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BALONMANO | ESPAÑA 28 - FRANCIA 28

España empata con Francia en un final de infarto

Cedric Sorhaindo disputa el balón a Canellas Reixach(EFE)

Cedric Sorhaindo disputa el balón a Canellas Reixach

La selección española logró un meritorio empate (28-28) ante Francia, gran favorito del campeonato, en la quinta y última jornada de la fase inicial del Mundial de Balonmano de Suecia, por lo que accede con nueve puntos a la segunda ronda del certamen

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Una parada en el último segundo de Arpad Sterbik a lanzamiento de Luc Abalo permitió a España lograr un épico empate (28-28) ante el todopoderoso conjunto francés, que pagó el exceso de relajación de la segunda parte con una igualada impensable al descanso. Tablas que servirán al equipo español para acceder a la segunda ronda, en la que se enfrentará con Noruega, Islandia y Hungría, con tres puntos, los mismos que el combinado francés, y uno menos que Islandia, que se perfila como el gran rival del equipo español para acceder a las semifinales.

Fue un premio excepcional para la selección española, que no pudo empezar con más dudas el encuentro, ante un rival que no suele perdonar ni un sólo fallo de su rival, tal y como pudo comprobar España, que apenas pasados cinco minutos de juego ya marchaba con una desventaja de cuatro tanto (5-1). Un par de fallidos en el lanzamiento, así como algún que otro impreciso pase, condenaban a los Valero Rivera a tener que remar contracorriente nada más iniciado el partido, una situación nada recomendable cuando enfrente está el vigente campeón olímpico, mundial y continental.

Ni el carácter irreductible, que había permitido a la selección española superar sus peores momentos en anteriores partidos del Mundial, sirvió en esta ocasión al combinado nacional, que pagaba cada mínimo despiste con un nuevo gol en contra. Una circunstancia que permitió a Francia conservar una y otra vez los tres goles de ventaja que logró al principio, pese al empeño de Alberto Entrerríos, que con sus cuatro goles, asumió todo el peso del ataque español en el primer tiempo.

El único del conjunto español capaz de superar la muralla en la que se convirtió el meta francés Thierry Omeyer, que quizá motivado por la presencia en el área contraria de Arpad Sterbik, su gran rival por el título de mejor portero mundial, atajó casi la mitad de los lanzamientos de la selección. Preocupante estadística a la que se unió el excelente partido en ataque del central Nikola Karabatic, a quien hoy por hoy nadie puede discutir la condición de mejor jugador del Mundo, que perforó hasta en cuatro ocasiones la redes del equipo español.

Una sangría que el técnico español trató de frenar con una defensa individual sobre el jugador del Montpellier, que si bien sirvió para contener momentáneamente a Karabatic, no bastó para detener al equipo francés, que no desaprovechó la doble exclusión de Cañellas y Gurbindo, para lograr su máxima renta (18-13) al llegar al descanso. Ventaja que el cuadro español, pese a no rendirse nunca, apenas fue capaz de reducir en la segunda mitad, en la que los de Valero Rivera siguieron a expensas de un equipo francés, que no pareció deseoso, a diferencia de lo ocurrido ante Alemania, de castigar en exceso a su rival.

Una circunstancia que permitió a España situarse a tan sólo tres goles (27-24) a menos de seis minutos para la conclusión, tras un parcial de 3-0, gracias a las rápidas transiciones de Chema Rodríguez, que avivó las esperanzas del equipo español. Marcador que obligaba de nuevo a Francia a meterse en un partido, que ya había dado por ganado desde hace muchos minutos, un tremendo error, como pudo comprobar segundos más tarde el gigante galo, que apenas tres minutos más tarde se encontró con un sólo gol de ventaja (28-27) y un jugador menos.

Superioridad que no desaprovechó España para poner entrado el último minuto de juego la igualdad (28-28) en un marcador en el que la selección española llegó a figurar siete tantos por debajo (23-16) a los siete minutos de la reanudación. Un luminoso que Chema Rodríguez tuvo la ocasión de dar la vuelta definitivamente para la selección nacional en un contragolpe a falta de veintisiete segundos en el poste de la portería defendida por Thierry Omeyer, el único jugador francés que nunca se fue del partido.

Fallo que permitió a Francia disponer de un último balón, que el desorientado campeón mundial, no supo aprovechar con un postrero lanzamiento de Luc Abalo, que detuvo el portero Arpad Sterbik su compañero en el Ciudad Real.

 
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