Caperucita y el Lobo: "A ver si nos cambia el cuento"
Muchas de las personas que llenan el Palacio de Congresos de Madrid llevan meses preparándose para este día
Iñaki y Álvaro vienen de Burgos, son amigos desde hace once años. Trabajan en una fábrica neumáticos. Tienen un sueño: "Cambiar el cuento"(MARÍA CRESPO)
Novatos y veteranos llenan el Palacio de Congresos. Unos buscan su minuto de protagonismo, otros camuflan su resaca en los últimos asientos pero todos sueñan con lo mismo: convertirse en millonarios.
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Leo González está disfrazado de plátano de Canarias aunque él es de Badajoz. "Que el amarillo da mala suerte es un mito urbano, mi abuela ha comido plátanos toda la vida y tiene 98 años", desafía. Leo lleva "un tiempito" en paro, se dedicaba a vender máquinas de obra, "me pilló la crisis en el peor sitio, en el peor momento". Humor no le falta, para aguantar el calor del disfraz, y para pensar en positivo. "He creado una tele por Internet con mi mujer de vídeos divertidos, losgonzalez.tv" aunque reconoce: "si me toca gordo ni tele ni na'".
El "diseñador" Marcelo Budia es un veterano del sorteo, todos los años confecciona un traje que luce en la mañana de la Lotería de Navidad. Tres meses de trabajo, ocho horas al día dan su fruto: junto a sus dos amigos Fernando García y Rufino Huertas llevan seguramente los mejores disfraces del auditorio. ¿Se imaginan un traje de cuero bordo con lentejuelas y ceniceros con el escudo del Real Madrid? Sus dos compañeros de aventuras, llegados desde Leganés, tampoco se quedan atrás: Fernando va cubierto de pies a cabeza con tapas de refrescos anilladas y engarzadas con cintas de colores; Rufino, trabajador del metro de Madrid, lleva un traje de gladiador realizado con pesetas. A sus 53 años confiesa que todo empezó como un reto entre amigos hace diez años...
Belén Esteban también está representada en el Palacio de Congresos. El ínclito, que está como pez en el agua entre tanta cámara, ironiza con su calidad de "Belén de España": "Todo el mundo pregunta, todo el mundo me saca, pero a mí nadie me paga".
Caperucita y el Lobo, Iñaki y Álvaro, vienen desde hace ocho y cuatro años al sorteo de la Lotería de Navidad. Llegaron a noche a Madrid desde la fábrica de neumáticos donde trabajan en Burgos con un sueño en la maleta: "cambiar el cuento".
Desde San Bartolome de pinares vienen 5 amigas que se han preparado a conciencia para el gordo. Desde los pendientes a los zapatos están forrados de billetes "antiguos" de lotería de navidad. Camiseta, falda, zapatos, sombreros, chal y pendientes "tuneados" entre todas.
