Un joven dormirá una semana en la calle para medir el impacto del ruido sobre el descanso

Se calcula que uno de cada tres españoles soporta a diario un nivel de ruido que supera las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.

Es la primera vez que una Unidad del Sueño se instala en plena calle para reproducir las condiciones acústicas reales que se registran a diario en una zona urbana. El lugar elegido es el Paseo de la Castellana de Madrid, una de las principales arterias de la capital, con unos niveles medios de ruido que superan ampliamente los 80 decibelios, 15 más del límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud. Allí, en un cubo acristalado construido para la ocasión, dormirá durante siete días Álvaro, un joven estudiante de Educación Física que se ha ofrecido como voluntario para participar en el experimento, auspiciado por la marca Pikolín. Cada noche, su descanso será monitorizado y comparado con los resultados previos obtenidos en el domicilio del voluntario.

El director del estudio es el experto Eduardo Estivill, Director de la Unidad del Sueño del Instituto Dexeus y autor del libro 'El método Estivill', un ejemplar de referencia para miles de padres a la hora de intentar que sus hijos se duerman: "La hipótesis que esperamos confirmar con este estudio es que el ruido ambiental, cuando supera unos límites, impide al ser humano llegar a las fases más profundas del sueño, que son las auténticamente reparadoras. Aunque la persona no llegue a despertarse, en realidad ese ruido le está provocando miles de "micro-despertares" que afectarán a su descanso. Si esta situación se produce de modo reiterado repercutirá en una mayor irritabilidad, menor capacidad de concentración, y por supuesto, cansancio", explica Estivill.

España es el segundo país más ruidoso del mundo tras Japón

Y se calcula, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, que casi un tercio de los españoles supera a diario los límites de ruido considerados admisibles. "Los poderes públicos deben implicarse más", exige Ignacio Sáenz de Cosculluela, presidente de la Plataforma Estatal contra el Ruido. Y es que Cosculluela se queja de la actuación de la mayor parte de las comunidades autónomas y ayuntamientos: "Las normas autonómicas y las ordenanzas municipales son más sensibles a los intereses económicos de la industria del ocio, por ejemplo, que a la salud de sus propios vecinos". "Y las consecuencias sobre esa salud son serias, una exposición reiterada puede producir no sólo un aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, sino también alteraciones de conducta, como agresividad, ansiedad, fracaso escolar, baja productividad laboral, etcétera". "Eso sin contar los costes sanitarios derivados de bajas laborales y consultas médicas".

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