El Barcelona sucumbe en el Coliseum

El vendaval azulgrana de los primeros compases del partido pasó fugazmente por el Coliseum Alfonso Pérez, que vio cómo los suyos ahogaban a los azulgranas con una defensa tan exhaustiva como precisa

Los viejos fantasmas del Coliseum volvieron a rondar la mente barcelonista. Desde aquel mayo de 2007 en que el club azulón consiguiera voltear la eliminatoria de la Copa del Rey para colarse en la final, la arena getafense nunca volvió a ser terreno fácil para el Barcelona. Este sábado los de Pep saltaron al césped conociendo el resultado del Santiago Bernabéu, sabedores de que en juego estaban mucho más que tres puntos. Con un cuestionado Villa de vuelta a su posición natural, Messi en la media punta y toda la banda derecha para el ya recuperado Dani Alves, los azulgranas salieron en tromba sobre el área local.

El asturiano tuvo las primeras ocasiones en sus botas pero Moyá respondió a los primeros envites, dejando claro que el cuero no tendría fácil su acceso a la puerta azulona. Los minutos pasaban y el vendaval azulgrana se diluía en una marea de defensas perfectamente plantados ante la frontal de su área. El planteamiento inicial de Guardiola no surtía efecto, la movilidad de Messi, Alexis y Villa no conseguía resquebrajar la sólida y perfectamente estudiada muralla que construyó para la ocasión Luis García. El contexto les era tan favorable, que incluso unos atrevidos azulones se animaban a lanzar crochés a su contrincante.

Ambos conjuntos salieron del túnel de vestuarios con los roles cambiados. Los de Luis García se lo terminaron de creer en el intermedio y saltaron convencidos de que podían dar la sorpresa y, de paso, echar un cable al club del que es socio su presidente, Ángel Torres. El Getafe comenzó a combinar ante un desubicado Barcelona que parecía haber perdido el guión de su partido, pese a que Guardiola enmendó su inofensivo planteamiento inicial y volvió a situar a Villa y Alexis en los extremos del ataque azulgrana, permitiendo a Messi retornar a su posición, últimamente habitual, de falso nueve. Pero la profundidad seguía sin llegar.

Lo que sí llegó fue la sorpresa cuando en el minuto 26 a la salida de un córner botado por Sarabia, Valera se coló entre una mala defensa de las torres azulgranas para rematar el esférico al fondo de la red. El aplicado Getafe obtenía los frutos de un muy buen trabajo defensivo y los de Pep se miraban extrañados ante un escenario que seguro les trajo a la memoria viejos fantasmas de un mayo de 2007.

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Ante la adversidad, el Barcelona se volcó por completo en terreno azulón sabedor de que en la arena getafense estaba en juego media temporada. El asedio sobre la portería de Moyá surtió efecto con un gol anulado a Messi por un fuera de juego que no existió. Pero, más allá de esta decisión arbitral, la perfecta actuación defensiva del Getafe, la inmaculada actuación de su portero y la dosis precisa de suerte, materializada en el disparo de Leo Messi al poste en la última jornada, hicieron que el Barcelona naufragase y comenzase con derrota su andadura por uno de los tramos determinantes de su temporada.