Día 4. Las lágrimas de la SER
El día comenzó temprano para todos porque, desde Murcia, había casi 200 kilómetros a la salida, en Baza, así que hemos tenido que levantarnos temprano y tener listo el set de la SER para el tramo de ciclismo en Hoy por Hoy
Allí sentado, con Anselmo y Julio Jiménez, comentamos la portada que AS le había dedicado a Pablo Lastras por su victoria del día anterior y recordamos el abrazo que el tío Julio le dio a su amigo del Movistar nada más cruzar la meta. Es un tío majo, cercano, agradable con la prensa y que nunca tiene una mala palabra para nadie. ¡Incluso, esta mañana, se disculpó con Anselmo porque no pudo saludarlo en el pódium cuando lo vio de lejos!
Otro de los que merece la pena es Igor Antón, que lleva varios días sufriendo y que, en Sierra Nevada, ha perdido más de un minuto con los favoritos. Pero, aún así, se ha parado ante el micrófono de la SER para explicar qué le había ocurrido: nada grave, un par de jornadas malas que puede recuperar con todo lo que queda de Vuelta.
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Pero os voy a contar un secreto. Cuando Lastras ganó el lunes en la meta de Totana, varios miembros de la organización se acercaron a nuestra cabina para pedirle a Julio Jiménez que le pusiera el maillot de líder a su amigo. Pero nuestro histórico escalador, de casi 80 años, había decidido (como todos) combatir el calor con un pantalón corto y el protocolo de las celebraciones obliga a entregar los premios casi de etiqueta. Así que, por si acaso, ha llegado a Sierra Nevada hecho un pincel: pantalón de pinzas, zapatos y camisa. Y la casualidad, o el destino, ha querido que otro buen amigo ganase en Granada: Dani Moreno.
El ciclista del Katusha, nuevo rey de la montaña, se llevó una buena alegría al ver a Julio esperarlo en el pódium con el maillot de lunares. Desde la megafonía le rindieron un pequeño homenaje a ambos, Jiménez recibió el cariño que se merece por su trayectoria y por su forma de ser y, emocionado, se fundió en un abrazo con Dani Moreno. Los dos juntos, dos ciclistas de dos épocas, dos ganadores, subidos en lo más alto del cajón con los brazos en alto. Fue la alegría de todos, de todo el equipo de la SER y ha sido, sin duda, el momento más emotivo de esta Vuelta para nosotros. A uno de nosotros se le cayó alguna lágrima viendo a Julio, como si fuera 1964, celebrar una victoria en la montaña. Pero no desvelaré quién fue porque, en cierto modo, fueron las lágrimas de todos nosotros.