Gao Ping fotografiaba a las víctimas de sus palizas para atemorizar a la comunidad china

Las exhibía a los futuros prestatarios para que viesen qué les sucedería si no pagaban. También llegó a ordenar que le cortaran las manos y los pies a una de las personas a quien concedió un préstamo en condiciones leoninas porque no pudo devolver el dinero según los investigadores

El empresario chino afincado en la lujosa urbanización de Somosaguas en Pozuelo de Alarcón tenía la imagen de un notable, sensible y educado hombre de negocios hecho a sí mismo que disfrutaba con el arte, y que se había convertido en protector de pintores y en un filántropo que concedía generosas donaciones altruistas. Sin embargo escondía un perfil oscuro que no mostraba en las reuniones de la alta sociedad con la que le gustaba codearse.

La investigación desarrollada en los últimos años por orden de la Fiscalía Anticorrupción es prolija en detalles escalofriantes. Además del blanqueo y la evasión de capitales procedentes del monopolio del 'Todo a 100' en España, Gao Ping se dedicaba a prestar dinero a la comunidad china. Un pueblo que por costumbre, desconfianza hacia el occidental y desconocimiento del idioma prefiere recurrir a este tipo de prestamistas que a los bancos. Y se trataba de unos préstamos concedidos en condiciones de usura, con elevadísimos intereses que tenían una terrorífica consecuencia si el receptor no podía pagar.

Según los investigadores, si alguien se retrasaba en los pagos ordenaba a sus matones que le dieran una brutal paliza. No conforme con ello, Gao Ping fotografiaba a la magullada víctima y luego exhibía las imágenes a futuros 'clientes' para que sirviera de escarmiento y de advertencia en el caso de que se les ocurriera seguir el mismo camino. En muchos casos también amenazaba con "cortar las manos y los pies" a quien incumpliera los plazos de devolución del dinero. Los investigadores tienen constancia de que la advertencia se cumplió en "al menos un caso" en China, donde hay una persona mutilada de esta forma por orden, sostienen estas fuentes, de Gao Ping