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Las mujeres neandertales eran las garantes de la diversidad genética

Un estudio revela que la mujer neandertal abandonaba en la adolescencia su núcleo familiar

Las mujeres eran las garantes de la diversidad genética de los neandertales al integrarse en comunidades distintas a la familiar, según un estudio del CSIC que ha descifrado por primera vez el ADN de un elevado número de neandertales de un mismo grupo, con restos de 12 individuos de la cueva de El Sidrón.

Al cambiar de hogar iban creando una red de intercambio de mujeres que ayudaba a reducir la consanguineidad y garantizaba la diversidad de genes.

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Los individuos estudiados, descubiertos en 1994 en la cueva de El Sidrón, en Piloña (Asturias), incluyen ejemplares de ambos sexos y distintas edades. Todos ellos habrían fallecido simultáneamente y pertenecerían presumiblemente a una misma comunidad contemporánea de la especie Homo neandertalensis.

La investigación, publicada en el último número de la revista Proceedings, de la Academia Nacional de las Ciencias de EEUU, se ha realizado con el ADN mitoconcrial, que es el material genérico que se hereda de la madre, y aporta claves sobre la conducta reproductiva de los neandertales, unos individuos que vivían en grupos de baja diversidad genética.

En el marco del trabajo se han caracterizado genes individuales que pueden describir ciertas funciones fisiológicas de los neandertales, un logro que habría sido imposible resolver "desde el punto de vista puramente anatómico".

El análisis genético favorece el conocimiento de las condiciones de supervivencia bajo las cuales vivieron los neandertales y que, finalmente, dieron lugar a su extinción; por ejemplo, los parámetros de fertilidad y de mortalidad asociados a su desaparición.

La investigación ha confirmado que los restos analizados se corresponden con tres linajes genéticos diferentes en el caso de las tres hembras adultas (A, B y C); sin embargo, no existe más que un linaje entre los hombres adultos, que también son tres, según los resultados del estudio.

Se corrobora así la hipótesis de que sería la mujer la que en la niñez o la adolescencia abandonaría el núcleo familiar para integrarse en otra comunidad, una práctica habitual en el 70% de los grupos cazadores-recolectores modernos, conocida como patrilocalidad.

Según Rosas, esta red de intercambio de mujeres para reducir la consanguineidad dentro de una comunidad "se produciría de forma más o menos periódica, y puntual, entre los distintos grupos, en espacios comunes, como los momentos relacionados con la caza".

Se ha comprobado entre los individuos analizados que uno de ellos con linaje A y edad de entre 8/9 años descendería de una hembra adulta con ese mismo linaje, mientras que otra mujer de linaje C sería madre de dos individuos de igual linaje, con edades de entre 5 y 6 años, uno, y 2-3 años, el otro.

Ello evidenciaría no sólo que la muestra incluye a hermanos, padres, madres e hijos, sino también que los neandertales tendrían una descendencia media de un hijo cada tres años, coincidiendo asimismo con las costumbres de las sociedades modernas de cazadores-recolectores, ha explicado el primer firmante del artículo, el genetista del CSIC Carles Lalueza.

El sexo de los individuos ha sido establecido morfológicamente en función de sus atributos físicos, y un segundo análisis genético del cromosoma "Y" ha certificado la masculinidad de tres individuos adultos y dos adolescentes.

En el caso de las hembras, su sexo no puede ser confirmado al cien por cien, dado que la ausencia del cromosoma "Y" puede deberse al factor intrínseco de no poseerlo por el hecho de ser mujeres pero también a problemas de preservación de ese material cromosómico.

 
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