y la salida de ese conflicto se vuelve más difícil si hay hambre. En eso estamos ahora porque no es solamente terminar la guerra (en Mali) es ver cómo hacemos la transición entre una generación entera que ya se perdió por la guerra no de paso a otra generación también perdida pero por el hambre.