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El "decoupling" o no mezclar churras con merinas

Los mercados han establecido diferencias entre España y el resto de países periféricos

(GETTY)

Las caídas de Grecia e Irlanda supusieron sendas pesadillas para España, a la que los inversores colocaban en el mismo saco que las economías intervenidas. Eso se tradujo en repuntes históricos de la deuda y marcados descensos en las bolsas. En ese saco, también estaba Portugal, que sufría a la par que España. Con esos antecedentes, parecía lógico esperar que la crisis política y económica que el país vecino vive estos días repercutiese en la percepción de los mercados sobre España.

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Sin embargo, los hechos demuestran que esa asociación entre ambos países que hasta ahora establecían los inversores ha desaparecido. La prima de riesgo de la deuda portuguesa (la diferencia entre la rentabilidad que paga Alemania por su bono a 10 años, que se considera la apuesta segura, y lo que paga Portugal) se ha disparado, pero no ha ocurrido lo mismo con la deuda española.

La noticia del revés que el Parlamento luso propinó al Gobierno de José Sócrates, al rechazar su plan de ajuste, no se tradujo en grandes movimientos en los mercados españoles. El Ibex-35 terminó la sesión del miércoles con una subida del 0,6% y la prima de riesgo, que sufrió un ligero repunte por la mañana, acabó por debajo de los 200 puntos básicos. Por otro lado, las últimas subastas de deuda española han supuesto significativos descensos en los intereses que el Tesoro ha tenido que ofrecer. Sirva como ejemplo que en la subasta del pasado martes el interés pagado fue el más bajo desde octubre de 2010 y la demanda sextuplicó la oferta.

Este fenómeno, que los inversores establezcan ahora claras diferencias entre España y el resto de países denominados periféricos (Grecia, Irlanda y Portugal), se denomina en términos técnicos "decoupling". En castizo, no mezclar churras con merinas. Los expertos argumentan que las medidas de recorte puestas en marcha por el Gobierno van en la buena dirección. Aunque no se descarta que las tensiones financieras vuelvan a afectar a nuestro país y es obvio que existen fuertes lazos económicos entre España y Portugal, parece que el peligro, al menos de momento, se ha conjurado.

 
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