La herencia de Güemes

Hace tres años, Güemes citaba en un lujoso hotel de Madrid a un grupo de empresarios: allí estaban empresas de equipamientos para hospitales, aseguradoras sanitarias...hasta constructoras. El nombre del evento no dejaba lugar a dudas: "Plan de Infraestructuras sanitarias: Una oportunidad de negocio". Para Güemes, "España está en un momento extraordinario para que se produzca una revolución emprendedora", y el primer emprendedor ha sido él, un joven cachorro del PP, fichado por Esperanza Aguirre a quien gustó por su desparpajo.

En junio de 2007 llegó a la consejería de Sanidad y precipitó los proyectos privatizadores de la presidenta: comenzaron a inaugurarse hospitales y a externalizarse servicios entre las protestas de los usuarios y los trabajadores. La firme convicción del consejero es que la Sanidad Pública tiene que imitar las formas de gestión del sector privado "porque dan resultados, son más eficaces y a fin de cuentas lo que gestionamos son los impuestos de los contribuyentes".

Hace tres años Hora 25 le preguntaba: "¿De dónde saca el beneficio la empresa privada, en detrimento del servicio?". "No necesariamente -contestaba Güemes-, normalmente por una mejora de eficiencia". De su etapa queda la saturación de las urgencias, las largas listas de espera, el caso del Severo Ochoa, y sí, esos nuevos hospitales de los que siempre presumió la presidenta Aguirre, hoy en manos de constructoras y fondos de capital riesgo; cascarones huecos donde se aprecian las carencias de servicios, el descontento de los profesionales y unos cartelones de protesta en los que se relaciona al gigante de la Sanidad privada a quien Güemes puso la alfombra roja, con nombres como los de Cospedal, Aznar o Rato.