Casi la mitad de las personas atendidas en 2010 por los servicios de empleo de Cáritas son personas que llevan más de un año buscando empleo. La red asistencial de la Iglesia denuncia el riesgo de exclusión social y desestructuración personal en un colectivo que ha agotado sus prestaciones y sigue sin encontrar trabajo El impacto y la duración de la crisis está provocando lo que Cáritas llama ya «el desempleo del desempleo». «Son parados de larga duración, personas que quedaron en paro incluso antes de la crisis y que llevan cuatro o cinco años sin encontrar empleo», explica Sebastián Mora, secretario general de Cáritas. Es un colectivo cada vez más numeroso cuya situación desesperada les está conduciendo a dejar los programas formativos de inserción laboral de Cáritas para apuntarse a los de primera necesidad; reparto de alimentos y ayudas para el pago de recibos o el alquiler. Esta circunstancia explica la aparente paradoja de que en 2010 se haya reducido en un 12 por ciento el número de personas que recurrieron a los servicios de empleo de Cáritas. «¿Cómo va a estudiar alguien cuando no tiene qué comer?, o ¿cómo va a pensar en apuntarse en un itinerario formativo cuando no tiene casa?», se preguntaba hoy Sebastián Mora para reclamar nuevas estrategias que permitan asegurar condiciones dignas a los parados que les permitan afrontar procesos de inserción laboral. Un 20 por ciento de quienes acuden a Cáritas encuentra trabajo El año pasado Cáritas atendió en sus servicios de empleo a 83.000 personas, de las cuales un 20 por ciento encontró un trabajo. La gran mayoría, un 60 por ciento, son personas con edades comprendidas entre los 25 y los 45 años. Aunque el perfil mayoritario de las personas atendidas en este servicio corresponde a una mujer inmigrante y con escaso nivel de formación, Cáritas está detectando un incremento sostenido en el número de hombres jóvenes, de nacionalidad española y con estudios superiores, que recurren a su red asistencial.