He descubierto el secreto de la felicidad. La felicidad sería que en estos días dejara de deseártela a todas horas todo el mundo. Que llega la Navidad y se ponen hechos unos empalagosos y unos pelmazos. Los grandes almacenes, los anuncios de televisión, y hasta los carteles del súper, todos con el sonsonete de la felicidad. Señor del súper, si yo no quiero que me haga usted feliz, yo lo que quiero es que me venda una coliflor o un paquetito de bacon. Y además, que lo sepa, estoy de villancicos, de la burra, el buey y los pastores, hasta el moño. Si es que hasta los bancos te mandan una felicitación deseándote felicidad. Están todo el año dándote disgustos y quieren arreglarlo ahora mandándote un crisma cursilón con un paisaje nevado. Bájame la hipoteca y verás qué feliz me haces, o no me embargues la casa y me hago feliz yo sólo, mamón. Podéis llamarme cínico si queréis, pero en esto de la felicidad, lo que no falla nunca, son los langostinos. Te alegran las navidades hasta puestos en el Belén o colgados de adorno en el abeto, aunque como mejor resultan es en la receta que os he preparado hoy. Unos pastelitos de langostino, sencillísimos de hacer y de los que te permiten chulearte delante de los invitados, que es otra de esas cosas que da felicidad. Cutrecilla, pero felicidad al fin y al cabo. Ingredientes: 1 sobre de puré de patatas instantáneo (yo lo hago en plan vagazo con unos vasitos de puré Brillante, que viene ya listo para calentar) 2 langostinos cocidos, mayonesa, 1 diente de ajo, perejil, sal. Preparación: ponemos el horno a precalentar a 200 grados. En un bol volcamos el contenido del vasito de puré, le añadimos perejil picado y un poco de sal, y con un tenedor lo aplastamos para que se mezcle todo bien. Hacemos una especie de pequeña tortillita con un poco de puré, ponemos una de las colas de langostino peladas encima, lo cubrimos con otra tortillita de puré, cerrándole los bordes como si fuera una croqueta aplastada. Cogemos un molde esos de papel de los que se usan para hacer magdalenas y ponemos nuestra bolita de langostino dentro. Por otro lado, en un mortero ponemos un poco de ajo picado, una gota de aceite (en este caso lo de «una gota» es literal) y una pizca de sal gruesa. Machacamos el ajo con el mortero y añadimos tres cucharadas de mayonesa, mezclándolo todo bien. Ponemos un pegote generoso de alioli sobre la bolita que tenemos preparada, un poquito de perejil y al horno. Cuando veamos que el alioli coge un poco de color, están listos. Un aperitivo que os va a sorprender.