Sociedad

Aumentan los trastornos del sueño en verano

La primavera es a los alérgicos, lo que el verano a las víctimas del sueño: un error que dura tres meses y que agrava las enfermedades relacionadas con los trastornos relacionados con el sueño. Los expertos piden que no se alarmen. Su empeoramiento es pasajero. Mejorarán en otoño.

Igual que cuando tenemos fiebre, el calor nos altera a todos "todos tenemos la experiencia de que pasadas las dos-tres horas primera de sueño, que es más profundo, luego nos despertamos con más frecuencia durante el verano", apunta el doctor Gonzalo Pin, coordinador de la Unidad del sueño del Hospital Quirón de Valencia y uno de los mayores especialistas en trastornos del sueño de nuestro país

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El aumento de luz estimula la retina y eso tampoco ayuda a dormir. Lo bueno es que al final nos acostumbramos a cualquier cambio, lo malo es que en todo el verano no nos adaptaremos al cien por cien; aunque a pesar de los trastornos, cuando de dormir se trata, NO solemos pedir ayuda "a la población en general le cuesta mucho consultar únicamente por sueño, -reconoce el doctor-. Considera normal dormir mal cuando la calidad del sueño es un derecho de salud pública"

Aunque los trastornos del sueño aumentan en verano, éstos llegan a las consultas camuflados de cansancio, apatía y hasta repentino mal humor, provocado éste último por lo que los expertos califican de "momento postprandial" y los demás llamamos "hora de la siesta", y que en dosis elevadas trastorna más que relaja.

Se suele pensar que el verano es un periodo ideal para el descanso porque tenemos más tiempo libre, pero nuestros hábitos neutralizan ese efecto al adornar las vacaciones de aires acondicionados que provocan sequedad, o de ventanas abiertas por las que entra el ruido además del fresco, de cambios de horarios casi continuos o de una vida social más activa (y mucho más adobada) " el alcohol es un inductor del sueño, pero es un gran fragmentador del sueño. Facilita que pasadas la primera hora u hora y media de haber dormido el sueño se vea interrumpido. Si a eso le acompañamos de cenas más copiosas son detalles que se van juntando y que afectan a la calidad del sueño", advierte el doctor Gonzalo Pin.

La solución, dicen, es dejar pasar unas horas entre el exceso y la cama y, si se puede, y esto sí que es un sueño, dormir a una temperatura entre 19 y 21 grados, es decir, en primavera.

"A la población en general le cuesta mucho consultar únicamente por sueño"

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