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Reportaje:

'Spartacus': veni, vidi, vici

La más agresiva y sexual de las ficciones actuales cierra su segunda temporada con más sangre que nunca y el beneplácito de los dioses y la audiencia

Nunca una serie había invadido la televisión con tantas dosis de testosterona gratuita. 'Spartacus' fue la gran sorpresa de la cadena Starz para la temporada de 2010, que este fin de semana despidió su segunda temporada manteniendo su atractivo inicial.

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La censura que no pudo evitar el Espartaco de Stanley Kubrick no ha supuesto un problema para el héroe reconvertido en dios ciclado. La serie se vale de la mitificada Roma Antigua para desarrollar una trama de violencia, sexo y sangre llevadas al extremo. Sigue los pasos de sus antecesoras, 'Roma' o 'Los Tudor', aunque sin prescindir de anacronismos, con dominas siliconadas y latigazos sadomasoquistas. Más allá del sexo por vender, la sangre rebosa y sale de los cuellos de los traidores como surtidores del juicio final.

La estética de '300', con los tintes emotivos de 'Gladiator', ha cautivado a los amantes del género, cuenta con su propio juego en Facebook y ha registrado una media de casi 1.400.000 espectadores en el inicio de la segunda temporada, que acaba de finalizar con el espectáculo más gore nunca visto a los pies del Vesubio.

Después de un final apoteósico, en el que varios personajes caen en los brazos de Plutón, ya se conocen los nombres de dos nuevos actores para la tercera temporada, que llegará el año que viene. Simon Merrells ('El hombre lobo' , 'Invisible eyes') dará vida a Marcus Lincinius Crassus , el hombre más rico de la República romana, mientras que Todd Lasance ('Home and away' o 'Crownies') será el joven Julio César. Por su parte, ya se hizo pública la marcha de Peter Mensah (Oenomaus), que cambia la espada por los colmillos de 'True Blood' para la próxima temporada.

Después de la muerte del actor que interpretaba al heroico esclavo rebelde, Andy Whitfield, víctima de un linfoma, se estrenó una precuela que narraba el comienzo del ludus de Batiato, 'Spartacus: Dioses de la Arena', aún pendiente de ser estrenada en Cuatro. El actor australiano Liam Mclntyre fue el encargado de coger el relevo para interpretar a Espartaco, lo que no ha supuesto una pérdida de interés por el público.

"Lo sexy, lo lascivo y la brusquedad que hay en la serie hace que verla sea un placer culpable", son las palabras de Steven S. DeKnight, guionista y productor, cuando se le pregunta por la precisión histórica, que, en ocasiones, brilla por su ausencia.

La tercera temporada fue confirmada dos meses antes del estreno de 'Spartacus: Vengeance', una muestra de confianza en la ficción de época. Parece que la fórmula de salpicar al espectador sediento de hiperviolencia con sangre, sudor y semen está en pleno apogeo. Mientras los cuerpos lustrosos de los gladiadores continúen desatando furia y deseo cubiertos de aceite, las gradas de los anfiteatros, digitalmente perfectos, levantarán los pulgares al paso de Espartaco.

 
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