Shalman Rushdie, un escritor en su escondite

Shalman Rushdie era un escritor muy poco conocido en 1989, salvo en Reino Unido, donde residía y le habían un importante premio por su novela "Los niños de medianoche". Durante cinco años no publicó más. Pero el problema llegó con su segundo libro. Se llamaba 'Versos Satánicos' y tomaba el título de dos versos retirados del Corán por Mahoma, porque se creía que habían sido inspirados por el diablo, disfrazado de San Gabriel. Probablemente pocos musulmanes habían leído el libro, pero inmediatamente fue prohibido en India, Pakistán y Arabia Saudí. La ola de protestas llegó a Londres y en enero de 1989 miles de personas quemaron el libro en una hoguera, en Bradford, ante el pasmo de los británicos.

"Versos satánicos" comenzó a retirarse de las tiendas, y Rushdie intentó explicar que el libro estaba plagado de fábulas y crítica social, pero no había vilipendiado a Mahoma. Un mes después, el Ayatollah Jomeini lanzó su fatwa contra el escritor.

Jomeini, guía de la revolución iraní y representante de Alá en la tierra, anunció que Rushdie había sido condenado a muerte por blasfemo y pidió a los musulmanes que le ejecutaran allá donde le encontraran. La fatwa corrió como la pólvora entre el mundo islámico y las autoridades británicas dieron protección al escritor, a quien se le tragó la tierra.

El caso fue de una trascendencia enorme: murieron cientos de personas en las protestas, Irán y Reino Unido rompieron relaciones, La URSS e Irán las estrecharon, el Vaticano también tachó de blasfemo el libro, los escritores del mundo se solidarizaron con Rushdie.....y el libro se vendió como churros, también aquí en España.

Pese a que la fatwa estaba en vigor, -y aún hoy no ha sido derogada-, Rushdie apareció un día en una librería de Londres para presentar su nuevo libro, luego empezó a viajar, a salir en televisión....y anunció incluso que se había convertido al Islam. En el verano de 1992 vino a España, invitado a los cursos de verano de El Escorial. El seminario lo dirigía Vargas Llosa, con el que anduvo comiendo en Ávila, con una discreta protección policial. Incluso el rector Gustavo Villapalos le ofreció intermediación con Jomeini, que nunca llegó a sustanciarse.

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