Bárcenas salpica la cumbre Rajoy-Merkel

Berlín

Los populares están más tranquilos tras la intervención de Rajoy del sábado pero agobiados porque creen que esto no ha hecho más que empezar. A la mayoría le gustó el discurso de su líder, les pareció contundente, firme, y creen en su inocencia.

El presidente del Gobierno viaja a Berlín para verse con Angela Merkel. Le acompañan cuatro ministros: el de Exteriores, José Manuel Margallo; el de Economía, Luis de Guindos; el de Industria, José Manuel Soria; y la titular de Empleo, Fátima Báñez. También acuden dos Secretarios de Estado, Comercio y Educación.

Esta cumbre estaba prevista para hablar sobre la cooperación bilateral en empleo (lucha contra el paro, cooperación institucional y programas de movilidad) y para tratar temas de energía, como las renovables. Además de las relaciones comerciales, las inversiones y los temas educativos. Y, por supuesto, sobre el Consejo Europeo del 7 y 8 de febrero en el que se analiza el presupuesto comunitario.

Esto es lo que figura en la agenda oficial. Otra cosa bien distinta es de lo que se hablará porque esta cita viene marcada por el caso Bárcenas. Está previsto que Rajoy dé una rueda de prensa junto a la canciller alemana. Y este lunes los periodistas sí que le vamos a poder preguntar por el extesorero.

En su encuentro con el PP, el jefe del Ejecutivo prometió "un ejercicio de transparencia total" pero decidió empezar demostrándolo sin responder a los medios. En el partido hay quien piensa que él prefería esta fórmula porque en este tipo de encuentros solo se le pueden plantear dos o tres cuestiones y así el otro día evitó verse sometido a un tercer grado.

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Lo curioso es que por una vez, Rajoy iba a ver Merkel, sacando pecho. Iba a defender el papel de España, a decir que hemos hecho nuestras reformas y recortes, que la prima ya no está en máximos históricos y, de paso, destacar que él había superado su primer año al frente de la Moncloa sin pedir el rescate. Todo eso ha cambiado y ahora acude más debilitado que nunca salpicado por las sospechas de corrupción, que él ha desmentido tajantemente.

Además, por este escándalo, ha quedado relegado a un segundo plano el enfrentamiento que mantenía con la canciller alemana. Y es que en sus relaciones hemos pasado del barco del amor de Chicago a los reproches de la cumbre de Chile. Todo empezó cuando se supo que nuestro país rozaba los seis millones de parados. Merkel dijo que teníamos que activar medidas para frenar el desempleo juvenil, Rajoy le respondió que él no puede poner en práctica políticas expansivas, que lo hiciera ella, y esta le contestó que Alemania ya hace mucho por una zona euro robusta.