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Un vuelo demasiado caro para un solo pasajero

La incautación de droga más importante en un aeropuerto español

La Guardia Civil sospechó del avión que interceptó en el Prat en enero con casi una tonelada (944,5 kilos) de cocaína porque sus tripulantes se habían gastado un mínimo de 100.000 euros para un vuelo con destino Barcelona, con un solo pasajero y una estancia de 5 días. Además procedía de las llamadas 'rutas calientes', Argentina y Cabo Verde.

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El avión, contratado por la empresa Jet Medical, que se dedica a los traslados sanitarios, aterrizó en el aeropuerto de Barcelona el pasado 2 de enero sobre las 14 horas. Según las informaciones a las que ha tenido acceso la Cadena SER tras el levantamiento parcial del secreto de sumario, la Guardia Civil tenía controlada esta nave desde que despegó del aeropuerto de Ezeiza, en Argentina, hasta que aterrizó en la terminal de Barcelona. Antes de llegar a Catalunya, hizo una escala técnica de poco menos de una hora en el archipiélago de Cabo Verde, en la costa africana.

Los agentes sospecharon de este avión porque procedía de las llamadas 'rutas calientes' del narcotráfico pero sobre todo porque, según el plan de vuelo, en la nave sólo viajaban el piloto y el copiloto y un único pasajero, hermano del piloto.

Lo que más llamó la atención a la Guardia Civil es el elevado coste de este viaje para pasar solo 5 días en Barcelona. Se calcula que contratar el avión, un lujoso jet Challenge 850, pagar el combustible y los gastos aeroportuarios, el viaje desde Argentina podría haberles costado 100.000 euros. Otro dato que levantó las sospechas policiales es que no transportaban ningún tipo de carga en la bodega del avión. Después, una vez detenidos, se comprobó, además, que apenas llevaban ni equipaje, para pasar 5 días, alojados en el Hotel Arts de Barcelona, donde habían hecho la reserva.

Droga repartida bajo los asientos

Cuando el avión aterrizó en el aeropuerto, los agentes ya les estaban esperando. Con la ayuda de un perro detector de drogas localizaron cerca de 790 paquetes de cocaína, recubiertos con plásticos de distintos colores, rojo, azul, amarillo o verde. Los fardos, de un poco más de un kilo cada uno, iban escondidos y bien repartidos en los laterales y debajo de los asientos y sofás del suntuoso jet privado. También encontraron droga oculta en el fuselaje del interior de la nave. El alijo está valorado en unos 35 millones de euros. Pero una vez cortada, la cocaína, de gran pureza, habría reportado beneficios incalculables para los traficantes.

El avión, valorado en unos 15 millones de euros, sigue precintado y aparcado en la plataforma del aeropuerto del Prat, en Barcelona.

Siguen al aire algunas incógnitas

El titular del juzgado número 2 del Prat ha levantado parcialmente el secreto de sumario de esta operación (dos tomos) pero siguen al aire algunas incógnitas. Este caso ha despertado un gran interés mediático en Argentina ya que 2 de los 3 detenidos, Eduardo y Gustavo Juliá son hijos del ex jefe de las Fuerzas Aéreas de Argentina. El otro arrestado es el copiloto de la nave, Gastón Miret.

Algunas de las incógnitas que siguen en el aire son: Dónde cargaron los traficantes la droga, si fue en Argentina, o en Cabo Verde. También quién les estaba esperando en Barcelona para recoger la cocaína y cual era el destino final de la droga, el mercado español o europeo.

A través de los planes de vuelo de esta empresa, se sabe que ya habían aterrizado en España en otras ocasiones, concretamente en los aeropuertos de Murcia, Torrejón de Ardoz y Reus. Sin embargo, se desconoce, de momento, si habían sido transportes de droga o viajes de contactos y reconocimiento de las medidas de seguridad de los aeropuertos españoles.

Esta parte de la investigación, que están realizando la Guardia Civil y la policía argentina en cada país respectivamente, sigue secreta. Los tres detenidos siguen en prisión preventiva.

 
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