Sociedad | Actualidad

El peligro de la Polaroid

Instantáneas malditas que los políticos querrían borrar de su álbum de fotos

Bush y Aznar en la famosa foto de las Azores.

Las fotos con personajes polémicos, las vacaciones pagadas por empresarios o algunos posados que se consideraban inocentes han traído de cabeza a ministros y presidentes y han sido jugoso pasto de comentario en los medios de comunicación.

En el capítulo vacaciones, José María Aznar pasó un mal trago por haberse dejado invitar en el chalé del presidente de Porcelanosa en Oropesa. A José Luis Rodríguez Zapatero se le afeó el pasar su primer verano en el barco de un empresario menorquín. Hasta Felipe González sucumbió al encanto del yate Azor, sí, el de Franco, cuando era presidente.

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De Gadafi, con quien se fotografió sonriente junto al caballo que le acababa de obsequiar, Aznar dijo años más tarde que era "un amigo extravagante". Difícilmente explicó el PP por qué su ministro de Exteriores, Josep Piqué, doblaba el espinazo ante Bush en aquella foto al lado de la escalerilla de un avión. Y no hay fotos más comentadas que la de las Azores, o esa otra en la que ambos, Bush y Aznar, ponen los pies sobre la mesa.

La derecha criticó a los jóvenes Felipe González y Miguel Boyer, con sendos gorros de astracán, en la Unión Soviética. También la glamurosa portada del Vogue, con las ministras socialistas posando como modelos. Sin embargo se calló discreto cuando Soraya Saénz de Santamaría accedió a posar, descalza y en traje de noche, en el papel couché. Confiada estaba también la vicepresidenta De la Vega en Nigeria, sentada junto a un señor que resultó ser bígamo. Cuando regresó tuvo que poner las cosas en su sitio. En campaña estaba Mariano Rajoy en 2009 cuando su subió al barco atunero Moropa; nada pasó hasta que la prensa le recordó que el barco era de un clan de narcotraficantes.

¿Cuántos querrían ahora no haber sido vistos con Álvaro Pérez el bigotes? El PP de Valencia incluso retiró de una exposición unas fotos porque se veía a los dirigentes del partido con este personaje de la trama Gürtel. Pero ahí está, de chaqué, en la boda de la hija de Ana Botella.

Brindando estaban dos concejales del PP con el alcalde donostiarra, de Bildu. El flash se disparó y al día siguiente el partido tenía que expresar que "esa no es la imagen que representa al PP ni traslada lo que pensamos sobre Bildu".

Por rematar, el rey Juan Carlos tuvo que pedir perdón por una foto. ¿Recuerdan?, detrás del regio personaje aparecía, abatido, un elefante.

 
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