El ex sargento que lideró el intento de golpe de Estado en Ecuador se entrega a la policía
El agente asegura que es inocente y que se ha entregado porque el presidente le ha prometido que tendrá un juicio justo
Una grabación de las conversaciones telefónicas que los policías implicados tuvieron en el transcurso del intento golpista, es la principal prueba contra Luis Aníbal Martínez Vilañez. En estas cintas se escucha una voz, supuestamente la del acusado, que insta a sus compañeros a asesinar a Rafael Correa, quien estuvo retenido durante más de doce horas en el Hospital de la Policía de Quito
Más información
- Rafael Correa denuncia un "intento de golpe de estado"
- La Comunidad Internacional muestra su apoyo a Correa
- Los policías sublevados pensaron en matar a Correa
- Rafael Correa asegura que saldrá de su encierro "como presidente o como cadáver"
- El Jefe de Policía de Ecuador pide perdón por la sublevación contra Rafael Correa
Luis Aníbal Martínez Vilañez, alias ''Yuco'', supuesto cabecilla del intento de golpe de Estado contra el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, perpetrado el pasado 30 de septiembre, se ha entregado a las autoridades. El ex sargento, que permanecía prófugo desde el pasado 20 de noviembre, ha explicado que confía en su inocencia y en que recibirá un juicio justo, ya que así se lo ha prometido el mandatario.
El ex agente, de 47 años y 25 de servicio policial, acudió voluntariamente a las dependencias de la Fiscalía, acompañado del jefe de personal de la Policía, Juan Ruales, y del asesor de la Presidencia, Francisco la Torre. Tras prestar declaración durante más de una hora, Martínez Vilañez ingresó en el Centro de Detención Número 4 de Quito, una cárcel "especial" para las personas que están en este tipo de programas de protección, indicó el funcionario.
"Vine porque soy inocente, voy a demostrar documentadamente mi total inocencia en los casos en los cuales se me ha pretendido involucrar", dijo Martínez, al tiempo que explicó que no se ha entregado antes, porque hasta ahora no tenía las garantías suficientes. "Me puse a buen recaudo porque mi vida estaba en peligro", argumentó.
En este sentido, indicó que el mandatario le ha prometido la celebración de un proceso judicial justo. "Esa fue la razón por la cual no me presenté, hoy que conozco que los procesos van a ser totalmente limpios me he presentado. Se me ha garantizado un proceso limpio, transparente, donde se van a valorar las pruebas de descargo", agregó.
No obstante, Martínez solicitó que hasta que este juicio se celebre, no sea recluido en una cárcel ordinaria, ya que por su condición de ex policía, podría correr peligro. "He trabajado 25 años de mi vida combatiendo a la delincuencia organizada, los delincuentes organizados están en el Penal García Moreno. En el momento en que llegue detenido allá, entro y ya no salgo", advirtió.
Una grabación de las conversaciones telefónicas que los policías implicados tuvieron en el transcurso del intento golpista, es la principal prueba contra Martínez. En estas cintas se escucha una voz, supuestamente la del acusado, que insta a sus compañeros a asesinar a Correa, quien estuvo retenido durante más de doce horas en el Hospital de la Policía de Quito.
"Las voces esas que salieron en los medios de comunicación, no son mías. Me voy a someter a las pruebas que sean necesarias y se va a demostrar con absoluta claridad que esas no son mis voces. Jamás tuve una radio, jamás estuve en el Regimiento Quito, jamás atenté contra el señor presidente, jamás participé en los hechos del 30 de septiembre", dijo el ex agente.
Hasta su entrega, el mandatario ofrecía una recompensa de 10.000 dólares (7.362 euros) por la captura de Martínez. Ahora, se compromete a conceder hasta 5.000 dólares (3.681 euros) a cualquiera que aporte información que contribuya a identificar al resto de interlocutores en dichas grabaciones.
El 30 de septiembre de 2010 una sublevación policial por una reforma salarial terminó con lo que el Gobierno ecuatoriano calificó como un intento de golpe de Estado. Agentes sublevados retuvieron por más de nueve horas a Correa en el Hospital de la policía.