Día 15. Más de Contador que nunca
Me venía diciendo Anselmo en el coche que hoy ha sido un buen día para Contador. Y lo explicaba: ha pasado otra jornada de Pirineos, con la ascensión al Aubisque (categoría especial) de por medio, y el ritmo de carrera no ha sido alto.
Así que le han dado un día más para adaptarse a los desarrollos de la montaña, para encontrar un pedaleo más cómodo, un día más para que la rodilla se recupere y un día menos para que sus rivales le ataquen.
Los hermanos Schleck, Evans, Basso... Le tienen todos tanto miedo a Contador, lo vigilan tanto, que no se dan cuenta de que el día que tenga piernas para irse arriba los va a dejar a todos plantados. Alberto dijo por la mañana que el rival más peligroso es Cadel Evans, pensando sobre todo en la crono de Grenoble, y que los hermanos Schleck deben decidirse y jugar una sola baza porque, de lo contrario, a lo mejor no aprovechan ninguna de las dos.
Alberto ya tiene aquí a toda su gente. Está Jacinto, como siempre. Y ha vuelto su hermano, con su novia, con sus amigos... Y todos dicen que lo ven bien. Y que Alberto puede sorprender en cualquier momento. La verdad es que los segundos que perdió ayer serían una anécdota si no se hubiera quedado cortado el primer día; y si no se hubiera ido al suelo tantas veces. Pero la primera semana le ha pasado factura y ahora ha tenido que recuperarse. Mañana en Plateau de Beille tiene que pasar algo. Malo o bueno, pero pasará. Contador ya ha tenido un día malo y sus rivales no lo aprovecharon. Ojalá hayan perdido la oportunidad.
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El más optimista de nosotros es Cabrera. Está seguro de que Alberto atacará en Pateau de Beille y dejará a todos los franceses con los ojos abiertos. Anselmo cree que lo de ayer sólo fue un mal día y que los Schleck se van a acordar mucho de Luz-Ardiden, porque el de Pinto tiene tanta clase que nadie se le aproxima si las fuerzas están igualadas.
De momento, Samuel Sánchez ya ganó el 14 de julio, fiesta nacional en Francia. Ayer nos costó un mundo llegar al hotel por culpa de los atascos. Y dicen que la etapa de mañana puede ser parecida. Los puertos se convierten en jaulas sin escapatoria. Cabrera y Markínez llegaron al hotel un poco antes del Larguero. Mañana os cuento cómo fue esa aventura.
