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El ejército de EEUU permite que las mujeres puedan combatir

El secretario de Defensa autoriza a que sirvan en las unidades de combate de tierra. El ejército tendrá hasta 2016 para adaptarse

Llevan años en el frente de combate; pero no podían disparar. Trabajaban como médicos, pilotando helicópteros o recabando inteligencia. A partir de ahora, las mujeres del ejército de Estados Unidos podrán combatir.

El todavía secretario de Defensa, Leon Panetta, ha levantado la prohibición de que las mujeres sirvan en puestos de combate, abriendo las puertas a que las mujeres ocupen puestos en primera de batalla.

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El cambio anula una ley de 1994 que prohibía que las mujeres sirvieran en las pequeñas unidades de combate de tierra y puede abrir más de 230.000 posiciones a las mujeres, la mayoría en unidades de infantería. El ejército tendrá hasta 2016 para adaptarse y decidir si algunos grupos de élite seguirán cerrados para ellas.

En una ceremonia en el pentágono para recordar a Martin Luther King, Panetta ha dicho que todos los miembros del ejército americano deben tener la oportunidad de seguir "todas las vías del servicio militar para las que estén preparados y cualificados".

Las mujeres soldado se quejaban de que, al no poder acceder a puestos de combate, sus carreras en el ejército chocaban con un techo de cristal: no podían ascender porque no tenían la experiencia de combate que se les exigía. "Nuestro ejército es más capaz y nuestras fuerza más poderosa, cuando usamos toda la gran y diversa fuerza del pueblo americano", ha añadido Paneta.

El Portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, ha asegurado que el presidente Obama está "muy satisfecho" con la nueva norma y ha destacado que la propuesta ha nacido de los mandos militares, no de los políticos. En su discurso de investidura, hace unos días, Obama hizo un alegato por la igualdad laboral de hombres y mujeres.

Algunos de los nuevos puestos se abrirán a las mujeres este mismo año, aunque otros, incluyendo las fuerzas especiales como los Navy Seals y los Delta Force, podrían llevar más tiempo.

Sin mujeres en primera línea

Bajo la norma de 1994, las mujeres no podían ser asignadas a las unidades terrestres de batalla por debajo del nivel de brigada. Una brigada se compone de unos 3.500 soldados que se dividen en varios batallones de 800 soldados cada uno. Históricamente, las brigadas estaban situadas lejos del frente de batalla y se componían de los mandos militares y personal de apoyo.

En las guerras de Irak y Afganistán, las mujeres soldado han trabajado como médicos, policía militar y oficiales de inteligencia, a veces empotradas, pero no oficialmente asignadas a las unidades de primera línea de batalla. Aunque una mujer no podía ser asignada para patrullar en un batallón, sí podía pilotar el helicóptero que apoyaba a la unidad o acudir a asistirles médicamente si resultaban heridos.

Hasta 2012, más de 280.000 mujeres han sido enviadas a Irak y Afganistán, 800 han resultado heridas y 130 han muerto en esas dos guerras.

La naturaleza de los conflictos actuales, en los que las líneas de batalla son borrosas y los insurgentes aparecen en cualquier rincón, había hecho prácticamente imposible mantener a las mujeres fuera de combate.

Sin embargo, la transición no será sencilla. El año pasado, cuando el cuerpo de Marines ofreció a varias mujeres que pasaran su duro curso de infantería, dos se presentaron voluntarias y ninguna consiguió pasarlo.

Demanda al Departamento de Defensa

En noviembre, un grupo de cuatro mujeres soldado demandaron al Departamento de Defensa por la prohibición argumentando que era inconstitucional.

Las restricciones se suavizaron hace un año, cuando el Pentágono abrió 14.500 puestos cercanos al frente de batalla que anteriormente estaban limitados. Los altos mandos del ejército se han reunido regularmente para estudiar el asunto y acordaron unánimemente enviar las recomendaciones a Panetta a comienzos de este mes.

Un alto mando que estuvo envuelto en las discusiones han contado a la agencia que los superiores militares han establecido tres principios para guiar el proceso: mantener la eficacia de combate, preservar la preparación militar y desarrollar un proceso que pueda dar a todos los soldados las mejores posibilidades de éxito.

Numerosos militares han dicho que el cambio refleja la realidad de la guerra del Siglo XXI.

Una de las veteranas del ejército de más alto rango es la congresista Tammy Duckwirth, demócrata por Illinois, que perdió las piernas cuando el ejército que pilotaba en Irak fue derribado. "No perdí mis piernas en una pelea de bar. Estoy bastante segura de que estaba en combate", ha dicho en la NBC.

Por el contrario, Elaine Donnelly, del Centro para la Preparación Militar, cree que el cambio es "muy desafortunado". "Treinta años de estudios, informes y experiencia real han mostrado que en las unidades de combate terrestre, la infantería, las mujeres no tienen las mismas oportunidades de sobrevivir que sus compañeros soldado. Los aspectos físicos son sólo parte de las razones". Las mujeres son el 14% de los 1,4 millones de militares en activo en el ajército de EEUU.

El papel de la mujer en el Ejército

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