Vivir sin respuestas en un mundo ambiguo
Crisis es el titulo genérico que agrupa la interesante serie de conferencias programadas por el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. José Martí Gómez asistió a la de Saskia Sassen, profesora de Sociología en la Universidad de Columbia. Habló de Territorio, autoridad y derechos.
Buen tema para tiempo de crisis. ¿Saliste indemne, dado tu pesimismo vital?
Diría que salí tocado. ¿Sabes que en los últimos treinta años naciones y grandes compañías han comprado treinta millones de hectáreas de tierra en varios países? China ha comprado en el Congo, Francia, Zambia... Arabia Saudita compró tierras en un país hambriento como Etiopía. Suecia y Corea del Sur han comprado tierras en Sudán, cuyo dictador esta reclamado por el Tribunal Penal Internacional. Morgan Stanley compró en Ucrania. Tierras para el cultivo, para el control de minerales, para el agua, como hace Coca-Cola. Compras que cambian la flora y la fauna de muchos países y expropia a agricultores. Se crea una geopolítica nueva con nuevas jurisdicciones.
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¿Cómo definió la conferenciante este tiempo?
Como el de una modernidad global para la que no tenemos respuesta porque no la acabamos de entender. Existe una fractura entre las finanzas internacionales y la política de los estados nacionales y entes locales. ¿Se impondrán las finanzas globales? ¿Encontrará la política un camino para recuperar parte de la hoy soberanía perdida? Vivimos en un mundo ambiguo pero hay lugar para un debate que trate de entender lo que pasa.
¿Cómo quedan los gobiernos nacionales?
Inmersos en una paradoja: la globalización debilita a partes del Estado pero no al poder ejecutivo. Cuando se privatiza, el poder ejecutivo gana poder y el legislativo lo pierde.
Todo eso lleva a pensar que vivimos en un mundo en el que se están ensamblando territorios, autoridades y derechos distintos a los tradicionales.
Exacto. Saskia Sassen puso el ejemplo de los piratas de Somalia. Empezaron su actividad con pequeñas embarcaciones y el secuestro de treinta grandes buques les da una infraestructura que les permite una extraterritorialidad, una autoridad y derechos distintos a los que hasta hace poco estaban vigentes en las costas de Somalia.
¿Algún dato para mirar el futuro con optimismo?
Que en este mundo ambiguo conviven miles de historias invisibles que permiten avanzar. Las industrias manufactureras surgidas de la tradición económica y laboral de cada país y más concretamente de cada ciudad, por ejemplo. Seamos conscientes de que al margen de los actores con mayúsculas -los grandes países, grandes corporaciones, la gran banca- existen creativos territorios no gobernados. Pero es un hecho, Montserrat, que los grandes actores tienden a la lógica de exclusión de los más débiles, los que han quedado marginados del consumo, inmersos en mecanismos de almacenamiento: encarcelados en prisiones, desplazados internados en campos de refugiados, los millones de personas que han perdido sus viviendas. Nos hemos de rebelar contra eso, exigió Saskia Sassen, mujer vehemente. Necesitamos recuperar la historia nacional de cada país. Recuperar la ciudad global. Reinventar un nuevo relato cultural sin renegar de lo que tiene de positivo el internacionalismo.
