Rafa Nadal se reinventa y fulmina a Robin Soderling

Decía Nadal tras el choque frente a Ljubicic, que "jugando así no es posible ganar el torneo". Dos días después y contra un rival de gran entidad, el balear ha dado un lavado de cara completo a su juego en lo que va de torneo.

El choque arrancó con un primera rotura para el de Manacor, un tempranero acicate que el español agradeció en el partido en el que tenía que demostrar que la crisis de juego no era tal. Rápidamente se vio 3-0 a favor y conectando golpes con mayor naturalidad y limpieza que en los partidos anteriores. A esas alturas, ya tarde, Soderling se acordó de que él también jugaba y soltó el brazo para recuperar una de los 'breaks' que llevaba de rémora.

A partir de ahí comenzó la reinvención de Nadal. El balear abandonó la idea de jugar de tú a tú con el sueco y volvió a sus inicios, en los que buscar el error del rival era lo primordial. Pelotas altas, muy profundas, variando entre revés y derecha del contrario. Así, el sueco tuvo que moverse y pegar a la altura de los hombros, algo que el mismo ha admitido ser su principal déficit. 6-4 y alivio para Nadal.

La acertada estrategia de Nadal fue llevaba por su autor hasta las últimas consecuencias en el segundo parcial, y Robin se desquició. Errático hasta en el servicio, cedió la manga en apenas media hora. 6-1, pie y medio en la final.

El guión del partido solo giró en el último set. El español bajó un poco el ritmo y permitió a Robin golpear plano, quieto y con buenos apoyos, donde es junto a Djokovic el mejor del mundo. Eso se tradujo en juegos al saque más costosos para Rafa y mucho más placenteros para el sueco. También propició la aparición del Nadal épico. Con 5-5, 15-40 en contra y el público jaleando al nórdico, Rafa salvó hasta tres bolas de ruptura con jugadas maravillosas. Tie break.

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Tres desempates había jugado Rafa Nadal, dos perdidos con Isner y uno ganado frente a Andújar. A Soderling decidió jugarle en esta ocasión siendo conservador haciendo los puntos largos. El sueco tenía la presión de saber que si perdía caería eliminado, y conforme el peloteo se alargaba, más nervioso se ponía. Con 4-3 y saque, Nadal arriesgó con la derecha y cerró el partido.

Victoria crucial para Nadal, más por las formas que por el resultado, que se reencuentra consigo mismo de cara a la semifinales. El propio Pioline así se lo ha dicho al finalizar el encuentro: "Parece que tu derecha ha vuelto". Murray le espera en las semifinales.