Las mujeres de un héroe
Hideaki Akaiwa ha rescatado a su esposa y a su madre de las inundadas calles de Ishinomaki
Captura del reportaje de Los Angeles Times con la imagen de Hideaki Akaiwa
Cuando el viernes 11 de marzo un terremoto, y el posterior tsunami que provocó, barrió del mapa la pequeña localidad de Ishinomaki, en la prefectura de Miyagi, el mundo miraba atónito las imágenes de aquellas destructoras olas arrasando todo lo que se encontraban en su camino. El miedo paralizó al mundo y a Japón, Hideaki Akaiwa se lanzó al rescate de su familia
Más información
Ante todo este caos y toda la destrucción, que dejó a una ciudad de 162.000 habitantes inundada en la mayor parte de sus barrios, pocos sabían qué hacer. Hideaki Akaiwa, de 43 años, lo tuvo claro. En un reportaje de Los Angeles Times este testarudo japonés cuenta que se encontraba en el trabajo, a un par de kilómetros de la ciudad, cuando la ola barrió todo lo que se topó en su camino. Akaiwa abandonó su puesto de trabajo con una única idea en la cabeza: encontrar a su mujer. En lugar de ponerse a salvo o buscar refugio Akaiwa volvió a su casa para descubrir que su barrio se encontraba cubierto de tres metros de un agua negra, llena de barro y salpicada con todos los objetos que el agua había barrido a su paso. Una estampa apocalíptica que no aplacó el deseo de este hombre por encontrar a su mujer.
Akaiwa llevaba 20 años casado y sabía que tenía que encontrar a su esposa, que estaba en su casa en el momento del terremoto. Llegó al barrio, se puso un rudimentario equipo de buceo y entró en su casa sorteando todos los objetos que flotaban en un agua negruzca e intimidatoria, consiguió entrar en su casa, llegar hasta su mujer y sacarla de casa para ponerla a salvo.
"El agua estaba fría, oscura y tenebrosa", apuntaba Akaiwa al diario californiano. "Tuve que nadar unos doscientos metros hasta ella y fue muy difícil por todos los objetos destruidos que flotaban en el agua".
Después de rescatar a su mujer, Akaiwa, comenzó a buscar a su madre. Acudió a todos los centros de acogida, a los hospitales. El agua retrocedía lentamente y el rastro de su madre se perdía en el caos de una localidad en la que todo el mundo buscaba a sus allegados. Akaiwa controló la desesperación y el miedo, volvió a ponerse el traje de buceo y volvió a lanzarse al agua negra para buscar a su madre por el barrio, donde había sido vista por última vez. Cuatro días después del terremoto este aventurero encontraba a su madre en el segundo piso de una casa completamente inundada, estaba asustada, atrapada y desesperada. Tras rescatar a las dos mujeres de su vida Akaiwa no ha sabido estarse quieto, en contra de la cultura general extendida en Japón estos días de "¿Qué podemos hacer?", este cuarentón repleto de coraje se lanza cada día por las calles de esa ciudad destruida buscando supervivientes.
