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ENTREVISTA

Mahmud Jibril: ''Libia es un país sin estado''

Jibril, primer ministro del gobierno rebelde que derrocó a Gadafi, charla con la Cadena SER

Mahmud Jibril en su despacho durante la entrevista con la Cadena SER(MARÍA JOSÉ AGEJAS)

Este líder de la revolución libia ha dejado la primera línea, pero impulsa una alianza por la igualdad de derechos para todos. Reconoce el derecho de los Hermanos Musulmanes a presentarse a las elecciones previstas para junio, pero espera que el voto de mujeres y jóvenes impida que la ley islámica impere. Jibril habla para la Cadena SER durante su visita a España.

¿Cuál es en estos momentos el problema más grave que enfrenta Libia?

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Hay tres grandes retos: la seguridad, la creación de un ejército nacional y preparar al país para las elecciones. Espero que con la ayuda de nuestros amigos europeos podamos alcanzar estos objetivos. No tenemos estado, nuestro caso es diferente a los de Túnez y Egipto, porque cuando el régimen cayó, el estado desapareció.

La prensa internacional habla de Libia como un país sumido en el caos y abocado al abismo

Se exagera mucho, y le daré un ejemplo: Libia no tiene ejército nacional ni policía, y no hay ni una sola casa en la que no haya al menos dos armas. A pesar de eso, el índice de delincuencia es mucho menor que el de Túnez o Egipto. La sociedad libia es una sociedad muy sólida. Sin estado, pero fuerte. Carecemos de estado, pero la sociedad aun cree en la religión y en los valores tribales, que mantienen unida a la gente. Incluso ahora son los líderes tribales los que están llevando a cabo la reconciliación, yendo de ciudad en ciudad para tratar de enmendar las rupturas. No soy pesimista: mientras los libios crean en el futuro, incluso si no están de acuerdo sobre cómo construir ese futuro, evitarán repetir los errores del pasado.

¿Puede Libia convertirse en un segundo Irak?

No creo. Los libios pueden tener desacuerdos sobre cómo construir la democracia o reconstruir el estado, pero creen en la democracia y en un estado sólido, en la descentralización, en el desarrollo regional y en nuevos sistemas de educación y salud. Libia ha estado al margen del desarrollo por 42 años, así que los libios están sedientos por instaurar una Libia moderna por el bien de nuestros hijos.

Las primeras elecciones tras la revolución se celebrarán en junio. ¿Estará el país listo a tiempo para llevarlas a cabo con garantías?

Tenemos el tiempo justo. Se ha comenzado a organizar los comicios tarde, y ahora se trata de una carrera contra el tiempo. El Consejo Nacional de la Transición (gobierno provisional) asegura que las elecciones se celebrarán en el plazo previsto. Espero que sea así, aunque hay muy poco tiempo. Hay muchas cosas que hacer antes de las elecciones, pero lo más importante es la seguridad. Tenemos que asegurarnos de que los centros de votación están bien protegidos y la gente puede acudir a ellos en paz y en orden para elegir a los candidatos que deseen.

¿Qué pasará si ganan los Hermanos Musulmanes?

Lo primero que hay que decir es que los Hermanos Musulmanes son libios, que tienen los mismos derechos que cualquier otro libio. La voluntad de los libios debe de ser respetada.

¿Incluso si la intención de los hermanos musulmanes es elaborar una constitución que no respete los derechos de las mujeres y otras minorías?

A nivel personal, no me gustaría que nadie discriminara a las mujeres. Pero si eso es lo que quiere la mayoría de los libios, digamos el 80 o el 85%, ¿qué puedo hacer yo si estoy en minoría? Tenemos que respetar las leyes de la democracia, si queremos llamarla así.

¿Cree que eso puede ocurrir?

Creo que no, especialmente si las mujeres ejercen en masa su derecho al voto. Eso es lo más importante, que mujeres y jóvenes sean mayoría en las votaciones. Si eso ocurre, no creo que la ley islámica acabe formando parte de la próxima constitución. En Libia, de acuerdo con la nueva ley electoral, habrá 80 escaños, y el mandato es que la lista incluya alternativamente un hombre y una mujer, lo que significa que al menos 40 mujeres podrían estar en la asamblea. Si eso ocurre sería un verdadero logro.

Las milicias que lucharon contra Gadafi han sido denunciadas por violar los derechos humanos de cientos de prisioneros que mantienen en estos momentos en centros de detención irregulares. ¿Qué puede hacer el gobierno para acabar con esta situación?

Después de toda revolución hay siempre un periodo de confusión, caos e inestabilidad. Es natural, pero la situación se irá estabilizando gradualmente. Además, es natural que haya violaciones de los derechos humanos en un momento en el que no hay autoridad central en Libia. Si nuestros amigos europeos nos ayudan a estabilizar el país, de hecho estarán restableciendo el orden y, por ende, previniendo violaciones de derechos humanos. Pero que no se queden ahí, acusando al gobierno, que es muy débil, de violaciones de derechos humanos que son cometidas por milicias no controladas por nadie.

¿Cree que la ayuda de Europa y de España en particular está bien orientada?

La ayuda que están dándonos ahora quizá no se adapte a las prioridades. La agradecemos, pero nos están ayudando a formar a organizaciones de la sociedad civil, o de las mujeres. Estas cosas están muy bien, pero una vez que establezcamos nuestro estado. No tenemos estado, ayúdennos primero a tener un estado y después pasemos a esos detalles. Con España ha habido conversaciones para entrenar a las fuerzas de seguridad libias. Es un buen paso en la dirección adecuada.

 
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