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Hollande: el favorito por el que nadie apostaba

Constancia, fidelidad al Partido Socialista francés y carácter dialogante son sus armas.

El candidato presidencial por el Partido Socialista (PS) francés, Francois Hollande, saluda a seguidores hoy, domingo 22 de abril de 2012, durante la primera ronda de las elecciones presidenciales francesas en Tulle (Francia).(EFE)

Si hay algo que caracterice a François Hollande, es la fidelidad a su partido, la constancia con la que ha trabajado a lo largo de más de 30 años al servicio del socialismo francés, y su carácter dialogante y moderado.

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Nacido en 1954 en Rouen (Francia), Hollande ha pasado por todos los cargos posibles dentro del Partido Socialista, formación a la que entró en 1979 de la mano de Francois Mitterrand, y de la que fue primer secretario desde 1997 hasta 2008, año en el que presentó su renuncia tras las continuas críticas en el seno de la formación a causa de su postura favorable a la Constitución Europea -recordemos que el "no" se impuso en el referéndum de mayo de 2005- o los continuos descalabros en las elecciones. El último de ellos, el vivido en 2008 por su hasta entonces pareja Sególene Royal, con la que tuvo una relación de más de 30 años y que se deshizo ante las cámaras durante aquellas elecciones.

Tras dos años apartado de la política, Hollande presentó su candidatura a las primarias del PS para las presidenciales de 2012 -en un momento en el que el partido de Nicolás Sarkozy vivía sus horas más bajas por el escándalo de Dominique Strauss Kahn-, y consiguió derrotar a la primera secretaria, Martine Aubry, convirtiéndose en el candidato oficial el 22 de octubre del año pasado.

Muchos creen que a Hollande le faltan tablas y atributos para hacer frente a Sarkozy. Se le ha tachado de débil, mediocre, y sobre todo de blando, atributo repetido hasta la saciedad por la derecha de Sarkozy. Incluso algunos líderes europeos le han ninguneado y se han negado a recibirle. Pero, a pesar de todo, Hollande y sus grandes dosis de constancia, tenacidad y esfuerzo, ha conseguido derribar los muros del escepticismo y la falta de confianza, y le han convertido en el líder socialista con más posibilidad de entrar en el Elíseo. Frente al estilo autoritario y agresivo, Hollande muestra un perfil moderado y conciliador, dispuesto a dialogar, pero también a poner los puntos sobre las íes a los mercados. Según los sondeos, ha pasado de ser el rival más débil al candidato favorito para convertirse en el futuro Presidente de Francia.

 
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