Ocio y cultura

Muere Ravi Shankar a los 92 años

El maestro del sitar se convirtió en la bandera de la música tradicional india en Occidente tras ser una gran influencia para bandas británicas como The Beatles

Muere Ravi Shankar a los 92 años(Reuters)

El maestro indio del sitar, cuya música cautivó a decenas de músicos, ha muerto a los 92 años en un hospital de San Diego. El padre de Anoushka Shankar y Norah Jones había ingresado en el hospital para una operación de la que no ha conseguido recuperarse.

Cuando a George Harrison le preguntaron por los motivos que le movieron a organizar un concierto benéfico para Bangladesh, el primero de un Beatle tras la separación de la banda y el primer acto de este tipo, George fue claro. "Me lo pidió un amigo". Ese amigo era Ravi Shankar (Benarés, India, 1920), el mismo que en 2002 ofreció un hermoso recital de sitar para honrar la muerte de Harrison, su amigo.

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Aquel músico indio, que había salido de su país en los años 30 para mostrar su música al mundo, se había convertido en un referente para las bandas británicas de los años sesenta que vieron un mundo de posibilidades en los sonidos del sitar, un instrumento enigmático y muy complicado de tocar que cautivó de manera especial a Georger Harrison. "La gran explosión del sitar empezó en 1966, al menos es cuando yo fui consciente de ello", escribiría Shankar en Mi música, mi vida.

Ravi Shankar fue un pionero, un aventurero musical que dedicó su vida a comprender su instrumento, a domarlo y dominarlo como pocos lo han hecho. En ese largo viaje vital el músico acercó dos mundos, dos tradiciones. Gracias a gente como Shankar la música tradicional de India viajó, creció y conoció otros mundos. De ese modo, en 1967, Shankar abrió en Los Ángeles su propia escuela, un lugar donde su música conocería a nuevos alumnos.

Un año antes, en 1966, Shankar había conocido a George Harrison y a Paul McCartney en Londres. "Me parecieron encantadores y muy educados, nada que ver con lo que me esperaba", relata el músico en sus memorias. En ese encuentro, Harrison mostró a Shankar su interés por aprender a tocar el sitar. Ese interés provocó que meses después el guitarrista inglés viajase a India junto a su esposa para un curso de introducción al sitar junto a Shankar. La llegada de Harrison a India provocó un gran revuelo, pero cimentó la relación entre los dos músicos, una amistad que duraría hasta la muerte de Harrison en 2001. Aquella amistad conllevaría grandes críticas de los tradicionalistas del sitar hacia Shankar, pero también le supondría una grandísima popularidad que le abrió las puertas de Occidente. El encuentro entre el pop occidental y la música tradicional india cambiaría la forma de ver el sitar.

"Con el paso de los años he notado un cambio inmenso en la actitud de mi público, y ahora siento que esta gente joven entiende el tipo de música que están escuchando", escribiría el músico de Benarés. Toda la vida de Shankar estuvo consagrada a su música y al sitar, a dar a conocer unos sonidos que se pierden a la tradición y que gracias a él siguen vigentes, vivos, actuales gracias a su legado, a sus alumnos, a su hija Anoushka. En 2011, la hija de Ravi Shankar pasó por Madrid presentando un disco que había grabado junto a Javier Limón. La intérprete recordó en una entrevista en la SER como fueron sus inicios. "Empecé de modo casual cuando tenía siete años, a los nueve tomaba clases regulares con mi padre. Evolucionó muy rápido en los siguientes años porque a los trece años ya daba recitales. En esos primeros años era una mezcla de disciplina y diversión, juegos musicales para hacer todo más entretenido. Me enamoré del sitar lentamente, siempre me gustó escucharlo, crecí con él, pero a la vez es muy difícil y requiere mucha disciplina. Con los años lo acabé amando". Anoushka es el gran orgullo de su padre.

"Entre todos mis discípulos considero que Anoushka, mi hija menor, es mi mejor alumna, tiene esa cualidad espiritual que toca la fibra y cautiva el corazón del oyente al instante". Ravi Shankar tenía un reto, un reto que ha afrontado durante más de 90 años, trasmitir su música al mundo. "Mi objetivo es que nuestra tradición musical clásica sea trasmitida y que nuestros músicos puedan ganarse la vida sin tener que recurrir al pop o al rock". Ravi Shankar lo logró, hoy el mundo llora su pérdida.

 
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