El Centro Niemeyer, un destello de cultura que apagó la política

El arquitecto brasileño Óscar Niemeyer ve hoy, día de su 104 cumpleaños, cómo su obra más querida cuelga el cartel de "cerrado".

Tan solo un año después de su inauguración, el Centro Niemeyer de Avilés, la única obra del arquitecto brasileño en España y la más importante de Europa, que iba a ser un motor de renovación cultural en Asturias se para en seco. La construcción de aquel diseño cedido por Óscar Niemeyer a la Fundación Príncipe de Asturias comenzó en 2008, supuso una inversión de 44 millones de euros y la gestión mixta de los gobiernos central, autonómico y local con socios privados.

El 25 de marzo Woody Allen lo inauguró tocando con su grupo de jazz en la gran plaza abierta del complejo. Otros padrinos eran Carlos Saura, Stephen Hawking o Paulo Coelho. Un millón de turistas pasaron por Avilés, una ciudad castigada por la reconversión industrial, para conocer el nuevo elemento transformador de la ciudad. Pero, tras las elecciones autonómicas, el proyecto estrella del gobierno Areces fue cuestionado. El nuevo presidente, Francisco Álvarez Cascos, se negó a conceder la gestión a la Fundación por cincuenta años, tal como había previsto el anterior ejecutivo, y su consejero denunció irregularidades en algunas facturas.

La Fundación negó el fraude, argumentó su bajo presupuesto y acusó al nuevo gobierno de pretender ejercer un mayor poder sobre el centro. Pero el Principado no cedió y el Niemeyer comenzó a languidecer ante la cancelación de la programación y la fecha de caducidad del contrato: el 15 de diciembre. En octubre, una cadena humana abrazó el complejo para reclamar su continuidad. En el interior del edificio la bailarina María Pagés estrenó Utopía, un homenaje a Niemeyer que ve hoy, día de su 104 cumpleaños, cómo el contenedor cultural que soñó con cambiar una región, objeto de controversias por su control, cuelga el cartel de cerrado.