Los cuatro barcos que sostienen la 'Armada'

En una entrevista concedida el pasado miércoles, Rafa Nadal admitía que "parece que no hay recambio". A la espera de que este llegue, Nadal, Ferrer, Verdasco y Robredo ya están en tercera ronda. Llevan cerca de una década entre los 100 mejores del mundo.

El tenis, y no sólo el español, está viviendo una etapa muy curiosa y fascinante. Atrás quedaron los años en los que Hewitt, Roddick, o incluso Nadal, saltaban y ganaban en las principales pistas centrales del circuito imberbes como niños maravilla.

Ahora los jóvenes talentos esperan para explotar, necesitan coger músculo para ser competitivos en un deporte que cada vez depende más del físico y de la tolerancia al cansancio. Los mejores ejemplos de ellos son Djokovic y Murray, los dos últimos en acercarse al número uno. Pero si miramos su DNI, sólo son un año más niños que Nadal. Poca distancia si comparamos sus éxitos con los de Rafa.

Otra prueba de lo difícil que resulta para los juveniles el tenis de ahora reside en el hecho de que no haya un solo jugador con menos de 20 años entre los 100 primeros de la ATP. Nadal tenía 16 años y diez meses cuando atravesó esa frontera, Robredo apenas 19 y Ferrer 20. Por ello quizás sea necesario valorar de especial manera a esta magnífica generación de tenistas.

Entre Nadal, Ferrer, Robredo y Verdasco acumulan casi los mismos torneos que la suma del resto de jugadores del Top10 -si excluimos a los españoles y a Federer. Especial mención merece Robredo, quien tras un 2010 algo recesivo, ha arrancado fulgurante este Open de Australia después de eliminar a Mardy Fish, decimosexto favorito del circuito.

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Y es que parece que a los españoles se les resiste abandonar la élite. Ferrer volvió la temporada pasada al Top10 después campear un año en torno al puesto 15. En 2011 ya ha ganado un torneo y en este Open de Australia, hasta el momento ha arrollado a sus dos rivales.

Verdasco es el que menos lleva de los cuatro entre los cien primero de la ATP, casi siete años. En este tiempo el madrileño acumula cinco títulos y aunque lleva unos meses sin obtener grandes resultados, se resiste a abandonar ese selecto club. Quizás el problema no sea el recambio generacional, sino el grandioso nivel de esta irrepetible camada de tenistas. Bendito problema.